Cine y Psicoanálisis
FORO virtual N°1 Serie de NETFLIX: “Unorthodox” dirigida por María Shrader.
Basada en la autobiografía de 2012 de Deborah Feldman
Coordinadores: Eva Mallea – Norma Sierra
Comentarios de: Norma Sierra, Gabriela Pérez, Eduardo Lorenzo, Patricia Lucero, Victoria Anzorena y Jorge Rodríguez
https://www.facebook.com/CinedebateCIDSL
Un elogio a la decisión de una mujer.
Comentario de Norma Sierra. AP de la EOL y AMP. CID San Luis
“Poco ortodoxa”. Una historia sobre la decisión de una mujer, buscar su propio destino, incierto… pero fundamentalmente alejado de aquello que una comunidad muy particular le tenía marcado: ser una buena esposa, equivalente a ser madre y traer niños al mundo. No está ausente en el tratamiento de este tema la cuestión del holocausto judío, las pérdidas de tantos seres ante semejante atrocidad. Pero me quiero detener en ella, Esty, cómo llega a su decisión de cambiar el rumbo de su vida y a sostener su decisión más allá de todo lo que la incita a retroceder.
Llega al casamiento, a la noche de bodas, un año de matrimonio, consejos inagotables sobre cómo ser una buena esposa, satisfacer al hombre, etc., etc., hasta el hartazgo de ella y del espectador. Aun así, se las ingenia para cumplir con la demanda, especialmente la de una suegra que no para de inocularle a él en sus pensamientos, que ella no será nunca una buena esposa, que así, sin consentir a ser su objeto, nunca le dará hijos. Pedido de divorcio, y algo se despierta en Esty, pero sólo luego de haber realizado aquello que la condenaría a un destino que se le iba presentando cada vez como más funesto, para ella, reducir su vida de mujer a ser un objeto para la satisfacción del hombre, entregada a la maternidad y el silencio, sin deseo, sin amor.
En la mujer hay cuatro tipos de goce según Lacan: el hijo, como tapón; el goce fálico al cual la mujer también accede; el goce de la privación; la satisfacción fálica de la palabra. Será por éste último que se dice de las mujeres que hablan tanto, más de lo que los hombres por lo general están dispuestos a escuchar, y especialmente porque lo que dicen no es acorde a lo que ellos esperarían. Algo de esto podemos apreciar en la escena en la cual Yanky, enfrentado a una mujer que le propone darle sexualmente lo que a él le guste, se da cuenta que algo no coincide entre él y Esty, su querida esposa, y le pide a esta mujer que le diga qué le gustaría a ella, no a él. La pulsión no le dice al sujeto como ser hombre o mujer, esto hay que aprehenderlo por entero en el campo del Otro. Para no desencantarnos con el relato y la trama de la miniserie, en dicha escena no hay palabras que definan qué quiere una mujer, a lo sumo alguna sugerencia, quizás, pero lo más importante es que algo de esa ausencia -la de su esposa, pero fundamentalmente la ausencia de reciprocidad sexual- lo tocó, ya no podrá ser el mismo a partir de ser alcanzado por lo femenino.
La feminidad es una objeción al principio de identidad. Para la lógica fálica cada elemento se define en relación a otro, pero en lo femenino en cuanto tal, no hay definición ni identidad precisa de los elementos, no hay palabras que para nombrar aquello de lo que goza una mujer.
Sin embargo, las mujeres también acceden al goce fálico, pero “para ello es necesario que el hombre les hable, de acuerdo con el fantasma de ella; de esto, la mujer siempre extrae efectos de deseo”1. Goce y deseo están permitidos para una mujer cuando median palabras de amor. Para Esty no era ni como madre, ni por ser hablada como su buena esposa que este efecto de deseo y goce se producía, allí no había lugar para palabras de amor que resonaran en ella y la alcanzaran en su cuerpo de mujer.
