CONVERSACIONES SOBRE POLÍTICA LACANIANA
CID SAN LUIS
Coordinación: Norma Sierra (AP de la EOL y AMP – CID San Luis)
PRIMERA CONVERSACIÓN 2020
LÓGICAS COLECTIVAS. Comentarios sobre el texto: Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela
1.-Antecedentes y consideraciones para una aproximación a la Proposición. Gustavo Moreno AP de la EOL y AMP – CID Mendoza – Miembro de ACEP
2.-Hacer con, o no sin. Florencia Quiroga Delegación Catamarca
3.-Lógicas colectivas. La institución. Laura Pizzuto. CID San Luis
SEGUNDA CONVERSACIÓN 2021
DISPOSITIVOS DE FORMACIÓN Y ENSEÑANZA DEL PSICOANÁLISIS. Comentarios a partir de dos textos de J.-A. Miller: El prólogo de Guitrancourt y Cinco variaciones sobre el tema de la “elaboración provocada”
1.- La práctica analítica en el Campo Freudiano. Seminario Clínico y Cartel como dispositivos de enseñanza. Mariela García Mut. AP de EOL-AMP. CID San Juan.
2.-Enseñanza y formación en banda de Moebius. Cecilia Gómez. Responsable local de la Delegación La Rioja
3.-Enseñanza, ¿un estilo?. Estela Amaya. CID San Luis
Introducción
Una suerte de aire fresco
Haydee Susana Beneitez (AP de la EOL y AMP – CID Mendoza – Miembro de ACEP)
El Cid San Luis me invitó a escribir una reflexión sobre los dos encuentros sobre POLITICA LACANIANA, las cuales me parecieron una apuesta seria, regional, que interrogaba el lugar no solo del análisis sino también la formación del analista en consonancia con las noches de la Escuela.
Se delinearon dos ideas que acompañan estos recorridos, una el deseo del analista en el primer encuentro y la otra el deseo del enseñante en el segundo, sosteniendo la pregunta sobre los efectos de formación. Ambos deseos son diferentes y no tienen que ver con la intencionalidad, ni con ninguna teoría del conocimiento. En ambos casos lo que justifica su existencia en el Psicoanálisis según Lacan es la Escuela, el Pase y el Cartel, trípode lacaniano como dice Aníbal Leserre, que orientará nuestra praxis.
Esos tres dispositivos aseguran un tratamiento de lo real que siempre concurre a nuestro encuentro como goce sintomático ya sea en el análisis, en el control y en la formación, famoso trípode freudiano que se activa permanentemente en la dirección de la cura, pero también en las lógicas colectivas, significante que circuló en los encuentros y que ponen a prueba nuestra convivencia para trabajar desde la diferencia. Por eso agradezco el pedido de esta pequeña intervención que pandemia de por medio posibilitó estar con ustedes poniendo en acto el lazo que envuelve la región. Gracias
Primera Conversación 2020
LÓGICAS COLECTIVAS
Comentarios sobre el texto: Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela
Presentación y coordinación: Norma Sierra
AP de la EOL y AMP – CID San Luis
«… hay un real en juego en la formación misma del psicoanalista» es la cita de Lacan de la Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela, con la que inicia el argumento de esta convocatoria.
Lacan insistió a lo largo de su enseñanza con el interrogante acerca de ¿qué es un analista? cuya respuesta solo puede encontrarse en el uno por uno, en la singularidad de cada analista y no en un saber universal, estandarizado. La pregunta de la que partimos es qué lugar tiene ese real en las comunidades analíticas.
Al fundar su Escuela, Lacan propone una solución al problema concerniente al tratamiento que la Sociedad psicoanalítica da a ese real de la formación del analista. Sociedades que se fundan en su desconocimiento, incluso en su negación sistemática, nos dice Lacan en la Proposición del 9 de octubre.
La Escuela propuesta por Lacan, es otro modo de hacer con ese real. La Escuela se esfuerza en disipar el empalme en el que «el psicoanalizante pasa a psicoanalista» con el dispositivo del pase, constituyéndose como una experiencia que pone en su centro ese real, el no saber qué es un analista.
También en Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela dice: «No estoy más lejos que ustedes en esta obra que no puede ser realizada a solas, puesto que el psicoanálisis constituye su acceso.»
Hay lógicas colectivas en las que se fundan problemas, también soluciones, modos de tratar y hacer en torno a ese real. En el Acto de fundación Lacan sostiene: “Fundo -tan solo como siempre lo estuve en mi relación con la causa psicoanalítica- la Escuela Francesa de Psicoanálisis…”. Pero si funda una Escuela es porque la relación que Lacan tenía con la causa analítica no era sin los otros. Y de ahí en más, nos legó una política para el psicoanálisis, para sus instituciones, que aún debemos seguir estudiando, dilucidando, interrogando su actualidad, seguir conversando sobre cómo podemos servirnos de esta enseñanza de política lacaniana para nuestra formación como practicantes del psicoanálisis y nuestro hacer en la comunidad analítica.
El interés y punto de partida de esta conversación sobre política lacaniana es trabajar en torno al tema de las lógicas colectivas, para lo cual invitamos a tres participantes de la región: Gustavo Moreno, del CID Mendoza, AP de la EOL y AMP; Florencia Quiroga, de la Delegación Catamarca, y Laura Pizzuto, del CID San Luis.
Antecedentes y consideraciones para una aproximación a la Proposición
Gustavo Moreno AP de la EOL y AMP – CID Mendoza – Miembro de ACEP
Cuando se nos convocó a la conversación, y al volver a la Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela me reencontré con la recomendación inicial de Lacan de leer el texto sobre el fondo del artículo “Situación del psicoanálisis y formación del psicoanalista en 1956”. Propongo ampliar la serie incluyendo el “Acto de Fundación” de la Escuela Francesa de Psicoanálisis del del 21 de junio de 1964, para marcar tres momentos:
1° En 1956 sistematiza, en un texto magistral, todas las críticas que venía realizando al funcionamiento de la IPA, ubica allí claramente la insuficiencia de la respuesta institucional que diera Freud en su intento de garantizar la permanencia del psicoanálisis en el mundo.
