N°3

Editorial

El octavo mandamiento de la ley de Moisés prohíbe mentir, y la ley penal castiga el falso testimonio con prisión de uno a cinco años.

Pero a pesar de la baja tolerancia de la humanidad hacia la mentira, numerosas investigaciones a lo largo de la historia han demostrado que la mayoría de las personas admiten haber mentido en alguna ocasión, e incluso muchos admiten hacerlo habitualmente.

Mentiritas blancas, mentiras piadosas,
profesionales de la mentira, mentiras honestas,
mentiras inintencionadas, mentiras intencionadas
promesas incumplidas?, falsedad, negación,
desmentida, equivocación, distorsión, delirio,
negación, rumor, chisme, autoengaño, chiste,
exageración, plagio, mentiras políticas, falacia,
embuste, patraña,
ficción, farsa,
chamuyo, Invento.
En boca del mentiroso lo cierto se hace dudoso?
Cuando la mentira es la verdad, todo el mundo es ….mentiroso?

Marcela Finos, integrante del comité editorial.

Comité Editorial
Patricia Rojo López
María Carina Magallan
Marcela Finos
Jorge Rodriguez

Relámpago N°3

«La Mentira » 

ÍNDICE

Audio Marina Recalde

Marina Recalde

Psicoanalista, miembro de la EOL y AMP.,Dir. ICdeBA

"Niños y adolecentes mentirosos"

Y es que hay mentiras que sientan tan bien
Que parecen verdades ocultas

(Concha Buika, “Miénteme bien”. Album “Niña de fuego”)

La invitación a escribir sobre “la mentira” me remite a mi experiencia del trabajo en la clínica hospitalaria con niños y adolescentes.

Este tipo de clínica, tiene la particularidad de que involucra el trabajo con los padres. Sucede, muy a menudo, que son ellos quienes se acercan y traen, como motivo de consulta, un síntoma que describen como propio del niño y/o adolescente. 

A partir de este síntoma que traen, se hace necesario un trabajo con los padres para poder rastrear las coordenadas del mismo en la dinámica familiar y qué lugar tiene el niño, a través de este síntoma, en la familia y en la pareja parental.

Por otra parte, queda por escuchar al niño y/o adolescente, qué tiene para decir y si es que esto que plantean los padres tiene que ver con él o no.

Pero hay algo que, muchas veces, se escucha como un común denominador, sobre todo del lado de las madres. Aparece, se repite y resuena como una queja, casi en tono acusatorio, de que los niños y adolescentes “nos mienten”. Quedando de este modo, el practicante del psicoanálisis, en un lugar donde oficiaría casi como un juez que debe velar porque el niño o adolescente jure decir la verdad y nada más que la verdad. Cabe entonces la pregunta: ¿Por qué las madres acusan a sus hijos de mentir? ¿Qué función cumpliría, frente a los padres, la mentira? ¿De qué se trata esta verdad que, demandan los padres, debe ser dicha?

Lacan en el seminario 6 “El deseo y su interpretación” cuando quiere diferenciar el enunciado de la enunciación, nos dice: Toda palabra, en la medida en que el sujeto está implicado en ella, es discurso del Otro. Precisamente por esa razón, de entrada, el niño no duda de que todos sus pensamientos sean conocidos. (pág. 89).

Luego, agrega que “En un momento dado el niño se percata de que esos adultos que, se presume, conocen todos sus pensamientos, hete aquí que no los conocen (…). Aquí aparece la estructura primitiva de lo que llamaremos ese trasfondo del proceso de la enunciación-paralelamente al enunciado” (pág.90).

También es necesario recordar la famosa frase de Lacan de que la verdad tiene estructura de ficción.

Entonces, ¿qué podemos extraer de estos párrafos en relación al tema que nos convoca?

Por un lado, esto nos habilita a pensar que, si en un determinado momento, el niño cae en la cuenta que sus pensamientos pueden no ser conocidos, entonces puede no decirlos, incluso mentir. Lo interesante de estas citas de Lacan, es que nos dice que ese momento sería la estructura primitiva del proceso de la enunciación. 

Entonces ¿Podríamos pensar que la mentira sería un modo de separación del Otro, para poner en juego algo de la propia enunciación?

Bibliografía::Lacan, J., (1958-1959). El Seminario, Libro 6: El deseo y su interpretación.  Bs. As.:  Paidós

Gimena Garibotti
Practicante del Psicoanálisis

"La casa de chocolate"

Si te portás bien
iremos 
a La casa de chocolate.
Paredes de alfajor
techos de vainillas
del que cuelgan 
lámparas de caramelo
¿Qué más? ¿Todo lo que quiera?
Pero yo me porto bien
mmm, te tenés que portar
siempre bien.
La casa no tenía una bruja
que fuera a hacerme al horno
pero era 
inalcanzable
me pasé la niñez
saboreando el chocolate
deseando juguetes de los caros
comiendo caramelo en cuchara
escalofríos dientes metal
queriendo tener una familia tipo
algodón de azúcar que se desintegra en la lengua
necesitando un padre sano
garrapiñada de maní
dulzor amargo de olla de cobre
me pasé la niñez.
Dulce de batata
serenito
leche condensada
azúcar en sangre 
la utopía
de la niñez
chocita de chocolate
propia
para inventarme
la felicidad.
Paz Herón Ruiz

