“Desde el psicoanálisis se podría decir que la danza pone en esencia el cuerpo de deseo aunque su objeto de amor permanezca velado. La danza es un arte de la representación, es un producto del mundo simbólico que por medio del cuerpo traza y evoca a modo de una metáfora el mapa del alma humana.”
Nafia Marianne
La interpretación es una creación a partir de determinados conceptos. A un concepto se lo recrea, se lo juega, se lo expande y se lo metaforiza. Interpretar es explorar en movimiento una emoción, un sentimiento, una sensación, en la medida en que permite una búsqueda de lo particular como así también el encuentro con lo diverso. No hay movimiento sin emoción y no hay emoción sin significante.
Pina Bausch, bailarina y coreógrafa alemana, decía: “No me interesa cómo se mueve el ser humano, sino aquello que lo conmueve”. Los temas predilectos del trabajo de Pina eran el amor y la muerte, las relaciones hombre-mujer, la violencia contra la mujer, como así también, las relaciones entre el individuo y el grupo. Conceptualizaciones que buscan conmover el cuerpo. El cuerpo del bailarín es un cuerpo abierto, frágil, que se conmueve y acciona. Podemos decir que lo que nos conmueve es una resonancia, pero ¿qué resuena en el cuerpo?
Desde el psicoanálisis sabemos que el lenguaje pre-existe al sujeto, éste nace con un baño de lenguaje, desde antes de nacer tenemos asignado un nombre, un lugar.
La tesis de Lacan: “el inconsciente está estructurado como un lenguaje”, quiere decir que Lacan concibe al lenguaje como un conjunto de significantes, los significantes son las marcas en el inconsciente que en sí no significan nada, necesitan articularse para producir sentido. La condensación y el desplazamiento, mecanismos primarios que rigen el funcionamiento del inconsciente y que encuentran su prototipo en el orden del lenguaje. La metáfora tiene que ver con la sustitución de un significante por otro y el logro de un plus de significación. Y en la metonimia se produce un encadenamiento de significantes, pero sin ese plus de significación.
La metonimia es condición de la metáfora, en tanto se necesita que algo se deslice para hacer efecto de significación. Cuando el sujeto comienza a hablar, metáfora y metonimia empiezan a funcionar, entonces siempre, además de lo que se está diciendo, se está diciendo otra cosa.
La lógica del inconsciente que se revela por su “hablar metafórico” va formando los nudos de la estructura subjetiva del sujeto, en otras palabras, la organización libidinal de cada sujeto aparece modelada por una fantasmática singular que insiste, se revela y se expresa de distintas maneras. Una de ellas: el movimiento en la danza.
Sabemos que si algo resuena es porque proviene de un decir, éste es siempre del orden del acontecimiento. Lacan lo define diciendo que no es un momento superficial, “es algo que está en el efecto… de lo que nos determina”.
Eso es precisamente nuestro inconsciente, la resonancia proviene de un decir que resuena en el saber inconsciente de cada uno de nosotros. Durante el trabajo de improvisación que comienza a partir de estímulos del campo perceptual, palabras, imágenes, el mismo silencio, sin música para que ésta no ofrezca ningún sentido, el bailarín comienza su danza a partir del movimiento utilizando los apoyos, el espacio, el tiempo, la gravedad. No se trata de representar una secuencia ya aprendida sino de bailar con aquello que se presenta, que se escribe en el cuerpo desde ese saber inconsciente, no hay repetición, allí acontece la invención.
Despertar el cuerpo, que el cuerpo hable sin mediar la palabra, tarea de la bailarina, es animarse a emprender un viaje donde se van a reeditar procesos básicos en la constitución misma del sujeto. Procesos que tienen que ver con el narcisismo, identificaciones, mundo de imágenes, idealizaciones.
“El arte en general encierra un deseo de trascendencia de los límites humanos y en el caso de la danza, éste tiene que ver con la ilusión de trascender aquello que caracteriza al cuerpo humano, es decir, lo precario, lo efímero, lo temporal y lo limitado.”
Nafia Marianne
Bibliografía
Nafia Marianne.Revista Latinoamericana de Psicopatología Fundamental 2002. Las metáforas de Terpsícore.
Resonancias. Revista de Psicoanálisis del Nuevo Cuyo N°1
Viviana Vallone
CID San Luis
IOM2