“el cuerpo hablante hace presente el sexo como femenino, lo femenino como la alteridad radical del goce. Y es una alteridad ante la que tanto la masculinidad como la feminidad quedan confrontados de manera tan asimétrica como fuera de toda reciprocidad posible…” 2
Decidida a enfrentar el mundo para encontrar una vida a su manera, se inicia en un camino de descubrimiento de los diversos lugares y figuras de lo femenino. Ya no hay retorno, “ya es tarde” era la respuesta esperable a las tardías palabras de amor que él intenta introducir en el desencuentro que los habita. Y la miniserie no nos defrauda en ese punto. Ya es tarde para sellar el desencuentro y más aún cuando ese nuevo tapón propuesto huele a demanda de hacerla regresar a su atadura funesta, buena esposa-madre.
1 Moraga, Patricia (2029). El goce y el tratamiento de la satisfacción, p. 54. Grama, Buenos Aires.
2 Bassols, Miquel (2018). Entre centro y ausencia, p. 39. Grama, Buenos Aires.
El territorio del deseo en disputa.
Comentario de Gabriela Pérez. Lic. en Trabajo Social y Prof. en Investigación Educativa, con formación, capacitación e investigación vinculada a la temática de Genero y ESI
“Poco ortodoxa” o “Unorthodox” es una adaptación del libro best-seller de Deborah Feldman “Poco ortodoxa: El escandaloso rechazo de mis raíces judías”, donde la escritora relató su propia salida de la comunidad jasídica ultraortodoxa.
En esta serie se muestran las redes que teje el patriarcado en la sociedad, en este caso sostenido en creencias religiosas. La protagonista Esty va mostrando cómo son criadas, podríamos decir moldeadas las mujeres en función de lo que espera su Dios, sin poder tener una voz propia, sin ser libres de decidir por sus propias vidas, por sus propios cuerpos.
A las mujeres se les destina el lugar de la sumisión, de servicio, siempre detrás de los hombres, los hombres son los que tienen la autoridad, las mujeres únicamente adquieren un lugar de protagonismo en función de su rol reproductor, pero protagonismo no en sentido de que ellas puedan decidir cuándo y con quién, sino que toda la familia, toda la comunidad puede decidir sobre el cuerpo de ella, puede opinar y puede condenar si una mujer no cumple con dicho rol.
Hay un fuerte control de la corporalidad de la mujer para tenerla totalmente sujeta al poder de un varón, en un capítulo se puede ver como la suegra de Esty irrumpe en su departamento muy molesta
porque Esty no está cumpliendo con su deber, le recuerda que a su hijo Yanky lo tiene que hacer sentir “como un Rey”, negando así cualquier sentimiento, cualquier posibilidad de deseo que Esty pueda tener.
Es muy curioso que, si bien es fundamental para esta comunidad la reproducción, que hasta a las mujeres se les ofrece la enseñanza de una profesora en educación sexual (obviamente desde una mirada biologicista) en ningún momento que se muestran los diálogos que mantiene Esty con su
profesora, se nombran los genitales. Se dice “eso” encaja “ahí”; esto “facilita las cosas ahí abajo”, pareciera una trampa semántica, no me parece inocente este “no nombrar” siento que esto acompaña esta idea de carecer como mujer autoridad para percibirse sobre sus propias experiencias; de tener una vivencia en primera persona sobre su propio cuerpo, poder experimentarlo como propio. Esty solamente debe adoptar sobre ella las descripciones que la
comunidad definen según su estatus, su legitimidad; el vínculo que tiene con su cuerpo esta mediado por los sentidos producidos por el patriarcado.
En este sentido el fin último del matrimonio es traer un hijo al mundo, no poder concebirlo se lo entiende como causal de divorcio. Por lo tanto, las relaciones sexuales se entienden desde ese único fin, no hay lugar para el placer y menos si eres mujer.
Cuando Esty finalmente logra viajar a Berlín, justamente es el deseo lo que encuentra, lo que descubre y la moviliza, lo que le permite ensanchar su manera de concebir el mundo, el encuentro con otras maneras posibles de vivir, de ser.
La música como liberadora y como una invitación a sumar su melodía personal a la polifonía de la diversidad humana. Así lo inadmisible en un mundo opresor hacia las mujeres se vuelve realidad para Esty.
