“El Ágalma entre la demanda y el deseo”
IOM CID San Luis. Seminario clínico Anual. 4ta Clase general, a cargo de Patricia Gerbaudo (Practicante del psicoanálisis, Secretaria de Biblioteca del CID San Luis, Docente investigadora de la UNSL) y Mariel Robledo (Practicante del psicoanálisis, Docente investigadora de la UNSL). 8 de julio de 2022.
Clase XIV Seminario 8 (a cargo de Patricia Gerbaudo)
La docente comienza retomando algunas cuestiones trabajadas en la clase XIII “Critica de la Contratransferencia”, en relación a la apuesta de Lacan de tomar el deseo del analista como una respuesta frente al uso que los posfreudianos hacían de la contratransferencia. En este sentido es importante poder ubicar la intervención, no por la vía de la contratransferencia sino, por la vía socrática, es decir por la presencia del Ágalma en el analista.
Plantea que intervenir desde la comprensión es un modo de responder a la demanda. Existe una íntima relación entre la demanda del sujeto y su deseo. En la experiencia analítica se tratará de sacar a la luz algo de la manifestación de ese deseo. Sobre la demanda planteará que no es explicita, el sujeto la oculta, y por ello se presta a ser interpretada.
Es en este punto donde la interpretación puede volverse una trampa, ya que aquí se abre la problemática de la interpretación en relación a la demanda y la satisfacción, donde la interpretación puede ser leída como “ofrecer una palabra con la que el sujeto se quede satisfecho”. Lacan desarrolla que es allí donde surge siempre alguna resistencia, Patricia nos invita a pensar ahí la resistencia del analista.
Las necesidades deben pasar por el desfiladero de la demanda, del significante, de la palabra. En este punto todo lo que es tendencia natural debe situarse en un más allá (que es demanda de amor) y un más acá (que es deseo). El deseo con aquello que lo caracteriza como condición en la especificidad del objeto al que concierne, objeto agalmático, objeto parcial.
De este modo, la docente afirma que el objeto viene a revelarnos la dignidad del sujeto en la relación transferencial en donde el analista se presenta como agalmático.
Avanzado el capítulo Lacan introduce la pulsión, y toma para ello el acápite 3 de “Más Allá del Principio del Placer” de Freud para ubicar allí la interpretación no lograda, el límite existente a hacer conciente lo inconciente y los problemas con la técnica en el manejo de la transferencia. En este apartado aparece la repetición como compulsión a la repetición. Lacan lo plantea como un semi-fracaso del objetivo rememorativo del análisis, un fracaso necesario, allí cuando en el punto de recuerdo se presenta la repetición configurándose una neurosis de transferencia.
La docente hace hincapié en que se trata de una reproducción que no es repetición de lo anterior, sino que introduce algo nuevo, que tiene que ver con cuestiones fundamentales de la vida del analizante jugándose en el terreno del tratamiento, en este sentido se trata de una verdadera neurosis de transferencia.
Para introducir el siguiente apartado Patricia refiere que se realizará un recorrido por las distintas fases de la libido y el modo en que se presenta la demanda en cada una de ellas.
Plantea que demandar es pedir y comienza con la demanda oral de ser alimentado, la cual es dirigida al otro y reclama una respuesta. Pero no se obtiene un objeto sino una nueva demanda: la de dejarse alimentar.
En este encuentro de demandas se produce una hiancia, una confrontación y ofrece el ejemplo de la anorexia mental, poniendo de manifiesto que “a esta demanda un deseo la desborda”1. Lo que despunta entonces es el rechazo del sujeto de ser devorado por el deseo del Otro. Ya que “la extinción o el aplastamiento de la demanda en la satisfacción no podría producirse sin matar al deseo” (…) “La ambivalencia primordial, propia de toda demanda, es que en toda demanda está igualmente implicado que el sujeto no quiere que sea satisfecha”2.
