Foro de Cine debate N° 3: “Asuntos de familia en el mundo contemporáneo”: Parasite

 

 

“Parasite”

 Año: 2019  – Corea del Sur – Dirección: Bong Joon-ho

Foro de Cine debate N° 3: “Asuntos de familia en el mundo contemporáneo”

Desde el espacio de Cine y Psicoanálisis del CID San Luis, propusimos explorar las figuras del padre en la sociedad contemporánea, a través de lo que nos enseñan cuatro películas seleccionadas para el foro: Un asunto de familia, Parasite”, Family Romance, LLC y Derecho de familia.[1]

La coordinación estuvo a cargo de Norma Sierra y Patricia Lucero; con la colaboración de Florencia Landolfo, Celina Coen, Marcela Finos, Fernanda Manrique, Eva Mallea y Patricia Rojo

 

Reseña

Gastón Cottino al analizar la película Parasite, nos plantea una asociación metafórica entre una bomba sin explotar, en los jardines adyacentes a unos de los hogares de niños, durante los bombardeos a Londres. Esa bomba estaba afuera, en el jardín del vecino, en Parasite está adentro, al interior de la familia, en un sentido figurativo.

Introduce una lectura sobre cómo la familia del vecino puede ser una bomba cuando se mete en el interior de la nuestra, el vecino se puede transformar en un otro peligroso que llevamos al interior de nuestra casa, sin saberlo, sin saber que lo sabemos.

El eje central del comentario lo podemos ubicar, en cómo el mal está puesto en el Otro para odiarlo, rechazando, negando su ser, cuando en realidad se trata del goce más íntimo e ignorado por el propio sujeto. Gastón nos advierte que no hay que buscar la segregación y el racismo solo en las guerras sino también en la vida cotidiana. Desde su escritura nos aproxima a lo real gozoso de la segregación.

También esta película puede ser interpretada por las desigualdades cada vez mayores entre las diferentes clases sociales como lo lee Marcos Altamirano cuando nos señala, el mundo perfecto, limpio y sin olores de esa clase más acomodada, representada por los Park, en contraste con ese olor tan recurrente y característico de los Kim que viene de su condición de una vida en el subsuelo. Ese “olor a pobre” resulta demasiado irritante para la vida modelo de los Park.

Julia Ahun nos indica el drama que vive el espectador por quedar atrapado en una trama ficcional que muestra sexo, amor, violencia, muerte. En las imágenes de los montajes ensamblados aparecen escenas en las que se descubren secretos. Lo que acontece, comienza con cierta picardía o travesura, y termina en tragedia, un fuera de control se precipita.

En el escrito, sitúa cómo la imposibilidad queda ubicada en el malentendido que se transmite. La familia tiene su origen en el malentendido, que es al fin, malentendido sobre el goce. Parásito será aquello con lo que cada uno debe arreglárselas o inventar un truco con lo imposible, con el malentendido, con los desencuentros.

Cecilia Gómez nos permite percibir que Parásito es el nombre del objeto desecho que los Kim encarnan en una sociedad que los ha arrojado fuera de los planes. En su comentario señala el fin de la civilización patriarcal que procuraba un orden simbólico bajo la égida del padre. El film muestra cómo frente a la inconsistencia del padre los hijos de la familia Kim arman un plan y lo ejecutan. Presentándose así el lugar de los hijos en la familia actual. Planteo que da cuenta de las versiones del padre contemporáneo, devaluado en su función.

Yessica Aguero introduce una lectura sobre la lucha de clase entre ricos y pobres, enmarcando la necesidad recíproca que hay en cada una de ellas. En el argumento refiere a la lógica Hegeliana, para precisar cómo el esclavo debe renunciar a su propio deseo en aras de satisfacer el deseo de dominación de su amo, a la vez el amo solo existe en la medida en que es reconocido por el esclavo. Bajo esta dialéctica nos podemos preguntar ¿Quién parasita a quién?

Virginia Coronel interpreta el desenlace de la película para mostrarnos cómo la ficción puede dejar de funcionar. Cuando parecía que ambas familias habían armado la novela, aparecen unos /otros parásitos que habitan en las profundidades más oscuras. Allí donde hay caída del significante padre, se manifiestan modos de gozar locos, deslocalizados, sin articulación con la barrera de la ley. Como divino detalle, localiza que en el film lo que se pone en juego no es la ley del padre simbólico, sino más bien el “el no pasarse de la raya” dimensión más imaginaria, también característica del mundo contemporáneo.

Patricia Lucero – Norma Sierra

 

 

COMENTARIOS

Por Gastón Cottino

AP de la EOL y AMP – Mendoza

 

Parásitos: la Cosa en casa

En 1942, durante los bombardeos a Londres, Anna Freud crea, junto a otros analistas, tres nurseries para niños. Quienes, separados de su familia, encontraban allí un alojamiento, en el sentido analítico del término. Sus observaciones dieron lugar al caso de la “inglesita”, entre otros, y demás observaciones de las que extraigo una en particular para introducir esta breve lectura de Parasite, en referencia al real que nos toca vivir.

