Seminario Clínico Anual. 4ta Clase «Verdades primeras», a cargo de Jorge Rodríguez

«Verdades primeras»

Reseña de la Cuarta Clase General titulada «Verdades primeras»  a cargo de Jorge Rodríguez (Responsable local del CID SL. Docente de la UNSL)

 

Reseñar esta clase ha sido un verdadero desafío que con gusto me ha animado a escribir algo sobre tan extenso recorrido.

Trataré de volver a condensar en esta reseña, los pasajes por los que nuestro estimado responsable local Jorge Rodríguez nos hizo acercar, quien a su vez supo extraer de su profunda lectura, aquellas verdades primeras a las que nos conduce Lacan en este seminario. Jorge no escatimó en referencias, ni mucho menos en comentarnos el trabajo al respecto de este seminario de numerosos autores por lo que la volvió de una riqueza y densidad apreciable.

Para empezar, nos llama a afinar  la escucha sobre al menos dos puntos esenciales de las clases “Lo escrito y la verdad” y “Lo escrito y la palabra.”

Comienza su recorrido precisando algunas nociones respecto del significante lo escrito. Lo que dirige esta vía, es la pregunta por la función de la escritura, que es a partir de allí que Lacan haría el intento de cernir otra cosa que no fuera de un discurso, es decir algo por fuera de los semblantes. En este punto retoma la pregunta hecha por J.A. Miller en “Leer un síntoma” ¿existirá algo mas allá de los semblantes? Pregunta que apuntaría a ir más allá de ellos en busca de ubicar un real.

Buena parte de la clase estuvo dedicada a la incursión por la matemática y lógica proposicional de la que se valió J. Lacan para ubicar el lugar de lo escrito y su modalidad de aparición. Parte de la premisa de que los decires se pueden organizar en un texto. En este punto menciona que en un análisis, tanto analista como analizante, harían el esfuerzo de leer el texto que se arma en cada sesión. Aquí se podría decir, que el analista conduciría la cura acercando a esa lectura al propio analizante, el analista como editor del texto del analizante diría ya en “Los cuatro conceptos…”.

Para comenzar a decir estas verdades primeras, nos condujo hacia los trabajos y las lecturas desde S. Freud hasta J. Lacan en torno a la noción de verdad dentro del psicoanálisis. Lo que se puede extraer de ese extenso viaje de lectura, es que desde sus orígenes la verdad se ha conjugado con la mentira, con lo engañoso y que ha sido velada.

La verdad se desprende de lo que en el discurso corriente se denomina verdad material. Está ubicada en el campo de los semblantes; sólo se sabe algo de ella cuando se desencadena y si bien participa del estatuto del semblante, los efectos de verdad no lo son. Dentro de la estructura de los discursos tiene un lugar asignado, lugar al que es imposible acceder. De todo esto se desprende una verdad primera: no se puede decirla toda, se conjuga en un medio decir y es la forma que conviene que se presente, dada la  dimensión de espanto que puede contener y lo que el sujeto pueda soportar de ella. Jorge nos cuenta que dado que no se puede decir todo, el referente siempre falla. Añade  que podríamos pensar al referente no sólo como algo fallido, sino también como un imposible.

Lo cierto es que por más imposible que sea acceder a la verdad toda, ésta habla y en el análisis hay que hacerla hablar, interrogarla en su morada. El modo que nos propone para ello es partir de lo escrito, ya que sólo con lo escrito se constituye una lógica. Aquí nos recuerda que Lacan acudió al modelo de las matemáticas que es aquel que provee las formas de reducción de los sentidos en letras. De esta manera nos acerca a la noción de letra.

Vuelve una y otra vez sobre lo escrito, dado que es allí donde se puede encontrar un punto de imposible, ya que en la escritura hay algo que no cesa de no escribirse, esto es “no hay relación sexual”, lo cual constituye otra verdad primera. Sobre ese fondo de imposibilidad, lo que puede escribirse es la letra fálica y las posiciones que cada ser hablante toman en relación al falo. Aquí se abre una vía que tiene que ver con otra verdad primera y se trata de las mujeres. Lacan llega a decir, La mujer no existe. Que por fuera de la lógica fálica se encuentra otro modo de gozar.

Menciona a su vez que el falo resulta ser un obstáculo a la relación sexual y que tanto mujeres como hombres se inscriben bajo la ley sexual; que a falta de poder escribir la relación sexual, hay dos fórmulas para relacionarse con el falo. Es en este sentido que habla del falo como un instrumento que se coordina con un semblante asociado a un goce sexual. Fuerte!!! Esta es otra de sus verdades primeras.

Ante este último punto, surgió la discusión acerca de la distinción entre el falo como significante y el estatuto de letra a esta altura de la enseñanza, esto anima a seguir el hilo de la elaboración allí.

Otra verdad primera que formula es que lo escrito es segundo respecto del lenguaje. Que hay un programa que nos lleva a decir siempre lo mismo de variadas maneras y es en este sentido que la asociación no es del todo libre. Sobre este punto es que las tablas de la verdad le sirvieron a Lacan para ubicar cuatro tipos de combinaciones respecto de las afirmaciones. Teniendo en cuenta que los significantes organizan el texto de los sujetos, en ese discurrir aparece la forma que da como resultado un imposible y que se manifiesta en aquello que emerge fuera de ese programa. Es allí donde surge otra verdad primera y es que el lenguaje tiene su campo reservado en el hiato de la relación sexual.

En fin, agradecemos enormemente su siempre ocurrente y animada transmisión. Sería un plus seguir diciendo más, pero a decir verdad…

 

María Fernanda Manrique (CID San Luis)

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