2° Luego de lo que llamara “su excomunión” en 1964, Funda la Escuela francesa de Psicoanálisis, es decir elabora una primera forma de respuesta, que le resulta evidentemente inconclusa.
3° En 1967, con el texto que nos convoca, completa su propuesta.
En 1956 Lacan dice: “…daremos el nombre de “suficiencia” al grado, al grado único de jerarquía psicoanalítica (…) La suficiencia pues está en si misma más allá de toda prueba. No tiene que ser suficiente para nada, puesto que se basta. (…) Para transmitirse, a falta de disponer de la ley de la sangre que implica la generación, ni siquiera de la adopción que supone la alianza, le queda la vía de la reproducción imaginaria por un modo facsímil análogo a la impresión, permite si puede decirse, su tirada en cierto número de ejemplares, en los que el único se pluraliza” (Lacan 1956, p.457) Está implicada una transmisión del psicoanálisis que se reduce y sostiene en un grado único, y deriva en lo que llamaba, desde antes, una ética de la “minorización perpetuada”(Lacan 1953,p. 228). Esto se sostiene en una concepción del fin de análisis como identificación al analista y concluye en un lazo en la comunidad analítica al estilo de la masa religiosa. (Arenas, 2015, p.44) Las consecuencias resultan nefastas también sobre la enseñanza del psicoanálisis, ya que en sí se constituye en una operación de repetición automática de un saber petrificado que deja a la comunidad analítica en silencio, produciendo un aplastamiento de la circulación de la palabra, es decir que propiciaba una modalidad de formación sin que resulte necesario tomar la palabra en nombre propio Lacan lo llamará una “política de silencio tenaz” (Lacan, 1956, p. 463). Podríamos puntuar esta lógica colectiva como carente de un uso de la enunciación.
En el inicio del escrito Lacan define “irónicamente”, a un psicoanálisis como “el tratamiento que se espera de un psicoanalista”, pero no se demora en aclarar que “es el primero el que decide la calidad del segundo” (Lacan, 1956, p. 442) Esto constituye una definición a la inversa de lo planteado como “reproducción imaginaria” de la suficiencia. Parafraseando: “la calidad de un psicoanálisis se decide por la suficiencia del analista al que uno se identifica en el final” Lacan propone invertir esa fórmula, así once años antes de la “Proposición” ya anunciaba la necesidad de resolver el problema de la producción del psicoanalista a partir de la demostración de lo que constituyó un psicoanálisis llevado hasta el final por una vía otra que la identificación.
En el 1964 dirá “para la ejecución del trabajo (el trabajo necesario para la transmisión del psicoanálisis), adoptaremos el principio de una elaboración sostenida en un pequeño grupo.” (Lacan, 1964, p. 247)
Va a plantear el Cartel como órgano base de la Escuela, y va a darle ciertas características específicas. Entre otras, los participantes se agrupan sin principio institucional rector, eligen sobre la base de la transferencia de trabajo a un Mas Uno, quien no se añade al cartel más que descompletándolo, cada uno de los miembros deberá recortar un rasgo propio y singular de trabajo, esto debe dar como resultado un producto escrito. El cartel tiene un tiempo de funcionamiento y un destino de disolución.
¿Por qué el cartel es para Lacan congruente con el trabajo de la Escuela, tanto en su más íntima como en su más alta exigencia?
El cartel, tal como se plantea en el «Acto de fundación», es una máquina de guerra contra el didacta y su pandilla -según la expresión usada por Lacan, agregando que: «Esto no implica, en modo alguno, una jerarquía cabeza abajo». Por lo contrario, Miller dirá al respecto “Hay que reconocer allí una denegación. Es, al menos, poner al didacta patas para arriba. No es una jerarquía puesta al revés, sino más bien una organización circular, ésta está marcada desde el ángulo de una cierta igualdad. En el sistema de los carteles, nadie es mejor que el otro. La ideología del cartel tiene un costadito nivelador.” (Miller, 1994)
Podríamos decir que la solución aportada por Lacan no rompe con la lógica de conjunto cerrado, se horizontaliza la relación al saber ya que se desarma el programa único y estructurado de formación. Además, la solución aportada modera la estructura vertical y el ordenamiento de estilo generacional, pero no gesta aún un mecanismo institucional que articule el final del análisis y perturbe el régimen problemático de una lógica colectiva a partir del grado único.
Tres años después, en 1967, Lacan formula la “Proposición”, en la que aporta una versión de resolución al problema del final del análisis, distinta del final por identificación al analista, y aporta para la institución un dispositivo para la comprobación de dicho final. Por último, inventa un grado “Analista de la Escuela”, para quienes atraviesen dicha experiencia, que quedaría por fuera de las jerarquías o semblantes de saber. Con esto pretende romper la relación entre jerarquía y grado.
La propuesta no fue inocua, no todos los analistas de “trayectoria” o de “mayor de experiencia” toleraron esta subversión. “Es inútil entonces que alguien, por creerse en ello líder, nos aturda con los derechos adquiridos de su “escucha”, con las virtudes de su “control” y de su afición por la clínica, o que se dé aires de quien es un poco más ducho que cualquiera de los de su clase” (Lacan, 1968, p. 279)
La proposición constituye un texto que aporta nuevas propuestas que reconfiguran la modalidad del lazo entre los analistas de la Escuela, modificando la regla del grado único (AP, AME, AE). Por otra parte, si antes, ya había un deslizamiento en el mecanismo para la transmisión epistémica que va del programa de formación al trabajo en dispositivo del cartel, con el testimonio del pase se introduce en el centro de la transmisión una propuesta paradojal, una instancia basada en la experiencia de intentar hacer pasar, por parte del AE, lo singular del saber extraído de su experiencia de análisis, hasta el punto de nominación de lo indecible con el que se produjo el atravesamiento que precipitó el final.