Comentario de Eduardo Lorenzo
Realizador audiovisual – Fotógrafo
La mayoría de los que empiezan a ver “Poco ortodoxa” no lo hacen movidos por una inquietud del orden de mirar cine etnográfico, sino simplemente porque está en el top 10 de las series más vistas últimamente en Netflix. Ciertamente el que eligió verla, también podría hacerlo para conocer un poco de la cultura jasídica, ya que aborda el tema de cómo viven los miembros de esta comunidad cerrada en Williamsburg (Brooklyn, New York) que a pesar de estar en la capital del capitalismo en el siglo XXI, lo hacen como si estuvieran en Europa del Este en el Siglo XVIII; alejados de la tecnología, llámese Televisión o Internet, (algo prohibido) aunque vemos que a medida que avanza la historia este es el escenario y el contexto donde se mueve la protagonista.
Cambio de época
Una de las series más vistas hoy en Netflix es “Poco ortodoxa”, estrenada en cuarentena y que fue furor gracias al “boca en boca virtual”. Todo el mundo habla de la serie, algún medio se animó a titular una crítica “¿A Poco ortodoxa le habría ido tan bien si no se hubiera estrenado en cuarentena?” …bueno. En definitiva, la serie es un éxito y por eso también, creo que estoy intentado escribir algo sobre ella.
Alemania, dueña de una tradición cinematográfica que tuvo su auge en los primeros años del siglo XX y se refundó con el “Nuevo cine alemán” en los ´60 con nombres como Werner Herzog y dueña de una de las marcas de cámaras y equipos de filmación más célebres de la historia del cine (ARRI) retoma con esta producción esa tradición, y le hace justicia a su historia audiovisual.
Algunos exteriores se filmaron en Williamsburg; el resto todo en Berlín, incluso los interiores que “miran” a New York se filmaron en estudio.
La serie está basada libremente en el libro autobiográfico de Deborah Feldman, “Poco ortodoxa: El escandaloso rechazo de mis raíces jasídicas”. El resto de la cabeza de producción también son mujeres, desde la productora ejecutiva, las guionistas y la directora, diseñadora de producción, vestuaristas, excepto por el director de fotografía y el montajista que son hombres, las mayores responsabilidades recaen en los hombros de mujeres. Quizás esta mirada femenina de la cultura jasídica, pone el acento en una comunidad muy cerrada, muy patriarcal, demasiado machista, pero sin descuidar aquello del Relativismo cultural.
La cámara indiscreta
Desde que comienza, la directora nos mete en un mundo que parece extraño, donde la cámara nos muestra con mucho detalle cómo vive esa comunidad, de tal forma que no sabemos si estamos viendo una ficción o un docudrama. Esta forma de abordar la historia se consiguió porque los realizadores buscaban retratar la vida “jasídica” tal como es, inclusive buscando actores de la comunidad judía que hablaran el idish (idioma derivado del alemán) por lo cual el guion se tradujo para tal fin. El look, la estética de la serie, tiene ese tinte documental, en parte porque el equipo técnico está formado por personal que viene del documental, como el director de fotografía, que trabajó mucho con luz natural o supo combinarla con la artificial, para crear climas bastantes realistas, que hacen que el espectador se meta aún más en la historia.
El peso de darle un tratamiento casi documental al retratar como vive una comunidad puede tener sus desventajas: que la historia se puede tornar un poco lenta por ejemplo, pero los realizadores lo resuelven con un “artefacto” que puede venir del mismo guion o de la sala de montaje que es el de contar básicamente la estructura dramática mediante lo que ocurre en el tiempo presente y en el pasado del personaje, mediante el uso de Flashback, también mediante el uso de montaje paralelo, que es cuando vemos que hacen los distintos personajes en tiempo presente, pero en diferentes lugares al mismo tiempo, con estos mecanismo la historia consigue un ritmo que la hace ágil y entretenida.