La demanda oral es distinta de la satisfacción del hambre, es además demanda sexual. Freud lo plantea en “Tres Ensayos de una teoría sexual” y hace referencia al canibalismo en relación al deseo sexual. “…la meta sexual consiste en la incorporación del objeto, el paradigma de lo que más tarde, en calidad de identificación, desempeñará un papel psíquico tan importante. El chupeteo puede verse como un resto de esta fase”3. Esto implicará directamente al cuerpo del Otro y a su buena voluntad de alimentarlo.
Aquí Lacan introducirá la libido sexual y la definirá como excedente, excedente que rechaza la satisfacción para preservar la función del deseo.
De este modo se introduce en la demanda de ser alimentado, la cuestión de la preferencia, el menú, que sería un índice del despliegue del deseo, habrá así una distinción entre los objetos que podrían satisfacer el hambre.
La docente advierte sobre los problemas que pueden presentarse en un análisis y la prudencia con la que debe operar cada analista en las interpretaciones en el plano del registro oral, ya que la demanda se forma en el mismo punto donde se erige a tendencia. Prudencia en relación a permitir que continúe el curso de la palabra, en no obturar, ya que es a partir de la demanda que puede aparecer algo del deseo. Prudencia en no demandarle al sujeto que acepte las palabras que se le ofrecen al modo de la interpretación. Aclara que tampoco se trata del analista silencioso, que cree poder evitar responder a la demanda por el hecho de no hablar.
Se establece una discusión acerca de si la intervención del analista debe funcionar como frustración compensada, ya que el analista no debería responder a la demanda, sino que a través del equivoco lograría apuntar al despliegue del deseo en la palabra. Frustración compensada en el sentido que se le dice algo, pero no se le dice lo que quiere.
Luego introducirá lo que sucede en el estadio anal, aquí se trata de una demanda de retener el excremento frente al deseo de expulsar y a su vez, esa expulsión es motivo de una nueva demanda, se le pide que dé algo, que cumpla la exigencia del educador.
La sexualización se produce en el retorno a la necesidad, aquí la demanda es del Otro e interviene el carácter de regalo que posee el excremento.
Lacan manifiesta: “El campo de la dialéctica anal es el verdadero campo de la oblatividad”4, en este estadio el sujeto satisface una necesidad satisfaciendo al Otro. Hay un Todo para el otro que vela ese constante vértigo e inminente destrucción del otro.
El asunto del deseo es sustraído de la operación, “se va a la mierda” dice Lacan. Siguiendo a Lacan la docente propone que dónde se ubicaría el índice del deseo sería en la relación profunda, fundamental, del sujeto como deseo, con el objeto más desagradable.
Se ubica la cuestión de la pulsión sádica y lo sexual se reintroduce de un modo violento. “En la relación anal es donde el otro en cuanto tal adquiere plenamente dominancia”5. Hay en el estadio anal como un reflejo del fantasma sádico-oral, en el cual la vida es en su fondo asimilación devoradora, es la presencia de la garganta abierta de la vida. Respecto a lo sádico anal plantea el sufrimiento esperado por el otro, la sexualización del sufrimiento, el punto sacrificial erótico.
Clase XV. Seminario 8 (a cargo de Mariel Robledo)
La docente manifiesta que retomará algunos de los puntos trabajados al respecto de lo que plantea Lacan en cuanto a que “El deseo mantiene su lugar en el margen de la demanda en cuanto tal”. En un más allá y un más acá, en la medida en que ese grito es articulado a un Otro, a una palabra. Tenemos por otro lado el objeto de la demanda y objeto sexual, de goce como soporte del placer.
Para trabajar el laberinto, que propone Lacan, de la posición del deseo, trabajará las fases de la migración de la libido en las distintas zonas erógenas en relación a la demanda y al deseo. Allí encontramos lo canibalístico de la fase oral y lo sádico de la fijación de la pulsión anal.