Lejos de constituirse en una respuesta a ¿Qué es un psicoanalista?, en todo caso esto constituye la demostración de poder concluir a posteriori, que allí hubo un practicante del psicoanálisis que desde ese operador nombrado como “deseo del analista” intervino del modo oportuno como para que ese análisis pudiese concluir.
La propuesta de Lacan no solo constituye el intento de edificar los mecanismos institucionales más propicios para garantizar la producción del analista, sino que, y, esencialmente, intenta introducir una lógica colectiva para la comunidad analítica que trate ese real siempre en juego en lo grupal, en ello está siempre implicada la relación ineludible entre identificación y segregación.
El esfuerzo de invención de una vía otra que la identificación, como fundamento de la acción y el punto conclusivo del análisis, constituye una invariable en la obra de Lacan.
Si recordamos su definición del analista como “aquel que se autoriza de sí mismo” (Lacan 1967, p. 261), con el necesario complemento “y de algunos otros” (Lacan, 1974), se funda una articulación insoslayable, en la condición de existencia del Psicoanálisis, entre el analista, el acto que lo determina como tal, la comunidad analítica y el dispositivo del pase.
Ahora bien, es el mismo Lacan, el que afirma que «Es seguro que los seres humanos se identifican con un grupo. Cuando no lo hacen están jodidos, están para encerrar.” Agregando, para los analistas, que con eso no aclara con qué punto del grupo tienen que identificarse (Lacan 1975, p. 55) Vemos como la comunidad analítica no debería constituirse en el lugar de identificación con el grupo, pero tampoco podemos eludir que no habría lazo sin ello.
Miller plantea que Lacan, en la fundación de la EFP, avanza, en la soledad de un sujeto en relación de la causa a defender y promover, no proponiéndose como Ideal, pero tampoco anulándolo. Interpreta que invita a alcanzar el Ideal en la Escuela, ya que sin Ideal no habría comunidad analítica, pero que lo hace reenviando a cada uno a su propia soledad de sujeto. Propone la interpretación de la vida colectiva de la comunidad analítica como forma de dislocar la relación al S1 en tanto Ideal colectivo y de reenviar a cada uno a su soledad. (Miller, 2003)
Comparto, finalmente, a partir de lo desarrollado, y pensando en la comunidad de trabajo que constituye nuestra región tres propuestas:
-No claudicar en el mantenimiento de la tensión entre la relación al Ideal y la “soledad subjetiva” desde donde se sostiene nuestro acto
-Transitar lo colectivo sin disolver el contrapunto entre la identificación y lo traumático, nombro como traumático lo ajeno que en lo grupal también se juega
-Por último: Incluirse en lo regional desde la posición de analizantes, es decir concernidos por la propia y singular experiencia del inconsciente; apuntando más a una ética de la enunciación que emerge de la misma que al silencio o la toma de la palabra desde la impostura hija de los enredos con la verdad y el saber.
Bibliografía
Arenas, G. (2015). Sobre la Tumba de Freud, Grama, Bs. As.
Lacan, J., (1975). “Función y Campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis” (1953), Escritos 1, “Prefacio”, Siglo XXI, Buenos Aires.
Lacan, J., (1975). “Situación del psicoanálisis y formación del psicoanalista en 1956” (1956), Escritos 1, Siglo XXI, Buenos Aires.
Lacan, J. (1975). “El Psicoanálisis y su enseñanza” (1957), Escritos 1, Siglo XXI, Buenos Aires.
Lacan, J. “Discurso en la Escuela Freudiana de Paris” 1/10/68, Otros Escritos. Paidós, Buenos Aires, p.279.
Lacan, J. (). “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela”, Otros Escritos. Paidós, Buenos Aires.
Lacan, J. (1964). “Acto de Fundación”, Otros Escritos. Paidós, Buenos Aires.
Lacan, J. Seminario 21 “Los no incautos yerran”, Inédito clase del 9/4/74
Lacan, Jacques. Seminario R.S.I. (1975), en Ornicar Nº 5, París 1976, p. 55.
Miller, J.-A. “El Cartel en el mundo” Intervención en las jornadas de carteles de ECF 8/10/1994
Miller, J.-A. “Teoría de Turín acerca del sujeto de la Escuela” “¿Qué política para el psicoanálisis?”. Colección Orientación Lacaniana, Buenos Aires, 2003.
Hacer con, o no sin. Florencia Quiroga. Delegación Catamarca
“el porvenir del psicoanálisis depende de lo que ocurra con ese real.” (Lacan, 1975)
Siguiendo a Miller en El Banquete de los analistas, el escrito que degustaremos hoy corresponde a una propuesta de Lacan luego de fundar la Escuela, hay dos tiempos, “tiempo uno es la Escuela con sus trabajadores y el tiempo dos consiste en definir al psicoanalista adecuado para esta escuela de trabajadores”.
La primera pregunta que me vino ¿Cuál podría ser la actualidad de este escrito? Y encontré una aproximación leyendo Lo real y el grupo de Eric Laurent, allí dice a propósito de un escrito de lacan “La psiquiatría inglesa y la guerra”, texto que toma para pensar los pequeños grupos a partir de una experiencia en pos de una tarea con otros que, “hay textos cuyo contexto de enunciación determina las claves de lectura frente a importantes obstáculos”. Me pareció que esta indicación venia muy bien para La proposición, su actualidad y esta conversación a partir de situar lo problemático mismo de la cualidad analista, Miller incluso la lleva al extremo, “la escuela en sus dos tiempos está pensada para complicar y hacer que se trabaje sobre esa definición” (Lacan, 1967, p. 222).
