Ecos de la Clase General 22/08/2025
Apuntar al deseo, cortar el sentido, tocar el cuerpo
La interpretación en psicoanálisis
Paula Vallejo presenta la apertura de la clase a partir de tres modos de orientar la lectura de lo que dice el analizante y por ende, de orientar la cura; con la idea de aproximarnos al concepto de acto analítico. Dicha transmisión fue sostenida a partir de los textos del Módulo 5: Dirección de la Cura – Acto analítico, citados en el programa del SCP 2025. A continuación se presenta una breve reseña de los mismos a partir del registro que fue tomado a lo largo de esta agalmática clase.
Apuntar al deseo…
La docente comienza su clase trayendo una perla del maestro Freud quien en “Sobre el psicoanálisis silvestre”, presenta ya la preocupación acerca del análisis silvestre como una de las razones que da respecto de la necesidad de fundar una Asociación Psicoanalítica que de alguna manera preserve la causa analítica. En ese texto la indicación es que no se trata solo de saber, hay algo más; ya que la clínica es una clínica bajo transferencia, por lo tanto el analista no puede descuidar la cuerda de la transferencia para interpretar, ya que la transferencia es el corazón de la práctica, y su manejo, es decisivo para la dirección de la cura. En consonancia se presentó una clave de lectura para abordar los textos acerca de la Escuela, como El banquete de los analistas, para introducir la relación del analista con la Escuela, y señalar que el analista no está solo en su práctica, está también la Escuela.
En el apartado II de “La dirección de la cura…”,“¿A qué silencio debe obligarse ahora el analista para sacar por encima de ese pantano el dedo levantado del San Juan de Leonardo, para que la interpretación recobre el horizonte deshabitado del ser donde debe desplegarse su virtud alusiva? Precisa la interpretación como alusiva, breve, y que debe apuntar a la nada, poder abrir el horizonte del deseo, que se liga a la carencia de ser. Lacan no tenía aún el concepto de objeto a, pero subrayaba “el horizonte deshabitado del ser”, que podríamos hacer equivaler al vacío del objeto, como el lugar adonde se apunta.
Respecto al texto de Gueguén, “La interpretación lacaniana”, la docente señaló que allí la referencia apunta al silencio que opera como caja de resonancia de las palabras del analizante.
A partir de la conceptualización del objeto a, Lacan desplazará la práctica analítica misma de la verdad al goce. Es este movimiento el que la docente precisó, movimiento que va de la interpretación al acto analítico, el valor de acto de una interpretación.
Cortar el sentido…
En su curso “La fuga del sentido”, Miller señala que ya Freud se topó con la impotencia de la verdad respecto del goce para producir, a través de la interpretación, una mutación en el sufrimiento. Aquí extrae las consecuencias, no solo de la disyunción entre saber y verdad sino entre la pareja saber/verdad de un lado y el goce del otro lado.
En “La interpretación al revés”, la pregunta que está en juego es qué efectos puede lograr la interpretación, que es la herramienta con la que operamos en el análisis, para producir una modificación en el sufrimiento del analizante. ¿Qué puede cambiar la palabra sobre el modo de goce de un sujeto?
Lo novedoso de dicha intervención fue que subvirtió la idea de que en un análisis quien interpreta es el analista: “La interpretación es primordialmente la del inconsciente, es el inconsciente quien interpreta. La interpretación analítica viene en segundo lugar y se funda en la interpretación del inconsciente. (…) el analista sólo hace pasar la interpretación desde el estado salvaje en el que está en el inconsciente, a un estado razonado”.
Reconducir al analizante a la opacidad de su goce no es descifrar nada, sino hacerlo cargo de su relación singular con lalengua y del goce que ello comporta para él por la separación entre S1 y S2, que se escribe en el piso de abajo del discurso analítico (S2//S1). Es esta la interpretación propiamente analítica. Donde la interpretación desfallece frente al goce, porque no se trata de relanzar nada, es la dimensión del acto la que puede orientarnos en relación al inconsciente real. El acto tiene que ver con el deseo del analista, no es un acto de razonamiento sino de resonancia.
Cuando Miller plantea que la práctica lacaniana de la interpretación es post interpretativa, lo hace para subrayar que la interpretación que nosotros practicamos funciona al revés del inconsciente, no para nutrirlo sino para agotarlo.
A partir del seminario sobre “El acto analítico”, Lacan introduce una torsión decisiva al desplazar la interpretación concebida como una operación de desciframiento hacia el acto, concebido como una operación lógica y ética. Señala allí que por sí sola la interpretación no garantiza una mutación subjetiva estructural. Es el acto el que introduce una discontinuidad en la cadena significante, una ruptura que toca el ser y produce efecto sujeto que no se reduce al sentido. No toda interpretación es un acto.
El primer acto del analista es autorizar la experiencia que abre al analizante a la transferencia, a la asociación libre, a la dimensión ficcional del sujeto supuesto saber, y con ello al desciframiento del inconsciente. Es un acto que se efectúa en el instante de ver (y no en el tiempo de comprender), ya que si se deja avanzar la sucesión de los tiempos lógicos, se pierde la ocasión. El acto psicoanalítico se orienta por la ética de las consecuencias.
Tocar el cuerpo…
“La interpretación acontecimiento”, de Eric Laurent, implica una función poética, que implica sus efectos de resonancia y su perspectiva moterialista, que liga sonido y sentido preservando un vacío. La problemática de la interpretación a-semántica introduce una dimensión híbrida entre el significante y la letra: “La interpretación -dice Laurent- deviene entonces acontecimiento del decir, que puede elevarse a la dignidad del síntoma”. Quiere decir que tanto síntoma como interpretación provendrían de un decir que hace acontecimiento.
Laurent señala que el significante nuevo viene a inscribirse sobre una superficie en la cual ningún fulgor de sentido se inscribe. Resta el trazo puro de un fuera de sentido que ha terminado por disminuir los falsos reflejos de la creencia en el síntoma. Estamos aquí al final del análisis, cuando el analizante puede hacer uso de su síntoma, porque ya no espera nada del orden de la creencia inconsciente.
Agradecemos la calidez, como así también la capacidad de mantener viva la causa, en el estilo que caracteriza a Paula en cada oportunidad a la hora de transmitir el psicoanálisis.
Patricia Rojo López
CID San Luis – IOM3
