Presentación del libro: «Imaginario» de Edgardo Scott. Reseña

Reseña de la presentación del libro Imaginario de Edgardo Scott

Rocío Cabrera  (Practicante del Psicoanálisis en Merlo, San Luis. Miembro de comisión del CID San Luis) 

Noelia Chiantur (Practicante del Psicoanálisis en Córdoba Capital. Adherente del Centro de Investigación y Estudios Clínicos) .

 

Entonces comprendí lo que ya sabía: lo que podemos imaginar siempre existe,

en otra escala, en otro tiempo, nítido y lejano, igual que en un sueño. 

El último lector. Ricardo Piglia

 El pasado 19 de julio, se presentó el libro Imaginario de Edgardo Scott, publicado por editorial Interzona. La cita fue en Merlo, San Luis, la librería Sacha abrió sus puertas para alojar una nueva apuesta, con su rasgo de impredecible: a lo que no está escrito y que surge del deseo de instalar una conversación desde el discurso analítico con otros  discursos, en este caso la literatura. Esta actividad fue organizada por el CID San Luis, inscripción que deja una marca en la ciudad. Acompañaron al autor Daniel Blanco, Noelia Chiantur, Gabriel Pantoja y Rocío Cabrera en la coordinación. La conversación se puso en marcha, entre participantes de distintos lugares, Villa Mercedes, Córdoba, San Luis, Merlo, Villa de las Rosas, entre otros. Lo heterogéneo posibilitó un intercambio entre interlocutores diversos, de diferentes discursos convocados por el gusto en la operación con las letras. En ese juego se incluyeron interlocutores presentes en Imaginario, y en un giro inesperado hasta discutimos con Borges y Quiroga, invocamos a Masotta dejándonos llevar por figuras arltianas, ubicando la importancia de la recepción, traducción y la recreación de un psicoanálisis en nuestra lengua para habitar nuevos intentos, atravesados por las lanzas sonoras de Thom Yorke, Ian Curtis y Charly García.

Scott apunta que fue un desafío escribir un libro de cuentos en formato clásico, subrayando en estas formas breves el lugar de la revelación, y por lo tanto de lo que se oculta necesariamente en un primer momento, incluso para el autor. Conversando sobre cómo está hecho el libro ubica: “Quise escribir los espejos. No escribir “sobre” los espejos. Quise escribir los espejos mismos”. Clave de lectura de este imaginario en el que cada cuento tiene su doble, su cuento gemelo, pero que hace otra cosa con eso mismo. Lo Unheimlich, diríamos con Freud, se hace presente evocando algo de esa otra dimensión, extrañeza con la que se las tiene que arreglar el lector, que se ve convocado a “poner de su parte” (Lacan, Obertura de esta recopilación, Escritos 1). 

Otro punto clave del libro es la traición. Retomamos en la conversación el último cuento de Imaginario: “En el Sanatorio” -que se puede leer como una reescritura del cuento “El sur” de Borges-, así como también “La inolvidable historia del Renguito McGahern y el camino de tierra (notas sobre la traición en Arlt, Masotta y Borges)”, ubicando la traición no como una temática sino como la condición misma de la escritura. En palabras del autor: “Uno casi nunca escribe lo que piensa. aunque siempre escriba lo que quiere. La escritura nunca es voluntaria. Y con la traición me pasó lo mismo, pero como dice el conocido lingüista albanés: les nom-dupes errent (traducido del francés como “los no incautos yerran”, casi un silogismo). Es decir: la escritura nos traiciona, debe hacerlo. Nos debe estafar para que funcione de verdad.” (Imaginario p. 85).

En esta vía, otro punzante pasaje del libro es retomado en la conversación: “El psicoanálisis lacaniano argentino es eminentemente arltiano” (Imaginario, p.89). Scott ubica allí el intento, la apuesta, por retomar algunas enunciaciones que dejaron su marca en la manera de hacer con el psicoanálisis en argentina, retomamos a Germán García, referencia insoslayable, como una voz que escapa con gracia a la cultura de importación. Pudimos ubicar en esta línea la operación de reinvención, operación fundamental vuelta a instalar en las últimas conversaciones sobre las novedades editoriales del Campo Freudiano, que implicaría un hacer con las marcas fundantes, con lo que quedó impreso, produciendo algo nuevo en esa apropiación del discurso. Lo impreso en su valor de sello, mencionado por Jacques-Alain Miller, en «Respuestas de lo real» (Paidós, 2024): “Cuando decimos que tenemos impresiones, es precisamente para referirnos a una impresión que hemos recibido, a que algo ha quedado impreso en nosotros» (p. 252) y cómo hacer jugar esas marcas, por ejemplo en una ciudad, para recrear en cada intervención la lengua  que leemos y que hablamos. Apostamos a las resonancias de este encuentro, para que continúen operando por vías diversas, estas marcas impresas en la ciudad, que van tejiendo una trama, manteniendo viva una chispa, un ámbito de pasión.

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