Luego una pregunta en relación a: ¿relación moebiana instituto – escuela?, para pensar este texto, pero en un sentido amplio quizás el que se refiere a la lógica colectiva en las comunidades analíticas también por supuesto pensada para problematizar y hacer trabajar la formación del practicante en el instituto y su porvenir.
Fragmentos elegidos
“Hay un real en juego en la formación misma del psicoanalista” (Lacan, 1967, p. 263) es la frase que ciñe el hilo por donde me interesa el asunto. Lacan, habla de la apuesta que hicieron algunos refiriéndose a los que lo siguieron, “valga hasta el punto de serles esencial, y es mi enseñanza” (Lacan, 1967, p. 263). A continuación, habla del efecto que ensombrece la práctica, propone “El remediarlo entre nosotros debe hacerse a partir de la constatación del defecto que yo he señalado, lejos de pensar en ponerle un velo. Pero es para captar en ese defecto la articulación que falta”. “Es por el rodeo de su hiancia como puede ser puesto en acción, y lo es cada vez que se encuentra un modo de usarlo.” (Lacan, 1967, p. 264)
Elegí este párrafo por varios puntos, me ayudare en el argumento por el encuentro en cuatro más Uno de unas palabras de Miller cuando crea el ICDEBA que son tomadas por Gorostiza en el escrito La invención Colectiva: “empezare hablando de una singularidad, la de la búsqueda de Lacan, bajo la forma del Seminario, que era su aparato de enseñanza, no ha tenido otro hasta que tuvo su escuela, pero nunca lo descarto como aparato”. “hay que decir que el Seminario de Lacan (…) ha sido un semillero de psicoanalistas, un lugar de formación al psicoanálisis, a las formaciones del inconsciente. El Seminario, no era una técnica, era otra cosa, el discurso de alguien que se agitaba alrededor del inconsciente. Alguien que manifestaba que el psicoanálisis era a la vez su práctica y su dificultad, su preocupación. Lograba transmitir el psicoanálisis como disciplina a la vez reinventándola a su manera.” Leo aquí su modo de arreglárselas con su real, el rodeo de la hiancia puesta en acto, embrollos y desembrollos en su decir que al modo del enigma se convierten en enunciados donde uno sabe que hay algo allí, aunque no sepa qué.
Primero su enseñanza desde el lugar de analizante, luego la escuela para pensar el modo de agruparse proponiendo el pase como un dispositivo del analista que se autoriza de si y de algunos Otros. Analista-analizante-practicante, allí podría introducir ese punto de empalme entre instituto-escuela. ¿Podría el cartel hacer existir la forma escuela? puerta de entrada, órgano mínimo para pensar la lógica colectiva. Realizaré esta parte con la compañía de Mauricio Tarrab en Las huellas del síntoma: Apuntes de lógica Colectiva: “Vayan. Júntese varios, péguense los unos a los otros para hacer algo, y disuélvanse después para hacer otra cosa. Se trata de escapar al efecto de grupo que denuncio”. (…) El punto de partida de Lacan para situar la lógica colectiva es su escrito El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada” (p. 134). Es decir, prisioneros como somos la salida se encuentra, no sin los otros. Es este texto refiere el autor, junto a otros donde Lacan presenta lo que llamo “análisis formales iniciales de lógica colectiva. Son los puntos de partida de un sesgo de su enseñanza, que toma en cuenta la comunidad analítica, a la forma de organizarse, pero también a su posición en la ciudad (…) El lazo colectivo situado estructuralmente a nivel del ideal que satura la falta, puede encontrar su variante en una lógica colectiva que se sitúa respecto de la falta en el Otro, agujero de saber”. Tanto el cartel como el pase son los lugares de máxima heterogeneidad y también los puntos dónde el cálculo colectivo apuesta contra lo ineliminable. Claro que por eso mismo no resulta sencillo de sostener ese tipo de trabajo. (Tarrab, p. 135).
¿No sería eso un modo de proceder, habitar sosteniendo una política de orientación lacaniana? Deseo de saber no anónimo, más una pizca de cesión de goce a favor del lazo social que allí se funda. Un paso más e interesante nos aproxima Tarrab ¿Podría uno andar sin identificaciones? trae una cita del seminario RSI y su respuesta que es la propuesta, hagan su experiencia y respondan sus preguntas a riego propio. “(..) es seguro que los seres humanos se identifican a un grupo, cuando no se identifican están chiflados, están para encerrar. Pero no digo por eso a que punto del grupo tienen que identificarse” Esa es parte de la cita, la respuesta va por la vía de lo real del grupo, “en el punto, donde como los otros, no estoy sino en el esfuerzo por subjetivar ese real. El punto en que prisioneros como somos, reconocemos esa condición” (Tarrab, p. 136). Creo que desde este lugar se puede pensar la transferencia de trabajo, si lo real insiste y hacemos algún tratamiento de eso, lo disgregativo tendrá lugar y abra una chance. En términos de Juan Carlos Indart (2020) “Un lado vinculado al no-todo debería abrirnos un aire”.
Bibliografía:
Lacan, J. (1975). La tercera. Pag 31
Lacan, J. (1967). La proposición del 9 de octubre de 1967. Otros escritos. Pág. 222
Tarrab, M. (2005) En las huellas del síntoma. Grama Pag 134
Indart, J.C. (2020). Coloquio Extraordinario.
Lógicas colectivas. La institución. Laura Pizzuto. CID San Luis
A principios del siglo XX y habiendo publicado La Interpretación de los sueños Freud no encontraba la repercusión y aceptación de su doctrina en el círculo científico y cultural de la época. Señala que sus escritos no eran reseñados en las publicaciones especializadas o si lo hacían era una excepción pronto descartada con un irónico o compasivo ademan de superioridad.
En Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico dice Freud: “Desde 1902, se agruparon en derredor de mí, cierto número de médicos jóvenes con el propósito expreso de aprender, ejercer y difundir el psicoanálisis. La iniciativa partió de un colega que había experimentado en su persona el saludable efecto de la terapia analítica.”
