IOM3 -SFP. «El método psiconalítico de Freud. La invención de un nuevo discurso». A cargo de Paula Vallejos

IOM3. Seminario de Formación Permanente. «Los escritos técnicos de Freud leídos desde Lacan»

Clase general “EL MÉTODO PSICOANALÍTICO DE FREUD”. “LA INVENCIÓN DE UN NUEVO DISCURSO”

a cargo de Paula Vallejo (AP de la EOL y AMP, docente del IOM3,Directora del SCF La Plata) 11 de mayo 2024

 

La docente Paula Vallejos, comienza la conversación comentando que esta nueva etapa del Seminario Clínico del IOM3, abarca los dos próximos años de trabajo. En el inicio ella se pregunta respecto al, ¿por qué el Comité Ejecutivo del IOM3 nos propone entrar por los escritos técnicos de Freud?

La idea de la docente es que, un relanzamiento como el que propuso el Comité Ejecutivo, necesita hacer pie en una “refundación”, animado en la política de juventud. Se trata de transmitir qué es el psicoanálisis y cómo opera. Trabaja sobre el nuevo discurso que introduce Freud denominado Discurso analítico.

Paula nos puntúa que los escritos de Freud, leídos desde Lacan y Miller, incluyen una orientación de lectura. Lectura que constituye un instrumento desde el cual avanzar en nuestro curso para producir una actualización de los textos de Lacan y de Freud.

Nos presenta un libro: “Lacan, el arte de leer”, de un filósofo, Diego Bernasa. Rosarino, quien nos ofrece algunas claves para transmitir una orientación de lectura.

Lacan insistió en la idea de que hay que “saber leer a la letra”, es decir tomando suficiente distancia de la palabra para poder extraer otro decir del texto, así inventó un método de leer acorde con su modo de practicar y enseñar el psicoanálisis. Hizo de la transmisión freudiana una obra que se mantuvo abierta a la interrogación.

En “Lacan, el arte de leer”, nos transmite dos modalidades de lectura que Lacan utiliza en sus Escritos. Vamos a encontrar una referencia de Lacan a la obra de Strauss, que desarrolló una tesis sobre la escritura entre líneas. De allí toma su conocido aforismo respecto de que “el goce no puede decirse sino entre líneas”. (cita de “Subversión del sujeto”).

Lacan procede leyendo como un analista, se orienta en el texto prestando atención a aquello que hacía ruido, buscando la forma de que eso que no habla, hable. Busca una conmoción del sentido, busca hacer emerger aquello que el texto sintomáticamente calla. Tal como en la interpretación analítica, busca en el texto lo que lo pone en crisis, es decir lo que llamaremos el real del texto.

Otra referencia de lectura de Lacan, fue Alexander Koyev, filósofo ruso. Lacan relata una anécdota en su Seminario “La transferencia”, respecto de cómo Koyev le enseñó a leer el Banquete de Platón: “Nunca interpretará Ud. El banquete sino sabe porque Aristófanes tenía hipo”. Lo insta a concentrarse en eso que irrumpe súbitamente en la arquitectura del texto. Lacan leerá al Banquete como un texto irónico, donde algunos discursos están allí para mostrar que el amor tiene en el fondo algo de cómico. Según Lacan, es lo que Platón nos quiso decir, sin decirlo.

Paula puntúa: “lectura entre líneas” y “clave de lectura” son dos modalidades que tendremos en cuenta a la hora de ensayar nuestro saber leer.

La docente trabajará los siguientes textos: – “La dirección de la cura y los principios de su poder”, que es un texto crucial para entender el valor de lo que Lacan ha llamado el retorno a Freud.  – El Seminario I, “Los escritos técnicos de Freud”, donde Lacan va a comentar que se encuentran textos comprendidos entre 1904 y 1919. Son varios textos, entre ellos, los dos primeros a tomar “El método psicoanalítico” y “Sobre psicoterapia”, que son escritos que buscan alertar al practicante inexperto respecto de la práctica del método y de su esencia.

El Método psicoanalítico de 1904: Allí, Freud escribe el texto en tercera persona: “El método psicoanalítico de Freud”. Se aprecia esa particular forma de presentarse. Nos dice Paula que es un manual doctrinal, en dónde Freud imaginaba que iba a ser consultado a futuro como ubicando su rol particular en función de su posición de creador del psicoanálisis.  Hay una diferencia que encontramos respecto al escrito “Sobre psicoterapia”, donde el público es otro, el público es un público médico y donde Freud tiene otra posición; está intentando convencer a su audiencia, les plantea situaciones un poco más agudas respecto de la toma de posesión del método.

A Paula le interesó hacer una suerte de contrapunto entre la posición de Freud cuando intenta transmitir y dar a conocer su método y la posición de Lacan cuando pronuncia su conferencia sobre La dirección de la cura, no lo que dice, sino su posición. En ambos vamos a ubica una posición en relación a la práctica y teoría psicoanalítica que son objeto de su preocupación y de su deseo. Vemos a Freud explicando en qué consiste el psicoanálisis, una disciplina con aspiraciones científicas pero que no es reconocida fácilmente por sus pares médicos ya que aún presentaba muchas dudas.