La historia
Poco ortodoxa es la historia de Esther o “Esty” como la llaman los más allegados, una joven de 19 años que se busca así misma y que busca su lugar en el mundo, que causalmente no es en la que “comunidad” que vive. Ella no se identifica con el ostracismo de los ultraortodoxos, más bien busca salir de la comunidad jasídica de “Satmar”, (originarios de Hungría) y de ahí explorar el mundo laico o secular; para ello deberá liberarse del matrimonio con “Yanky Shapiro” que no es el villano ni mucho menos pero tampoco es del todo su antagonista, ¿acaso él también no es víctima de esta comunidad? Lo cierto es que este matrimonio la hace profundamente infeliz; un matrimonio arreglado entre familias, que generalmente se llevan a cabo antes que los “novios” superen los 18 o 19 años.
Esta comunidad “Satmar” es deliberadamente machista; las mujeres solo tienen un rol que es el de acompañar a sus maridos, no pueden estudiar ni formarse profesionalmente, hacen las tareas del hogar y cumplen con la tarea de procrear tantos hijos como sean posibles;, son lo que unos de los personajes críticos de este mundo cerrado llaman “máquinas de hacer bebes”, (un mandato bíblico, el de ser prolíficos según los jasídicos) esto tiene una justificación doble para los jasídicos, por un lado la Torá y por el otro, que es recuperarse del holocausto en que sus antepasados fueron diezmados.
Antecedentes: Choque cultural en el cine
Si hay un director de cine que trabajó el conflicto que afrontan sus personajes con el entorno, ese es Peter Weir. El cineasta tuvo una etapa en su Australia natal en donde se destacó, pero fue en su etapa hollywoodense donde logró combinar films para grandes audiencias, sin dejar de lado su sello de “autor”. En Witness de 1985 (Testigo en Peligro) cuenta la historia de un niño de la comunidad “Amish” (o Menonita) que presencia un crimen, luego un policía resguarda a él y a su madre, para finalmente refugiarse en esa comunidad arraigada en costumbres religiosas y modo de vida el siglo XVIII y estar a salvo de los peligros que supone haber presenciado un crimen con sello mafioso.
Weir trabaja desde el guion tanto el conflicto entre opuestos, como la inserción del extraño en ese universo. Destaca todo el tiempo el contraste entre ambas culturas y formas de vida diametralmente opuestos, para vivir otra cultura así de extrema. Hay que despojarse de todo lo que el hombre trae incorporado, incluso una historia de amor por más fuerte que sea; es incompatible si uno de los dos personajes no deja todo por el otro, lo que la convierte en imposible. Luego de “Testigo en Peligro” vendría “La costa de los mosquitos” 1986 donde un inventor genio, medio loco que reniega de su país, del consumismo, de su cultura; paradójicamente también de la tecnología, decide llevar a su familia a vivir otra cultura más primitiva para fundar una nueva sociedad. Valiéndose de sus conocimientos técnicos, que obviamente son más amplios que el del jefe de la tribu, en su nuevo papel de ser una especie de semidiós, termina por volverse más loco, autoritario, (aparte de parecerse a aquello a lo que tanto criticaba) y naufraga en sus utópicos planes, la naturaleza es más fuerte que sus sueños. Claramente el conflicto principal gira en torno al choque entre culturas y el opuesto de enfrentarse a la fuerza de la naturaleza.
La literatura y el cine infantil no es ajeno al tema cultural como la fábula de “El libro de la Selva”, donde su protagonista “Mowgli” es criado por una manada de lobos que le salvan la vida, ya que no todo el mundo lo quiere en la selva; pero finalmente, Mowgli entiende que debe partir, porque su lugar no es con los lobos sino con los hombres. – Bagheera a Mowgly “Así como yo volví a mi selva, tú habrás de volver al final con los hombres, que son tus hermanos”.