Surgía la Sociedad psicológica de los miércoles compuesta por cuatro jóvenes médicos vieneses y Freud. Se reunían en la sala de espera de su consultorio, comenzaban a las 9 de la noche con la presentación de los trabajos y todos de acuerdo al orden establecido por el sorteo que se realizaba previamente, participaban en la discusión. Freud era el único que podía intervenir en cualquier momento y cerraba la reunión. De un modo casi ritual disertaban sobre los textos de Freud y sus propios casos, compartían la experiencia del inconsciente y los efectos del psicoanálisis.
Años más tarde este grupo será disuelto por Freud dando paso a la sociedad psicoanalítica de Viena, junto a los grupos surgidos en Berlín y Zurich que luego integraran la IPA. El psicoanálisis se institucionaliza como decía Freud (en derredor de mí) es decir en la lógica del nombre del padre.
La Escuela
Lacan en el Acto de fundación dice: “Fundo- tan solo como siempre he estado en mi relación con la causa analítica- la escuela francesa de psicoanálisis”
Miller con respecto a esto se pregunta “Cómo procede Lacan en tanto fundador de una formación colectiva?” Dice “Avanza y se presenta no como un sujeto que se propone el mismo como Ideal sino como un sujeto que está en relación con un Ideal… no es una anulación de la función del Ideal…Lacan reenvía a cada uno a su propia soledad de sujeto, a la relación que cada uno mantiene con el significante amo del Ideal bajo el que se sitúa”. El discurso que resulta desde esta posición no se basa en la sugestión y logra efectos de disociación que busca evitar los fenómenos de masa. Asimismo, Lacan pone en marcha el dispositivo del Cartel un lazo social que permite la producción de un saber de cada uno con los otros y enuncia que “la enseñanza solo puede transmitirse de un sujeto a otro por las vías de una transferencia de trabajo”.
En 1967 Lacan propone en la escuela el dispositivo del pase que implica que hay un final de análisis rompiendo con la teoría freudiana de análisis terminable e interminable. El final del análisis es el paso del psicoanalizante a psicoanalista quien transmitirá en el dispositivo del Pase la experiencia de un análisis llevado hasta el final. dice Lacan: “El AE o analista de la escuela, al cual se imputa estar entre quienes pueden testimoniar sobre los problemas cruciales en los puntos vivos en que se encuentran para el análisis, especialmente en tanto ellos mismos están en la tarea, (…) de resolverlos”. Desde esta perspectiva un psicoanalista no surgirá a la entrada fruto de sus intenciones o porque lo pida a otro que verificara si califica para el titulo por medio de la contabilidad de horas de análisis y supervisión.
De modo que en dos tiempos Lacan inicia un movimiento fuera de la doctrina de la IPA pero que no será sin Freud y dice en el 64 la escuela será “(…) el organismo en que debe cumplirse un trabajo que, en el campo que Freud abrió, restaure el filo cortante de su verdad…”. Partiendo del concepto de escuela y del final de análisis le permite delinear los principios de una política de la formación de los analistas y la transmisión del psicoanálisis.
Cuando recibí la invitación inmediatamente me pregunté ¿Cómo pensar las lógicas colectivas en el IOM?
En el Instituto somos participantes y vaya si participamos, hacemos jornadas, coloquios, tenemos programas de estudio, cursos, publicaciones de todo tipo y podría seguir enumerando actividades. ¿Este modo de participación nos convierte en una formación colectiva como la que pensó lacan para la escuela? Sin duda diría que al menos formamos una red que tiene efectos muy productivos podríamos suponer entonces que lo que se produce es posible por la transferencia de trabajo esa que va de uno a otro, uno por uno pero que no es la identificación en términos de la masa pensada por Freud sino una que tendrá efecto de sujeto. Y nos permitiría permanecer alejados de la lógica aglutinante del para todos. La transferencia de trabajo se dirige al no saber, el real de la institución analítica.
Dice Lacan en la proposición: “Pero hay un real en juego en la formación misma del psicoanalista. Nosotros sostenemos que las sociedades existentes se fundan en ese real”
¿Es posible darle un tratamiento a este real en el marco del instituto? Sostener el no saber, en lo que de imposible tiene la transmisión que nos alejaría de la tentación de suturar el vacío con sentido. Pues lo que se transmite no necesita de ninguna manera ser entendido en términos conceptuales. La orientación es hacia una inconsistencia necesaria para no volvernos solamente una institución analítica.
Para terminar, voy a tomar una anécdota que relata Miquel Bassols de cuando participaba del grupo de estudio en Barcelona de Oscar Masotta dice, “Leyendo un texto de Lacan en uno de sus grupos de estudio, él se detuvo en un punto especialmente opaco de un párrafo que parecía crucial para la compresión del texto. Levanto su mirada, con cierta perplejidad, para lanzarnos con su sonrisa de agente provocador y su acento inefable “no se entiende nada”. Si no se entendía, era entonces que quedaba todavía alguna esperanza para nosotros”
Segunda Conversación 2021
Dispositivos de formación y enseñanza del psicoanálisis
Comentarios a partir de dos textos de J.-A. Miller: El prólogo de Guitrancourt y Cinco variaciones sobre el tema de la “elaboración provocada”
Coordinación: Norma Sierra (AP de la EOL y AMP. CID San Luis)
Freud propuso para el psicoanálisis una institución con una serie de reglas de funcionamiento, la IPA. Ante los problemas que este tipo de institución generaba y la pregunta por la formación del analista, Lacan ofreció una respuesta y propuesta diferente a la de Freud, y crea la Escuela como una modalidad de lazo que se rige por principios analíticos. Una pregunta que subyace a estas conversaciones, ¿qué es lo que funda y sostiene el lazo en la comunidad analítica?
