IOM CID San Luis. Seminario clínico Anual. 2da Clase general.
“La metáfora del amor” a cargo de María Cecilia Gasbarro. (AP y de la EOL y AMP) 8 de abril de 2022.
La docente comienza su clase diciendo que los elementos que elige Lacan para llegar a la metáfora del amor tratan tanto de los fundamentos del amor como de la transferencia. Afirma que el amor de transferencia y el amor son lo mismo. Además, que Lacan plantea cuestiones no sólo del principio, de la partida del análisis, sino también de su final. Y que aquí, en el Seminario 8, Lacan despunta la noción de “deseo del analista”, que luego retomará en el Seminario 10.
Respecto a la “disparidad subjetiva”, Lacan habla de la dificultad de encontrar la palabra para nombrar esa imparidad radical, quedando de lado cualquier intersubjetividad entre analizante y analista. “imparidad”, “odd”, “disparidad” son los términos que indican que no se trata de ninguna paridad. La pretendida “situación analítica” sienta sus bases para pasar al amor de transferencia y al amor en general.
“Al principio era la praxis” es una afirmación de Marx, que Lacan toma para agregar: “Al principio era el amor”. Dice Lacan que no es la creación ex nihilo, de la nada, como “Al principio era el verbo”. No, se trata de una formación.
No se trata de que el analizante busque su bien, dice Lacan retomando algo de su Seminario sobre la ética. Se trate de que ame, de que sea un amado en la transferencia, y más, que sepa algo más sobre su eros. Como diferencia respecto del seminario anterior, antes el héroe llevaba su acto hasta el sacrificio; aquí es un acto mas humilde, no es el acto del héroe. El acto del héroe pasa a ser un acto que rodea al otro para satisfacerse a sí mismo. Aquí no se trata de héroes sino de algo más terrenal.
En la página 14 se pregunta cómo preservar el deseo en el acto, la relación del deseo con el acto. Parece difícil porque el deseo es siempre deseo de otra cosa.
Los términos de la disparidad subjetiva son Erastés y Erómenos., amante y amado. El secreto de Sócrates es advertir siempre la diferencia entre amado y amante.
Lacan toma la experiencia de Breuer y Anna O para señalar lo temible de ese “amor correspondido” entre médico y paciente, lo patético de los resultados y los saldos de esa relación. Allí Freud se hace “amo de ese Eros, para servirse de él”. Pero servirse de él es no satisfacerlo.
Cecilia comenta que del texto de Freud “Puntualizaciones sobre el amor de transferencia” se pueden extraer dos cosas, dos formas disruptivas del amor de transferencia, cuando por ejemplo se hace exigencia y no da lugar a nada más, como fue el caso de Anna O. y Breuer. Freud ensaya varias posibles soluciones para terminar sosteniendo que hay que sostener el amor de transferencia sin satisfacerlo. A veces es difícil, es disruptivo y la considera signo de resistencia a esa irrupción, por lo tanto, hay que volverlo a sus encadenamientos inconcientes. Cecilia se pregunta: ¿No cabe llamar real a ese enamoramiento que adviene en la cura?
Centrándonos en el seminario 8, entonces, tenemos al amante y al amado, Erastés y Erómenos. Al amante le falta algo y no sabe qué es. El amado tiene algo que supuestamente le falta al amante y tampoco sabe lo que es. El punto es que no hay relación entre lo que le falta a uno y lo que tiene el otro. Como dirá después: “No hay relación sexual”.
Esto tiene que ver con la disparidad subjetiva. Hay un “no se sabe” fundamental que atañe a las dos posiciones. Uno no sabe lo que le falta y aspira a encontrarlo en el analista. Pero el analista en el lugar del amado no sabe qué tiene, eso por lo que fue elegido. Y si lo sabe es el peor de los casos. Los dos “no sabe” tampoco coinciden, no hay correspondencia.
Aun cuando el amante crea encontrar objetos fantasmáticos en lo amado, eso puede durar un tiempo, pero la metonimia de esa otra cosa va a volver, retorna.
En la dialéctica de Sócrates, él decía: “Lo único que sé es del amor, de la diferencia entre amante y amado” Esta dialéctica nos lleva a la misma encrucijada de la cuestión, la disyunción irremediable. Aquí se quedó Freud, a pesar de que llegó lejos. Pero… ¿nos quedamos aquí? Esta era la roca viva de la castración. Pero, ¿qué más? En la página 60, Lacan se refiere al fin del análisis para Freud, esto es, la castración para el hombre, el penisneid para la mujer. ¿No hay allí una ambigüedad? Terminamos como empezamos, es decir, la falta al principio y al final. Y la pregunta insistente de Lacan ¿Hasta aquí o más? En el seminario 8 aún es muy prudente, pero después proseguirá aún más. La disparidad entre amante y amado destaca un punto: el final de Freud vuelve a un análisis interminable (Luego hay un giro cuando propondrá tiempo después el atravesamiento del fantasma, aún no está en eso).