Hay una desviación en el fin, habla de sublimación porque el fin de la necesidad está perdido, habrá entonces un plus, un más. Lacan planteará qué este objeto privilegiado extrae su valor erótico por retracción y no tiene que ver con el hambre primitiva. Sería de algún modo equiparable al segundo momento del trauma, es decir, retroactivamente adquirirá esa significantización sexual.
Posteriormente la docente introduce algunos ejemplos brindados por Lacan en este capítulo extraídos del mundo de la naturaleza. Uno de ellos es el de la mantis religiosa durante el acto sexual. Lacan propone jugar a suponerle un goce correlativo a la mantis, que come la cabeza de su partenaire, tal que funcione como un modelo cualquiera de nuestro canibalismo oral y refiere “o bien ella goza allí donde se encuentra el órgano del macho, o bien goza en otra parte”6.
En el segundo apartado introduce la identificación reciproca del sujeto con el objeto del deseo oral que apunta a una fragmentación constitutiva. El sujeto encuentra en el campo del Otro, los objetos del deseo del Otro en su estado de fragmentación y con los privilegios que le concede el deseo de la madre. “Sólo en el interior de la demanda del Otro se constituye como reflejo del hambre del sujeto. (…) La transición del hambre al erotismo se hace por la vía de lo que llamamos hace un momento la preferencia”7.
En relación a la demanda anal, Lacan planteará que se caracteriza por una inversión a beneficio del Otro, su iniciativa y aquí reside la disciplina de la limpieza, la educación etc. El objeto de don como tal nace en relación a que lo que el sujeto puede dar está ligado a lo que puede retener, es decir, su propio excremento.
El sujeto se designa en el objeto evacuado, punto donde se encuentra la afánisis del deseo. En la demanda anal encontramos la desaparición del deseo. El deseo permanece así bajo la dependencia de la demanda del Otro.
Para finalizar Mariel propone que en el último apartado se plantea ¿Qué sentido le podemos dar al estadio genital?
El deseo natural no puede decirse nunca, tal la mantis religiosa. Esto no es posible ya que el Otro ya está instalado en el lugar como aquel en quien se basa el signo. ¿Aparecerá entonces la pregunta por el deseo del Otro, Che Vuoi? o ¿Qué me quiere? dando paso a la angustia.
En este apartado Lacan ubicará algunas cuestiones en relación al caso Juanito. La docente detalla que ante la agitación sexual del niño aparece la apreciación del objeto y el rechazo del mismo objeto. Se instaura una división, ese objeto se presenta como el ágalma, y al mismo tiempo se da la depreciación del sujeto. Lo que se rechaza es el deseo, pero se aprecia el objeto.
Esto nos lleva a una lógica del tener, pero la dimensión novedosa que introduce la entrada en el drama fálico es que de lo que se trata en el deseo genital es de un acto, “no tiene más que un pagaré”. El objeto aislado del deseo es el falo, el falo es un objeto privilegiado en el campo del Otro (a = A – phi). El falo es la raíz de la falta en el Otro, la falta de la que se trata es la falta del deseo del Otro. La docente aclara que, en este seminario, el falo se constituye como un objeto, y lo diferencia del falo en tanto significante, tal como lo plantea Lacan en La Significación del falo.
Referencias
Referencias
1.- Lacan, J. (2009). El Seminario Libro 8 La transferencia. Buenos Aires, Argentina. Paidós, pág. 232.
2.- Lacan, J. Op. Cit. pág. 232 y 233
3.- Freud, S. Obras Completas, “Tres Ensayos de teoría sexual”. Buenos Aires, Argentina. Amorrortu, pág. 180
4.- Lacan, J. Op. Cit. Pág. 235
5.- Lacan, J. Op. Cit. pág. 236
6.- Lacan, J. Op. Cit. Pág. 244
7.-Lacan, J. Op. Cit. Pág. 247
Reseña. Marcia Kutnik – CID San Luis