El viaje del Héroe
El escritor y mitólogo Joseph Campbell en el “El héroe de las mil caras”, habló sobre ese patrón en común que tienen todas las culturas y religiones de la humanidad desde sus orígenes, “el viaje del héroe” o el “monomito”, esquema que se repite hasta nuestros días, en libros, guiones y películas, algunas más y otras menos siguen estos patrones, en el caso de “Esty” se cumplen algunos pasos que menciona Campbell en su libro, una persona común y corriente, recibe un llamado (el de su madre cuando le entrega los papeles de ciudadanía alemana, para que escape de ese mundo opresivo, del que ella también había logrado escapar años antes) al principio se niega, recibe ayuda de su “mentora” su profesora de piano (clases que están prohibidas, pero que toma a escondidas) luego acepta y emprende el viaje, en el camino se enfrenta con retos, sobrevivir sin nada en el extranjero, ser aceptada, también encuentra alguien que la ayuda, su nuevo amigo o novio, debe luchar con el “caballero o el dragón” en este caso el malo de la serie “Moishe Lefkovitch” (su madre dice “siempre hay un Moishe”), no tiene que tomar los tesoros o el elixir o salvar a la princesa, solo tiene que salvarse a ella misma.
Etapa berlinés
A medida que se suceden los flashbacks la historia sigue avanzando y vemos a Esty en Berlín, que descubre un nuevo mundo, de a poco y a fuerza de buscar una nueva vida, conoce un grupo de estudiantes de música que la aceptan. Pero no todo resultará tan fácil como parece.
Esty recorre Berlín a puro coraje para conseguir sus sueños, según la productora, la serie busca tener un “impacto cultural positivo” y lo representan con una variedad inusitada de personajes que representan diversas culturas, religiones, etnias y minorías sexuales en esta Alemania moderna que busca alejarse de los fantasmas del pasado. Una Alemania en la que casualmente en la realidad muchos descendiente de judíos están volviendo a sus orígenes, vuelven al origen del “trauma judío” y la serie lo representa muy bien, y a decir de la directora, “Alemania aun hoy carga con ese trauma”, lo que se entiende muy bien y está muy claro se exagera, le ponen un acento, al punto que los personajes secundario a través sus diálogos ponen el acento en esta nueva diversidad del país teutón, la directora remarca que esta exageración de explicar el trauma del pasado, es porque también se trata de un show de televisión y no una película que deja todo en lo simbólico, en la TV se explica todo un poco más, por momentos como si fuera un radio teatro.
Otro símbolo germánico es su música, el techno alemán es una marca en el mundo y Esty se pasea por la noche de Berlín y conoce ese mundo que la impresiona. Esto muestra el alto contraste con su mundo del pasado, también es una escena bisagra en la historia, porque a partir de ahí todo cambia, no solo su vestimenta o sus labios pintados, es ahí el inicio de un camino de no retorno.
Los personajes secundarios muestran la diversidad cultural, religiosa, sexual del Berlín de hoy. Los realizadores resaltan un fuerte contraste con el Berlín anterior a la segunda guerra mundial (en ese punto la serie hasta parece una propaganda, una bajada de línea del gobierno para dejar en claro que ya no queda nada de aquella Alemania Nazi, nada del Berlín del pasado) aparte de mostrar una arquitectura moderna y colorida, pero sin dejar de lado emblemas históricos de Alemania como La Puerta de Brandemburgo.
La academia de música a la que asiste “Esty” es una metáfora de la nueva Alemania. En la orquesta hay gente de todas las culturas y religiones que conviven armónicamente: judíos, palestinos, musulmanes; lo que la directora llama “reunir mundos inesperados”. Esa es el alma de la serie.
Filmografía y bibliografía citada:
- “Poco Ortodoxa” Serie Netflix 2020
- “Poco Ortodoxa Detrás de cámaras” Documental Netflix 2020
- “One of us” Documental Netflix 2020
- Testigo en peligro. Título original: Witness 1985
- La Costa de los Mosquitos (The Mosquito Coast) 1986
- El libro de la selva (en inglés: The Jungle Book) 1894
- La costa de los mosquitos “utopía en vena por Enrique Campos” Artículo año 2015
- Clarín espectáculos / Opinión ¿A Poco ortodoxa le habría ido tan bien si no se hubiera estrenado en cuarentena?