Cae una bomba en el jardín adyacente a unos de los hogares, pero no estalla, quedando allí durante algunos días, sin que se sepa si está desactivada o no. Esa imagen, algo surrealista, podría ser el inicio de una tragedia aún mayor. Sin embargo, con el correr de los días, grandes y  chicos, se van acostumbrando, al punto de que algunos niños sienten algo de lástima cuando se la llevan.[2]

Mi hipótesis es que esa bomba sin explotar que en 1942 estaba afuera, en el jardín del vecino, en Parasite está adentro, al interior de la familia, en un sentido figurado, por supuesto.

Ya en la película, que funciona como un texto, esta lectura se puede multiplicar ya que la pareja de la ama de llaves puede funcionar del mismo modo para la familia Kim, que está para la de los Park. Agujereando el sentido de la perspectiva de clases, que rápidamente decanta en los primeros minutos.

Si la asociación metafórica es correcta, la familia del vecino puede ser una bomba, de cuya desactivación no podemos estar seguros, cuando se mete en el interior de la nuestra. Es decir, el vecino se puede transformar en un otro peligroso que llevamos al interior de nuestra casa, sin saberlo, o mejor, sin saber que lo sabemos.

En esta casa hay una topología muy especial ya que consta de un bunker, justamente para resguardarse de un posible bombardeo de Corea del Norte o de cualquier catástrofe. Arquitectura que arma un otro afuera del adentro de un estilo muy distinto al adentro que se hace contiguo con el afuera del semisótano de los Kim, el cual se llena de afluentes cloacales, señalando el lugar de los desechos.

El ascenso al cénit del objeto a también es el ascenso del objeto de desecho en sus múltiples y terribles identificaciones con lo humano.

Estos espacios ya nos marcan una topología muy especial que es la que me interesa subrayar desde la metáfora de la bomba en casa, siguiendo la línea lo que Jacques Lacan, y luego Jacques-Alain Miller, plantean para el racismo. El mal es puesto en el Otro para odiarlo, rechazando, negando, su ser, cuando en realidad se trata del goce más íntimo e ignorado por el propio sujeto. Solo que aquí es jugado en el plano de familias que a priori no tienen motivos para odiarse, siendo esto lo que corrobora aquel postulado psicoanalítico. Es decir, no hay que buscar a la segregación y el racismo solo en las guerras sino también en nuestra vida cotidiana[3].

Entonces ¿Cuál es el parásito que se nos mete en el cuerpo como para desatar ese odio?

Nota sobre el padre. En el contexto de un gimnasio, refugio para inundados, en medio de las calamidades, Kim Ki Taek le explica a Ki-woo que el plan es no tener plan ya que un plan siempre puede fallar, explicando con esta simple frase la lógica que subyace esta familia. ¿Es “lo-que-no-puede-fallar” lo que da lugar a la familia de farsantes, de puros semblantes, en donde no hay más remedio que un orden social, el de los lugares que se va a buscar a la familia Park, para anudarse?

Esta película, como otras de Bong Joon-ho, se interesan por esa Cosa que tenemos dentro y que de tan temida la sacamos al exterior de la forma más terrible. Claro que no es lo mismo con un padre que con otro, ni en una familia que, en otra, pero ese real siempre está, nos parasita.

 

Por Marcos Altamirano

Prof. en el Dpto. de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Humanas de la Universidad Nacional de Río Cuarto

 

Dirección: Bong Joon-ho. Elenco: Song Kang Ho, Lee Sun Kyun, Cho Yeo Jeong, Choi Woo Shik, Park So Dam, Lee Jung Eun y Chang Hyae Jin. Guión: Bong Joon-ho y Jin Won Han. Fotografía: Hong Kyung-Pyo. Música: Jae-Il Jung. Edición: Yang Jinmo.

 

Antes de iniciar algún comentario sobre el fenómeno Parásitos es fundamental conocer la trayectoria de su director Bong Joon-ho, ya que el realizador surcoreano es uno de los responsables, junto a figuras como Park Chan-Wook, de posicionar en un plano internacional al cine de Corea del Sur.

En 2003, estrena Memorias de un Asesino. Un thriller con un sentido del humor y del grotesco revelador. Una especie de Jack el Destripador coreano y rural, pero la historia se concentra en las inconveniencias de los investigadores y deja en segundo plano al asesino. No sólo narra un caso policial y sus inconvenientes, sino que se detiene en la construcción de una época. El talentoso y exitoso director surcoreano se inspiró en hechos reales ocurridos en 1986, en plena dictadura militar surcoreana, esta segunda película de Bong Joon-ho (ya había sorprendido en 2000 con Perro que ladra no muerde) reconstruye los crímenes que comete en un pueblo rural un misterioso asesino serial. La patética investigación policial y la psicosis colectiva conforman el contexto ideal para un thriller virtuoso y lleno de humor negro.