Para el encuentro de hoy hemos propuesto dos textos de Miller: Cinco variaciones sobre el tema de la elaboración provocada y el Prólogo de Guitrancourt, este último es un texto orientador del trabajo de los Institutos del Campo Freudiano. Dos textos para que cada una de las invitadas realice un trabajo en el cual se formule sus preguntas, reflexiones, o comentarios en relación a lo que le despierta el tema de hoy: Dispositivos de formación y enseñanza del psicoanálisis.
Las invitadas son Cecilia Gómez, de la Delegación La Rioja, Mariela García Mut, del CID San Juan, y por el CID San Luis, Estela Amaya.
La práctica analítica en el Campo Freudiano. Seminario Clínico y Cartel como dispositivos de enseñanza
Mariela García Mut. AP de EOL-AMP. CID San Juan
Algo de la historia
Lacan se separa de la IPA fundamentalmente porque decide comenzar por el Psicoanalista, diciendo que el psicoanálisis es el tratamiento que se espera de un psicoanalista.
Primero está la existencia de este objeto producido por el discurso analítico y luego los usos posibles de dicho objeto.
Esta caracterización parte de asumir que la existencia precede a la esencia y que la práctica analítica, incluye en el mathema del discurso analítico, un imposible de saber sobre la verdad toda.
Esto deja planteada de entrada la paradoja de la orientación lacaniana, ¿Cómo se enseña o se formaliza una práctica que nunca concluye? ¿Cómo referirnos a una estructura de formación que se presenta agujereada y que podríamos escribir con el mathema del $?
¿Es esto lo que nos enseña el psicoanálisis?
El Campo Freudiano
En febrero de 1979 Jacques Lacan creó la Fundación del Campo freudiano, desde entonces el Campo freudiano recibe a quienes intentan sostener, difundir y profundizar la Orientación lacaniana en el psicoanálisis en sus países, en sus lenguas y en sus culturas. El Campo freudiano fue el lugar, y el antecedente de donde surgieron y fueron constituidas siete Escuelas del Campo freudiano, que, con la Escuela de la Causa freudiana, pertenecen hoy a la Asociación Mundial de Psicoanálisis.
La Fundación alberga al Instituto del Campo freudiano, y alienta decididamente múltiples redes y grupos de estudio e investigación que trabajan en la difusión del psicoanálisis.
La AMP tiene por objetivo promover el desarrollo del Psicoanálisis en el mundo. Promueve su práctica y su estudio de acuerdo a la enseñanza de Jacques Lacan, así como las acciones de formación o democratización del Psicoanálisis. Hace suya la intención expresada por Jacques Lacan en su Acta de fundación de la Escuela Francesa de Psicoanálisis*, adopta los principios contenidos en su Proposición sobre el psicoanalista de la Escuela * (1967) y se inscribe en el movimiento de reconquista del campo freudiano que puso en marcha el 21 de junio de 1964. (1)
Instituto y Escuela
Entonces tenemos el Instituto y la Escuela que dispensan modos de formación y enseñanza. ¿Cuáles son sus diferencias? ¿Y cuáles son sus semejanzas?
Propongo tomar al SCA como el dispositivo de enseñanza y formación del IOM2 y al Cartel como dispositivo de formación de la EOL e interrogar sobre la función del docente o enseñante y la función Más Uno en el cartel.
El “Instituto Oscar Masotta” creado en el año 2000, para la investigación y docencia del psicoanálisis, se ha hecho cargo de la política de la Escuela de la Orientación Lacaniana, EOL, en el interior de la Argentina.
El IOM está organizado en Centros de investigación y docencia en varias ciudades del interior, y cuenta con los auspicios del Institut du Champ freudien con sede en París, y del Departamento de psicoanálisis de la Universidad de Paris VIII.
El presidente del Instituto es Jacques-Alain Miller.
La columna vertebral del IOM es el Seminario Clínico Anual, se trata de un programa concebido para asegurar una enseñanza sistemática del psicoanálisis de la orientación lacaniana y de carácter propedéutico en relación a la clínica. Es una enseñanza continua organizada por una comisión que decide el programa a trabajar cada vez.
La función del enseñante en el Instituto dice Miller: “No existe paradoja en plantear la más estricta exigencia para aquellos que se ponen a prueba en una función de enseñanza sin precedentes ya que el saber enseñado, si obtiene su autoridad por su coherencia, sólo encuentra su verdad en el inconsciente, es decir, en un saber en el que no hay nadie para decir «yo sé». Lo que se traduce en lo siguiente: que sólo se dispensa una enseñanza en el Campo freudiano a condición de sostenerla con una elaboración inédita, por modesta que sea.” (2)
El cartel es un dispositivo de Escuela que pone a trabajar a sus miembros (4+1) alrededor de un tema elegido por todos y en donde cada uno intentara un producto a partir del rasgo que lo oriente. Es necesario un miembro de la Escuela para hacer cartel, inscribirlo, trabajar un tiempo y disolverlo.
El Más Uno, es una función simbólica que permite ordenar y orientar la dirección del trabajo, a condición de que su presencia no haga obstáculo, no sature, el uno por uno de sus miembros. Se trataría entonces de una función que vela por la heterogeneidad.
En Cinco variaciones sobre la elaboración provocada, texto sugerido para esta conversación, Miller plantea que el discurso que conviene al Más Uno es el histérico, porque permitirá con sus preguntas provocar el trabajo a los demás y a él mismo, a partir del rasgo unario un producto.
El Seminario clínico anual y el cartel son dispositivos de trabajo que implican la transferencia como motor, y que se produzca un desplazamiento del amor de transferencia al saber, al deseo de saber. Y donde la función del más uno y del enseñante sea la de trabajador por una causa, la analítica.
Al final del acto de Fundación lo dice así: “…no necesito una lista numerosa, sino trabajadores decididos, no se trata del amor al saber sino del deseo de saber, esto es, trabajadores que vayan contra la ignorancia, que la represión ocasionó, por el horror al saber…de la castración” (3).