- “La vida de los judíos ultraortodoxos”. Youtube
- “judíos ultraortodoxos en Jerusalén”. Youtube
- “Poco ortodoxa la historia real de Deborah Feldman”. Youtube
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p style=»text-align: center»>Comentario de Patricia Lucero
CID San Luis
En la serie “Poco Ortodoxa” hay una secuencia en la cual podríamos rastrear el laberinto de la subjetividad femenina, a partir de unos de los interrogantes fundamentales del psicoanálisis. ¿Qué quiere una mujer?
Un eje central de la narración está a cargo de la presión que ejerce la familia de Yanky sobre Esty para que quede embarazada. La madre como protagonista está metida en la cama de ellos.
Aparecen en las imágenes del film el lugar que se le da a la mujer en esta comunidad ortodoxa, ellas están para cuidar a sus esposos, hacerlos sentir reyes, están al servicio de la procreación y de las tareas domésticas. Esty quiere ser una chica diferente y no encuentra en el confinamiento marital un lugar para el deseo y el amor.
Durante casi un año de matrimonio Esty y Yanky no tienen relaciones sexuales, a Esty le resultaba demasiado doloroso, sin embargo, una noche consiente ser objeto de goce para él. De esa relación sexual queda embarazada. La pregunta que me surge es: ¿Qué es más allá del consentimiento, el deseo femenino?
En la secuencia de las escenas Esty espera a Yanky para compartirle la noticia de que está embarazada, pero él, le pide el divorcio debido a la insistencia de su madre que no puede esperar más por un nieto. Al no ser escuchada Esty decide huir a Berlín. Siente la herida como mujer.
Podemos interpretar esta huida, este portazo final a la comunidad religiosa y a su esposo, como un acto de verdadera mujer contrario al de una madre. Se es verdadera mujer en un instante, es tan solo un momento, en el cual emerge una respuesta que es como un punto de certeza. “En Ideas directivas para un congreso sobre sexualidad femenina” J. Lacan dice que “La corriente de lo maternal no recubre lo femenino”.
Esty se va a Berlín para “Hacerse un ser” despojada de sus bienes, en una posición de consentimiento a la castración tiene la libertad total.
Finalmente, podríamos decir que el film muestra que no hay una sola Esty, hay muchas Esty, como en cada mujer hay muchas mujeres.
Un símbolo de libertad
Comentario de Victoria Anzorena
Realizadora Audiovisual y estudiante de la Lic. de producción de radio y televisión, UNSL
“Poco ortodoxa” es una miniserie basada en la historia real de Deborah Feldman, una joven judía que escapó de una comunidad ultra ortodoxa y lo relató en su libro Unorthodox. En esta oportunidad fue María Shrader la encargada de dirigir esta miniserie de una forma impecable, no es la primera vez que la directora realiza este tipo de temas, ya que en el 2016 llevó a cabo un biopic del cual también fue guionista: “Adiós a Europa” sobre el Austriaco Stefan Zweig, un judío exiliado que huyó del régimen nazi.
La singular estética y encanto emotivo transmitido a través de la fotografía de “Poco ortodoxa” hace que sea muy fácil de llevar, el uso de planos fijos y primeros planos crean un contraste entre la vida por la que se rige la comunidad judía ortodoxa, coartando la libertad de las mujeres y la vida en la capital alemana, concretando esa libertad. Vale aclarar que la única función que tienen las mujeres en ese culto religioso es ser buenas esposas y concebir tantos hijos como sea posible, para aumentar el censo de judíos y contrarrestar así las muertes que se produjeron durante el exterminio nazi, no reciben ningún tipo de educación, incluso no pueden leer el Talmud, libro que podría considerarse como el Código Civil y religioso por las que rigen las normas del judaísmo.
La actriz Shira Haas protagoniza con enorme sensibilidad y entrega a Esther Shapiro, quien recorre un camino de autodescubrimiento en donde debe dejar atrás todas las máscaras y normas que la comunidad religiosa le impone, para asumir por fin su verdadera libertad como mujer. Esto se materializa en la escena donde tira su peluca en la playa, ya que las mujeres son obligadas a ocultar su cabello y mostrarlo únicamente a su marido. En el capítulo final podemos comprender como Yankee, el marido de Esty, quien la busca desesperadamente, sin duda también es una víctima. No parece tener malas intenciones, pero la poca comunicación hace que la pareja se deseche, por ser parte de una sociedad patriarcal, extrema y opresiva que lo ha educado para sólo pensar en su ombligo. Creo que Yankee al observarla en la audición, como una mujer libre, con sus propios sueños, anhelos, miedos, lo desequilibra totalmente e incluso lo enamora más, la decisión de Esty y su frase “ya es tarde” simboliza un gran crecimiento personal para los dos personajes.