Señalando su retorno a Freud, lo que le interesa a Lacan, es marcar el alejamiento que los analistas de la época mantenían con la inspiración freudiana. El texto de la “Dirección de la cura” por eso, es un grito de guerra que lanza Lacan.  Nos interesa porque ahí hay una lucha política interna en la que está en juego la teoría y la práctica analítica pero también hay una lucha política externa en la medida en que este texto no es solo una crítica, sino que se promueve como una alternativa para el futuro del psicoanálisis. Lacan desarrolla las bases de lo que va a ser su práctica psicoanalítica.

En este contrapunto Paula ubica a ambos, a Freud y a Lacan, como iniciadores de una enseñanza.

En el texto que nos ocupa “El método psicoanalítico de Freud”, escrito en 1903 y publicado en 1904, Freud señala que él modificó la técnica original que incluía la hipnosis como parte del procedimiento y eso le brindó nuevos resultados que lo llevaron a una concepción diferente acerca del proceso terapéutico.

Ahí empezamos a aplicar la diferencia que hace entre la práctica analítica y la sugestión. Freud había constatado que producía una ampliación de la conciencia y esto lograba que emergieran recuerdos e impulsos que el paciente no sabía que tenía. Ahí ya podemos ubicar una primera forma de hablar del inconsciente, con el término “ampliación de la conciencia”. Para Paula la sospecha freudiana de este más allá, es crucial. Lo que resultaba entonces eficaz tenía que ver con que el paciente en ese estado de ampliación de conciencia que le permitía la hipnosis, lograba comunicar algo que había quedado estrangulado del afecto, cortado de la palabra, es decir fuera de la conciencia, no se podía acceder.

La intervención freudiana apuntaba entonces a la posibilidad de que el paciente pudiera decir, y que, con este decir, o sea mediante el poder de la palabra, lograra cambiar el circuito del afecto sofocado que daba origen a los síntomas de conversión.

Pero no todo es tan sencillo; Freud menciona el trauma, la impresión traumática que participa en la génesis del síntoma y señala que casi siempre se aísla una serie de impresiones traumáticas que complican las cosas, vale decir que el procedimiento terapéutico no es tan fácil, aparece algo del síntoma que resiste a la curación por la palabra. Se ubica que la mención al trauma se liga con la imposibilidad de la palabra. Es una paradoja porque estamos trabajando un método que trabaja con la palabra, para tocar algo que está imposibilitado de palabras.

Lacan va a formalizar este problema: ¿cómo tocamos algo de lo real con el significante?

El segundo paso que emprende Freud luego de abandonar la sugestión durante la hipnosis, es el abandono de la hipnosis misma, es aquí que nace el dispositivo analítico propiamente dicho, favoreciendo el dar lugar a la dimensión del sujeto del inconsciente.

La confianza que Freud transmite, en lo que él sostiene del valor de las ocurrencias de los pacientes, es justamente lo más importante. Insistía entonces a que le comunicaran, que asociaran libremente con todo lo que les pasara por la cabeza, aunque les pareciera que no era importante, que resultaba disparatado o que incluso causaba vergüenza.

Entonces ahí tenemos un principio técnico que Freud sostiene con firmeza y que con Lacan se revelará como un principio ético. Para Freud es esencial que el paciente hable, que asocie, que diga tonterías, que consienta a una experiencia de no dominio, como es la asociación libre.

Si decimos que es necesario que el paciente hable es porque el sujeto no está dado de entrada. Sino que se presenta como no siendo, un sujeto que se va a constituir en la experiencia de palabra y va a ir cambiando a medida que se vayan produciendo las revelaciones de la verdad. Esto nos abre a pensar en que el sujeto va constituyéndose a medida que habla.

Lacan va a desplegar en muchas partes de su enseñanza, de manera detallada, la importancia de cómo concibe el psicoanálisis al sujeto.

Lacan recurre al cogito cartesiano en el Sem. 11 cap. 3: “El sujeto de la certeza”, van a encontrar cómo lee al sujeto.

La docente considera esta concepción metódica del sujeto en el psicoanálisis, que nos aporta Lacan, con el famoso procedimiento de la duda.

Descartes con el procedimiento de la duda metódica produce un corte epistemológico en la forma de elaborar el saber. Introduce un corte que da un sujeto vacío de toda representación previa, usa la duda dejando caer saberes y ese rechazo de todo ese saber anterior, va a permitir el surgimiento del saber científico. Por eso decimos que el sujeto del psicoanálisis es el mismo que el sujeto de la ciencia. “Es”, entre comillas: es el mismo en tanto que es un sujeto vaciado de todo contenido representativo. Se inventa así un sujeto que es puro pensamiento. Lacan va a decir un sujeto del significante, discursivo, vaciado de ser. Este sujeto tiene una existencia en la cadena significante, donde es un simple punto evanescente. Entre un significante y otro. Lacan dice: “El sujeto es lo que representa un significante para otro significante.”