Referencias
(1) https://wapol.org/es/los_institutos/Template.asp?Archivo=institutos_america/argentina.html
(2) Miller, J.-A. Prólogo de Guitrancourt
(3) Miller, J.-A. El Banquete de los Analistas, p. 175.
Enseñanza y formación en banda de Moebius
Cecilia Gómez. Responsable local de la Delegación La Rioja
De la enseñanza como collage
La invitación a participar en esta conversación agita ese interrogante que insiste en mí: ¿cómo enseñar el psicoanálisis y producir efectos de transmisión? Al decir de Miller (2013), esta pregunta es mi rasgón, ese desgarro producido en el saber y que me engancha desde hace algún tiempo. Recogeré algunas piezas sueltas para disponerlas a la conversación. Aproximo una primera referencia de Lacan en su seminario 10, cuando nos dice que, para introducir la cuestión del deseo del analista, no es un camino equivocado recordar que está el deseo del enseñante. Esto ya trae sus dificultades porque no nos formamos en psicoanálisis para enseñar sino para analizar, es decir, para practicar el psicoanálisis. Además, podemos recordar con Freud que educar y psicoanalizar forman parte de las profesiones imposibles.
Retomando el argumento de Lacan, si a alguien se le plantea la cuestión del deseo del enseñante, es porque hay una enseñanza. Y en esto Lacan se despega de la figura del profesor que aspira a que todo encaje para indicarnos una vía: la enseñanza de la que se trata es análoga al collage y a lo que éste apunta en el arte: evocar una falta. Sólo por la vía de incluir una falta se llega al efecto propio de lo que es una enseñanza, una tal que aloje el deseo.
Miller en su prólogo de Guitrancourt apunta a la enseñanza que se dispensa en el Campo Freudiano, del que nuestro Instituto forma parte. Es una enseñanza del matema, esto es, demostrativa, es para todos y ahí el psicoanálisis se encuentra con la Universidad. Sin embargo, lo cito, “el saber enseñado, si obtiene su autoridad por su coherencia, sólo encuentra su verdad en el inconsciente, es decir, en un saber en el que no hay nadie para decir «yo sé»”. Entiendo entonces que el saber enseñado tiene su fundamento en el inconsciente, sólo se produce como saber en la experiencia analítica. Con lo cual el analista que enseña no es un profesor, se requiere que sea un analizante. Sólo se sostiene una enseñanza bajo la forma de una elaboración inédita, aunque sea modesta, por lo que “nuestro esfuerzo como enseñantes consiste en conseguir dar a cada noción, no una historia muerta sino su vida propia. Hay que encontrar cada vez la pregunta a la que viene a responder cada noción enseñada. Si la encontramos, la enseñanza puede llegar a ser viva y enseñar lo vivo” (Eric Laurent, 2019, p. 20).
Para quienes reciben esta enseñanza que dispensamos se reserva el lugar de participantes, lo que los pone a distancia del estudiante como mero oyente, en tanto se les demanda un cierto grado de iniciativa y el trabajo que ofrezcan no les será expropiado. Los efectos de nuestra enseñanza no pueden calcularse a priori ni pueden universalizarse. Y la enseñanza, si pretende transmitir algo, incluirá lo imposible de enseñar.
Sobre la formación y lo amorfo
Es conocido el trípode sobre el que se asienta la formación del analista: estudio de los conceptos, análisis personal, control de su práctica. Son las tres vertientes de la formación: episteme, clínica y política. Estas tres formaciones no son sin mutaciones: el saber deviene la episteme; el síntoma se transmuta en la clínica y el deseo en la política. (Bassols, 2017). Este anudamiento, si ha de proponerse así, es porque tiene en su fundamento lo que no tiene forma. La formación conlleva un imposible, un real concernido en la imposible identificación del analista. El analista no existe como universal, como un conjunto de rasgos o características distintivas que darían el modelo para su formación. El término formación, en tanto remite con Freud a una bildung (construcción, enseñanza, imagen) no encaja en nuestra orientación. Será por lo que Lacan propuso que “no hay formación del analista, hay formaciones del inconsciente”. Una formación al revés, que va hacia lo que no tiene forma, y que se va desbrozando en el camino del análisis en la medida en que el analista no se define por su saber sino por su posición subjetiva, sujeta a mutaciones.
¿Cómo hacer pasar esa experiencia del análisis que es del orden privado, a un público más amplio? La Escuela tiene un dispositivo para tal fin, al que Lacan dio el nombre de pase para indicar ese paso, ese devenir del analizante en analista. Miller (2020) nos advierte que el psicoanálisis no pasa como por un tubo, prueba de ello es que debemos pasar por él como una carta. El analizante “es él mismo quien se desliza allí dentro, como una carta; el sujeto es lo que se transmite y se transforma en esa transmisión, al menos para saber leer la carta que él es (p.21).
Autorizarse, no sin otros
¿Cómo llevar adelante una enseñanza con efectos de transmisión en nuestro Instituto? En palabras de Laurent (2017), “el analista formado es un analista producto, es el analista que primero no solamente se ha formado a la retórica del inconsciente y sus formaciones, su gramática, pero también se ha formado a la producción de su inconsciente y que él mismo como sujeto es el producto de la operación de dejarse enseñar por su propio inconsciente” (p.52). Desde allí nos autorizamos a enseñar, nos autorizamos a nosotros mismos y a riesgo propio, lo que no implica solos sino con algunos otros. En primer lugar, porque el dispositivo analítico supone el dos bajo el trabajo de transferencia. Analista y analizante se embarcan en una empresa común.