Profesora de Lengua y Literatura

Mentira la mentira, mentira la verdad

Para estar en consonancia con el próximo congreso de la AMP “Todo el mundo
es loco” retomo algunas palabras de Miller en su curso homónimo a dicho
congreso. Dice JAM, pagina 123:

“Se me presenta otra contradicción/conciliación: por un lado el
significante al servicio de lo verdadero, donde se fundaba en mi infancia la
intolerancia hacia todo uso dañino o mentiroso del significante y, por el otro, la
práctica misma del significante, que alimenta el sentido de la combinatoria.
Esto es, se puede decir esto pero también aquello”.

Es decir, tenemos por un lado el significante al servicio de la verdad y, por el
otro, el significante-semblante. Ahora bien, ¿Por qué retomar estas palabras
de JAM para pensar algunas aristas sobre la mentira? Me gustaría entonces
hilar algunas cuestiones en relación al semblante, la mentira y lo real.

Prácticamente Miller, en todo su curso, trabaja las diferencias entre el real de
las neuro-ciencias y el real propio del psicoanálisis. Ubica este real propio,
siguiendo a Freud, en la sexualidad. ¿Qué quiere decir esto? Que la no
relación sexual es el real propio que la práctica del psicoanálisis produce.
Masticar la goma del lenguaje no hace otra cosa que ponernos de frente, una y
otro vez, con el agujero.

Ahora bien, es un “no hay” que instituye un “si hay goce fálico”. En este punto
vale preguntarse por el estatuto de este goce fálico en tanto es una verdad ya
que “si hay de eso”, pero a su vez una mentira respecto de lo real de la no
relación sexual. Todo lo que se diga produce sentido fálico, produce entonces
una verdad mentirosa de lo real. Y en este punto volvemos al inicio del trabajo:
¿no es esta verdad mentirosa otra forma de definir el significante-semblante?

En este punto recuerdo la pieza de Courteline “Un cliente serio” que toma Miller
en su curso: Barbemolle empieza siendo el abogado de Lagoupille, en medio
del juicio se lo nombra fiscal de la misma causa. Durante el mismo juicio afirma
lo contrario que había dicho como abogado a partir de los mismos hechos.

Pero esto no es más que un costado de la historia. No se trata solo de
denunciar que todo es semblante. El psicoanálisis tiene que encontrar la forma
de operar para que la interpretación no sea solo denuncia sino más bien una
puesta en forma del síntoma; en otras palabras, sintomatizar la no relación
sexual.

Si el síntoma como puto éxtimo de la falla inaugural del sujeto permite hacer
lazo social, o por lo menos el psicoanálisis busca eso, es porque se instaura
como una verdad mentirosa que hace del conjunto de acontecimientos y
contingencias, una vida más vivible.

Nicolás Katzer

Practicante del psicoanálisis

Responsable adjunto CID San Luis

Política Juventud

Mentir-se frente al vivir cotidiano…

El diccionario de la lengua español define la mentira como: cosa que se dice, sabiendo que no es verdad, con intención de que sea creída. Con «ser» se emplea en frases con que se desmiente algo que otro dice, pero estas frases son inconvenientes o groseras”

«Mentir: decir cosas que no son verdad, para engañar».

Al decir de Rich:

El mentiroso está asustado. Pero todos estamos asustados… ¿cuál es el miedo particular que posee al mentiroso? Teme que sus propias verdades no sean suficientemente buenas…el mentiroso le teme al vacío…El mentiroso tiene muchos amigos, y lleva una existencia de gran soledad. El mentiroso sufre a menudo de amnesia. La amnesia es el silencio del inconsciente. Mentir habitualmente, como modo de vida, es perder contacto con el inconsciente.” (Rich, 1975, p. 187-191)

Melina Rosales

Practicante del psicoanálisis

Mentiras Verdaderas

¿Qué nos pasa cuando nos mienten? ¿Y si mentimos? Esto me condujo a entender que no es lo mismo la mentira para todos. Así, soportamos mentiras que muchas veces nos sostienen, otras que nos hieren, otras que nos enfurecen, otras que nos son indiferentes, incluso algunas que nos divierten. Hay mentiras en todos lados. Infinitas canciones hablan de ella, el cine tiene su parte, la poesía otro tanto. 