Tenemos aquí un primer punto para diferenciar el psicoanálisis de la psicoterapia; que es que no es el mismo sujeto y que Lacan va a escribir $, S barrado, falta en ser.

La crítica que hace Lacan al cogito cartesiano va dirigida a un segundo momento. Descartes dice “luego soy”. Ese ser que había vaciado antes, después lo vuelve a introducir, vuelve a sellar esa hiancia que para nosotros es indispensable, porque si no, no podemos ubicar el inconsciente. En ese pienso, luego soy, queda cerrada la brecha y Lacan se ve llevado a tener que introducir una variación del cogito, e introduce una inversión: “soy donde no pienso, pienso donde no soy”.

La duda tiene un papel metódico, para Descartes le sirve para vaciar, para rechazar, lo que no. Para Freud es para prestar atención: si duda, si vacila, si, es allí. Como si uno estuviera en el reverso del otro.

Se sitúa el binomio verdad-saber. Esta oposición saber y verdad nos lleva a lo que Lacan nos advierte en el Sem.2, pág. 36: “Todo lo que nos enseñan en los institutos de psicoanálisis, es muy útil, sería estúpido que un psicoanalista lo descuidara sistemáticamente, pero es preciso que sepa que no es esa la dimensión en la que opera. El psicoanalista debe formarse en un dominio diferente”.

Freud, trabajó el concepto de represión a partir de dejar la hipnosis; la hipnosis impedía notar este mecanismo, de fuerzas psíquicas en conflicto y cómo eludía las resistencias, no era que éstas no siguieran operando.  La técnica de la hipnosis implicaba “creencia y obediencia”. Dejaba a los pacientes en dependencia del hipnotizador.

Lacan se pregunta Sem.1 pág. 49: ¿hay menos autoritarismo en quien desconoce la resistencia o en quien la reconoce como tal?

Podemos ubicar la diferencia entre el deseo de Freud, quien no tiene ese deseo de dominar y el deseo del médico, del discurso del médico. Freud se desmarca del discurso médico, que ostenta el saber y no da lugar al decir del paciente, a lo que tiene para decir, porque su lógica para concebir los síntomas es otra. La investigación de Freud avanza por el campo de la verdad del sujeto, no es una investigación científica.

Por eso Lacan va a decir que el psicoanálisis no es una ciencia, es una praxis, porque incluye el dejarse atravesar por lo que se juega en la experiencia de palabra.

Freud piensa que, si logra avanzar en un procedimiento que avance por esas ocurrencias, hacia lo reprimido, sin recurrir a la hipnosis, puede conseguir llenar las lagunas mnémicas, hacer consiente lo inconsciente, que es la dirección que tiene la cura en esa época, y con eso resolver el síntoma.

¿Y cómo se avanza desde las ocurrencias hasta lo reprimido? Freud ubica lo que llama el arte de la interpretación.

¿Qué es la interpretación sino una lectura de eso que está escrito entre líneas, de eso desfigurado, de eso que surge en el lugar de lo reprimido? Nos detenemos en esto, eso que surge en el lugar de algo, de algo que no está.

¿Con respecto al arte de la interpretación qué dice Freud?

Freud pasa a enumerar las vías de acceso al conocimiento del inconsciente: las ocurrencias, los sueños, los lapsus, los actos fallidos y nos anuncia una técnica de la interpretación, la traducción, que consiste en una serie de reglas para construir el material inconsciente a partir de las ocurrencias.

En los casos clínicos de Freud encontramos una especial atención a las palabras y al sonido, a los equívocos. Arma secuencias entre determinadas palabras, utilizándose como significantes, que le permiten resolver el sentido del síntoma.

Lacan lee en Freud que el inconsciente está estructurado como un lenguaje, algo que Freud nunca dijo. Ese es el fin de una lectura, poder leer lo que no se dice.

Freud se da cuenta que la ambición de una cura psíquica está sostenida desde el ideal del llenado de las lagunas mnémicas, es un horizonte ideal. Define la cura como el restablecimiento de la capacidad de rendimiento y de goce.

Ya en 1903 Freud establece que una curación total es algo inalcanzable, que los síntomas pueden persistir en una convivencia menos padeciente para el sujeto y para su entorno.

Nos podemos preguntar qué tipo de procedimiento es este que afloja el padecimiento, pero no lo cura del todo y sin embargo es apreciable terapéuticamente. Freud rescata el saldo epistémico que se obtiene. Hay una cura por añadidura.

Freud está preocupado por un método que permita obtener un saldo de saber y no que sólo sea eficaz sin que nos deje saber nada. Hay un efecto de esclarecimiento que incluye un atravesamiento por el saber.

En su rechazo de la hipnosis, leemos su deseo de saber y una posición ética que no convalida el dominio sobre el paciente que produce la hipnosis.

Paula remarca una frase de Lacan al respecto: “No hay clínica sin ética”. –

 

 

 

 

 

 

 

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