La apuesta es que ese trabajo de transferencia que se produce en la intimidad del análisis pueda devenir transferencia de trabajo. ¿Cuál es la posición conveniente para producirla? “Es la misma posición en donde Lacan se ha sostenido en su enseñanza: incitando a saber, pero en posición de analizante y no hablando más que a partir de Freud” (Miller, 1986). En ese sentido, no nos apropiamos del efecto de atracción que pudiera derivarse de una enseñanza a título personal, sino que lo referimos a otra parte: a Freud, a Lacan, a Miller. Nos autorizamos con algunos otros con quienes compartimos una orientación, la orientación lacaniana, como perspectiva de lectura que se comparte por efecto de transferencia. Miller en su apertura de la Sección Clínica advierte acerca de esa ilusión de soledad que recae sobre el psicoanalista. Si bien esta ilusión le viene de la práctica, de la soledad de su acto, cuando Lacan formalizó la estructura de los discursos, y entre ellos el analítico, funda dicha estructura a partir del lazo social. Entonces no hay discurso que pueda sostenerse con uno solo, no hay discurso solitario. Para Lacan se trataba de hacer existir el psicoanálisis, y no de que exista EL analista, de manera que nos toca a cada uno reinventar el psicoanálisis y eso es bien distinto a guarecernos en un lugar. De hecho, aquí estamos, tomando la palabra, conversando.
Bibliografía:
Bassols, M. (2017). Acerca de la formación del analista. Bitácora Lacaniana, Revista de Psicoanálisis de la NEL, n°6. Buenos Aires: Grama.
Lacan, J. (2007). El Seminario. Libro 10. Buenos Aires: Paidós.
Laurent, E. (2017). La práctica y el control. Bitácora Lacaniana, Revista de Psicoanálisis de la NEL, n°6. Buenos Aires: Grama.
Laurent, E. (2019). ¿Cómo se enseña la clínica? Buenos Aires: IcdeBa.
Miller, J-A. (2020). El lugar y el lazo. clase I. Buenos Aires: Paidós.
Miller, J-A. Prólogo de Guitrancourt.
Miller, J-A. (1986). Cinco variaciones sobre el tema de “la elaboración provocada”.
Enseñanza, ¿un estilo?
Estela Amaya- CID San Luis
Pensando en el título de La Conversación me pregunté: ¿si digo dispositivos de formación no incluye la enseñanza?
¿Cómo enseñaba Lacan?
Miller en la conferencia de apertura al ICDEBA, refiere al Seminario que daba Lacan para señalar que Lacan toma el seminario como una única manera de enseñar durante 30 años y todas las semanas, se trataba de un discurso que se agitaba alrededor del inconsciente, manifestaba que el psicoanálisis era a la vez su práctica y su dificultad, se embrollaba y se desembrollaba. La enseñanza de Lacan permite que podamos leer y releer sus Escritos, porque al hacerlo encontraremos cada vez más una perspectiva distinta de la anterior; no son textos de superficie dice Miller.
Llama la atención como Miller para hablar o referirse a la enseñanza, toma un caso particular, el de Lacan, destacando su singularidad. Singularidad, lo remarco y lo asocio de alguna manera con lo que dice Lacan en Escritos El psicoanálisis y su enseñanza:
“Todo retorno a Freud que dé materia a una enseñanza digna de ese nombre se producirá únicamente por la vía por la que la verdad más escondida se manifiesta en las revoluciones de la cultura. Esta vía es la única formación que podemos pretender transmitir a aquellos que nos siguen. Se llama: un estilo”. (p. 440)
¿Que nos quiere decir Lacan con el estilo? ¿a qué refiere como única vía? ¿A qué hace alusión? ¿Alude a alguna pata del trípode freudiano? ¿Está en relación con la frase del enseñante en lugar de analizante? ¿A qué se refiere Miller con lo singular?
¿Evoco el trípode Freudiano Con las tres patas del trípode y me pregunto hay una pata de ese trípode que sostiene más o está hecho de distinta madera? ¿O la madera de ese trípode sería el análisis personal?
Recordemos, el imperativo formulado por Freud a partir de 1910, que un analista sea analizado fue no solo confirmado por Lacan sino radicalizado desde el momento en que un análisis no tiene otro fin propio que la producción de un analista.
La transmisión del psicoanálisis se producirá a partir de la posición del que enseña y esto dependerá de la causa analítica y del propio recorrido analítico.
Dice Lacan en el seminario 10 (p. 187):
“Me dije que no era un camino equivocado, para introducir el deseo del analista, recordar que está la cuestión el deseo del enseñante”. Que a alguien se le pueda plantear la cuestión del deseo del enseñante es señal, como diría Perogrullo, de que la cuestión se plantea. Es también señal de que hay una enseñanza…. allí donde el problema no se plantea, es que hay un profesor. ¿Cómo define aquí Lacan al profesor? el profesor se define como aquel que enseña sobre las enseñanzas, hace un recorte de las enseñanzas y alude al collage, que permitiría poner un poco más de arte, no se trata de un simple corte y pegue preocupándose que todo encaje. “Otro sería el resultado si se atendiera a que el collage evoca la falta, es por esta vía que llegaría a alcanzar el efecto de una enseñanza”.
Enseñar a partir de la posición de analizante o de lo contrario sostenerse en un saber más propio del discurso universitario, pero difícilmente se producirá una transmisión sobre lo real del discurso analítico. El deseo del analista es un efecto mismo del análisis, un efecto mismo de formación implica que el analista pueda situar esa cura por fuera de lo que es yo pienso yo creo, yo quiero. sino más bien en el orden de “No quiero saber nada de eso”.
Cito a Lacan en el Seminario 20: “Con el tiempo descubrí que podía decir algo más sobre el asunto”. Refiriéndose a la ética del psicoanálisis, “Me percaté, además, de que mi manera de avanzar estaba constituida por algo que pertenecía al orden del no quiero saber nada de eso (…) de modo que, si es verdad que respecto a ustedes yo no puedo estar aquí sino en la posición de analizante de mí no quiero saber nada de eso” (p.9).
El enseñante habla al modo del analizante, está atravesado por un no saber y lo que lo causa es su deseo.