Entonces, tenemos discordancia, disyunción entre amante y amado, no correspondencia. Lacan, en la página 45, da un paso crucial y prudente. Dice que encontró en Sócrates los caminos ya trazados sobre el deseo como deseo de otra cosa. Pero Sócrates nos conduce más allá, a un movimiento de inversión, de báscula, de reversión, donde de la conjunción del deseo con su objeto, en tanto que inadecuado, surja una significación que se llama el amor.
De disyunción a conjunción un tanto oscura. Por que esta conjunción no es una relación No es una relación con un objeto adecuado. Es una conjunción con un objeto en tanto que inadecuado, una significación que se llama amor. No es cualquier amor, sino que se produce como significación a partir de esa conjunción. Un amor más real, que en los seminarios 20 a 22 formalizará más. No es el amor S.S.S., no es el amor imaginario. Es diferente, y por eso le resulta tan difícil de atrapar.
Este amor como significación es una metáfora, una sustitución. Es temprano aún, recién en el Seminario 24 dirá “una significación no fálica”. Esta conjunción con el objeto en tanto inadecuado, es con una falta, con lo que NO tiene el amado. No con lo que tiene, sino con lo que NO tiene. Luego, más adelante, se podría pensar la superposición de dos faltas como este amor como significación. Pero es muy difícil responder desde el seminario 8.
Cecilia da un ejemplo de su propia cosecha, de su propio análisis. Para ubicar la metáfora del amor y la superposición de dos faltas (que en el seminario 8 aún es conjunción con el objeto inadecuado). Muestra a partir de allí que encontrarse con la falta el Otro, analista, consintiendo a ello producto del análisis, es la significación del amor que se produce con cierta certeza. Y se produce contingentemente.
La metáfora del amor
Ésta se encuentra en Fedro, segundo discurso del Banquete. En el jurado de los dioses, ¿Quién gana? ¿Alcestes? ¿Orfeo? Hay un amor llevado a su sacrificio último: dar la vida por el otro. Orfeo es una decepción, porque le habían pedido que no mire para atrás y no pasa la prueba del amor. Lo tiene que mirar por interés escópico. Alcestes se propone a morir por amor a Admeto, pudiendo haber sido otros, incluso de sangre. Da su vida. Para los dioses esto es un acto enorme, pero no basta, por el hecho de que Alcestes está en el lugar del amante. La metáfora del amor no se produce allí. La idea es que el amante se ponga en el lugar de amado. El que gana es Aquiles, porque sí transforma su lugar. Patroclo, su amante, ha muerto en manos de Héctor (Troya). Aquiles, sobre la tumba de su amante, consiente a una significación. El amado se transforma en amante y allí está la metáfora del amor.
Entonces, tres cosas:
- La metáfora del amor plantea tres cuestiones: a- El resorte de la transferencia (real); b- No es amor al S.S.S. y c- tampoco la transferencia positiva que puede transformarse en negativa.
- Hay un despunte de la noción del deseo del analista “te deseo aunque no lo sepas” (Seminario 10). Aquí podemos dar ejemplos de cómo tratar un acting out, ejemplos de Margaret Little. “El deseo del analista se enraíza en la significación de un amor sin límites” (Seminario 11 al final). Aquí en el 8 está adelantando que es un amor que va más allá de la ley, del NP. Cuando algo de esa conjunción se produce con una certeza, hay ahí una significación del amor. Aquí vale el mito donde uno enciende un leño y luego el leño lo enciende a uno.
- El seminario 8 hace un adelanto enorme de la idea de fin del análisis como atravesamiento del fantasma, donde también hay una reversión, una báscula. Eso es en forma resumida la metáfora del amor y lo que estará luego en juego en el atravesamiento del fantasma, donde el sujeto se vuelve objeto.
Aclaración: lo de la superposición de dos faltas, mencionado más arriba, no llevarlo hacia alienación y separación, sino hacia el lado del deseo del analista como deseo no puro. Basta de héroes, porque eso es deseo puro, que conduce al asesinato y a la destrucción; “amo en ti algo más que tú, por eso te mutilo”, sería la historia del Rajá que se aburre.
El deseo del analista no es un deseo puro, y esa impureza tiene que ver con el amor. Un amor que renuncia a su objeto y produce una significación del amor.
Reseña: María Carina Magallán – CID San Luis