Ahora bien, pensando en la práctica analítica, aparece un nuevo interrogante: ¿Qué pasa en el interior del consultorio? ¿El analizante, dice la verdad cuando habla? Eso que dice ¿se verifica en la realidad? ¿Es esto lo que le interesa al analista? Sabemos con el psicoanálisis que en el sujeto hay una dimensión que no tiene que ver con la pura voluntad consciente, que es el inconsciente, y aquí entra en juego el deseo, como lo más particular del sujeto ¿Se podría decir que es lo menos mentiroso? No sabemos de qué se trata  de antemano y no siempre tiene que ver con el bien del sujeto, de allí su complejidad. Lacan en su seminario 6 lo plantea de la siguiente forma: La experiencia original del deseo resulta contraria a la construcción de la realidad. La  búsqueda que la caracteriza posee un carácter ciego. En resumidas cuentas, el deseo se presenta como el tormento del hombre1. Y agrega más adelante: Es decir que la historia del deseo se organiza como un discurso que se desarrolla en lo insensato. Esto es el inconsciente2. Por lo tanto, una cosa es lo que se formula desde el yo como “quiero eso”, que muchas veces está atado a ciertos ideales, y otra es lo que responde al deseo del sujeto. ¿Esto tiene el estatuto de una mentira? Tal vez el lugar del analista allí consiste, no en cuestionar si el analizante dice la verdad  o no, sino en orientar para que algo del propio deseo emerja.

Entonces, ¿Cuál es la verdad que importa al psicoanálisis? Una respuesta podría armarse diciendo que la verdad que interesa es la del sujeto, la realidad del inconsciente, lo que construyó, lo que tomó del Otro, de todas las palabras que soltó y a partir de ello se constituyó. El analista, en su escucha, está atento a las diferentes maneras en las que se presentan las formaciones del inconsciente. Eso no miente. 

En tiempos donde lo que prevalece es el rechazo de lo inconsciente, el rechazo a la castración, donde las neurociencias y sus variantes toman la posta en esto, resulta interesante pensar que, si nos dejamos tomar por el ideal de la cura, ¿no estaríamos mintiéndole a nuestros pacientes? Como psicoanalistas de la orientación lacaniana, sabemos del deseo, de la pulsión, del goce, de lo real. Sabemos que hay un resto incurable.

Quizás la gran apuesta sea, en los tiempos que corren, donde hay una especie de reducción de la función de la palabra y parece que soy lo que digo, algo que implica un lenguaje sin paradojas, no dejarnos engañar y seguir apostando a ubicar algo de lo real del sujeto, lo más verdadero, lo que no miente. En relación a esto, me parece oportuno recordar que Lacan, cuando plantea la angustia como señal de lo real, la formula diciendo que de todas las señales, es la que no engaña3.

Referencias bibliográficas

  1. Lacan, J., (1958-1959). El Seminario, Libro 6: El deseo y su interpretación.  Bs. As.: Paidós, p. 397.
  2. ibíd., p. 398.

Lacan, J., (1962-1963). El Seminario, Libro 10: La angustia.  Bs. As.: Paidós, p. 174.

Jésica Temperini

Practicante de psicoanálisis

Así no es como sucedió

“El hombre siempre ha preferido

 la mentira 

antes que enfrentar la realidad.”

J.L.Borges

El punto de partida de este breve comentario es sobre la mini serie “The Playlist”. A partir de ésta, se subraya el detalle de cómo es contado el relato, como así también se cita el recorte de dos instantes de la serie en  frases.

Daniel Ek es un empresario tecnológico con una idea revolucionaria: Spotify, una plataforma de música gratis en streaming que puede ser la solución a la crisis que está viviendo la industria discográfica. Daniel Ek afirma que: “Nadie debería tener poder sobre la música”, y ello será el punta pie para el avance tecnológico dispuesto a desarrollar.

A medida que avanza la serie, Bobbi  su amiga de la adolescencia, una cantante que realiza show en bares -siendo su única entrada económica- es el personaje  que  señala la cara más amarga del éxito de Spotify:

” ¿Hasta qué punto es verdad que ese gran avance es para los músicos?».

A partir de estos recortes expuestos, varios interrogantes a conversar:

Por un lado ¿de qué están hecho estos relatos?

Cada personaje narra lo que sucedió, lo cual señala que hasta lo más verdadero presenta estructura de ficción. Por lo tanto: lo que cada uno cuenta ¿es mentira o es una verdad en singular ?

En otras palabras, somos espectadores de una narración contada como si fuese una banda de moevius, es decir, no orientable. Por lo tanto, asistimos a una historia hecha de verdades y de mentiras. Estos opuestos se van presentando como una continuidad respecto a una verdad absoluta que no puede decirse toda, ya que ello es imposible.

Un nuevo interrogante respecto » The playlist»¿Distintas mentiras verdaderas o verdades mentirosas?


 The Playlist o La Lista de Reproducción en español, es una miniserie (docu-drama) inspirada en el libro Spotify Untold escrito por Sven Carlsson y Jonas Leijonhufvud y creada para Netflix. Dirigida por Per-Olav Sørensen, la serie cuenta una historia «ficticia» del nacimiento de la compañía sueca de música en streaming Spotify, así como sus primeros retos.La Lista de Reproducción se estrenó en Netflix el 13 de octubre de 2022.

Patricia Rojo

Practicante del psicoanálisis