El guion de la serie es irreprochable y liberador, la trama es simple y consigue transmitir muchas de sus ideas a través de sus silencios, largas escenas representativas, personajes con gran desarrollo y la música, que sirve como disparador para llevar a cabo los deseos la protagonista. “Poco ortodoxa” es un gran trabajo audiovisual que en definitiva es esperanzadora y nos hace considerar las barreras impuestas entre las personas ya sea por religiones extremas, o por situaciones de poder entre hombres y mujeres.
Comentario de Jorge Rodríguez
Responsable local del CID San Luis
Gracias por el espacio reinventado de este Ciclo: cine y psicoanálisis. ¡Y qué elección para comenzar! Me han gustado mucho las ideas que expresan
Norma Alicia Sierra y Gaby Pérez. No creo que se pueda decir mejor tanto desde la lectura de una analista como desde el punto de vista de una cientista social que sabe leer la perspectiva de género y del poder intrínseco a ella.
Solo quería agregar dos reflexiones que lindan con las ideas ya expresadas.
La primera va en el sentido inquietante (debo decirlo, y esa inquietud es para mí) de preguntarme por esa salida del agobio de la tradición judaica. Será que los relatos sencillos no son de mi gusto, pero me pregunto: ¿no es posible que uno encuentre un modo de respirar, incluso en el seno de un ambiente sin aire? ¿Y si esa promisoria salida resulta la encerrona más generalizada de todas, la que nos dice: adiós a las tradiciones! ¡Bienvenidos al sistema donde usted lo elige todo! Una idea similar la supo exponer Bauman en «Modernidad liquida», cuando expresa que la angustia moderna (hay que captar su lectura sociológica en juego) se sostiene de la ausencia de un Otro que nos orienta (incluso para irle en contra, como en la serie). Me recordó al final de «The Truman Show», cuando el protagonista parece al fin escapar del set televisivo…o a la idea de rebelión de «Matrix» y que tan bien supo desenmascarar Zizek (https://www.anticapitalistas.org/IMG/pdf/Zizek-TheMatrixOLasDosCarasDeLaPerversion.pdf
Lo expreso así: ¿se puede estar fuera del Otro completamente? Si es que si: ¿qué consecuencias tiene ello en eso que llamamos el sujeto? En el caso de la protagonista de la serie: ¿qué le espera afuera? Una escena parece esbozar una respuesta (quizás no la única): la espera la competencia por obtener un lugar (la meritocracia puesta en juego en la selección de ocupar un lugar vía sus aptitudes artísticas). ¿Se está mejor afuera?
La segunda toca más la cuestión femenina que tan bien supieron captar los comentarios previos. Y se vincula con la posición más amistosa de Esty con su madre en la parte final de la seria, madre que en principio se nos presenta como repudiada por Esty y la comunidad judía, en función de haber sido precursora en eso de salirse de los cánones esperables de lo que debe ser una mujer en esa comunidad. No es un dato menor que esta madre tenga de pareja a otra mujer.
Me recordó aquello que dice Lacan en su Seminario XX: «llamo heterosexual a todo aquel que ama a las mujeres, independientemente de su sexo».
Quizás en Esty algo del llamado al amor de lo femenino es lo que la impulsa a esa salida. Me encantaría saber qué fue de ella en ese mundo de aparente libertad.
Foro Virtual de Cine y Psicoanálisis:
Equipo de Cine y Psicoanálisis (IOM – CID San Luis)
Patricia Rojo, Eva Mallea, Norma Sierra, Patricia Lucero, Celina Coen, Marcela Finos, Fernanda Manrique, Florencia Landolfo
https://www.facebook.com/CinedebateCIDSL