Tres años después, Bong Joon-ho volvió a demostrar su talento con The Host (2006), disponible en la plataforma Netflix. La película trata de un monstruo creado a raíz de una imprudencia cometida por unos científicos que secuestra a la hija de un hombre, y lo lleva a una difícil misión para salvarla.

En 2009, realiza un intenso thriller dramático sobre una madre que busca demostrar que su hijo, con un importante retraso mental, acusado del asesinato de una joven, es inocente. Se trata de Madre, una íntima y surreal mirada de la maternidad. Estas notables producciones lo llevaron a crear Snowpiercer (2013), una ciencia ficción coreana, filmada en inglés, sobre cómo la humanidad intenta frenar el calentamiento global a través de la ingeniería climática, lo que causa una edad de hielo.

Cuatro años después estrena directamente en Netflix Okja (2017), donde una niña inicia un arriesgado viaje a Nueva York para rescatar a su mejor amiga, una supercerda llamada Okja, de una corporación multinacional que busca convertirla en alimento.

Llegamos a 2019, Bong Joon-ho presenta Parásitos.  La primera película Coreana en ganar el Oscar de la Academia de Hollywood y la primera vez desde la creación del premio que una película de habla no inglesa gana la estatuilla al mejor film. Además de recibir múltiples elogios y obtener la Palma de Oro del Festival de Cannes.

Al fenómeno Parásitos nadie permanece indiferente, mantiene esa línea grotesca de sus anteriores películas y aprovecha magníficamente la función narrativa de la puesta en escena. Ese virtuosismo dramático le permite contar una historia simple desde un abordaje novedoso. Los Kim, una familia de desempleados, empobrecida, se infiltran, a partir de una sucesión de engaños y mentiras, como empleados domésticos en el mundo de lujos y riquezas de los Park.

El neoliberalismo está presente en todo momento, en cada una de las familias. Ese neoliberalismo, en palabras de Laval y Dardot, no es sólo destructor de reglas, de instituciones, de derechos, es también productor de cierto tipo de relaciones sociales, de ciertas maneras de vivir, de ciertas subjetividades.  En Parásitos se pone en juego nada más y nada menos, la forma de la existencia humana, o sea, el modo en que cada personaje se comporta y se relaciona con los demás y con ellos mismos.

Desde el título mismo, Parásitos juega con un doble sentido del término parasitario. Explicita las tremendas desigualdades cada vez mayores entre las diferentes clases sociales, y a medida que avanza el relato transforma a cada uno de los personajes hasta convertirlos en bestias. Esa violencia que se desprende progresivamente no es premeditada, es consumada por personas frágiles. Una violencia que se desencadena a partir de detalles que pueden definir status y valoraciones de las personas como son los olores corporales, por ejemplo. El mundo perfecto, limpio y sin olores de esa clase más acomodada, representada por los Park, en contraste con ese olor tan recurrente y característico de los Kim que viene de su condición de una vida en el subsuelo. Aunque se cambien la ropa, ese “olor a pobre” resulta demasiado irritante para la vida modelo de los Park.

La historia que cuenta Parásitos no es para nada novedosa, tiene algunos puntos en común en términos temáticos con la película tucumana Los Dueños (2013), de Agustín Toscano y Ezequiel Radusky con interpretación de la eterna Rosario Bléfari.  Un tema muy frecuentado por el cine que según los realizadores tucumanos “se unen en el concepto de familias humildes que utilizan un ingenio, una picardía y/o una inteligencia suprema para sobrevivir sociedades donde la movilidad social llega siempre tarde o nunca llega». Los Dueños podría funcionar como un fragmento del segundo acto de Parásitos, con un tratamiento más sutil y costumbrista.

Parásitos no es la mejor película del director surcoreano, pero si estamos ante una sugestiva obra, de gran destreza narrativa, inventiva visual y una enorme capacidad de provocación que visibiliza la calidad de la enorme filmografía coreana.

 

Por Julia Ahun

Participante del CID San Juan

Gran drama que mantiene al espectador impactado, pasan cosas que uno no espera, y no es de esas películas que sabemos cuál será el final. Es una película donde la captura es en planos: los sótanos, la oscuridad, lo sucio; y la superficie, la iluminación, la pulcritud. Una familia se infiltra en otra, y se nutren del trabajo que ellos le dan y viceversa. Por eso el título Parasite, según el director. Aunque no dijo claramente cuál fue la familia que se infiltró.

En la trama suceden bastantes cosas; sexo, amor, violencia, muerte y sobre todo se descubren secretos. Lo que acontece comienza con cierta picardía o travesura y termina en una tragedia, un fuera de control precipita.

La familia Kim vive en un semisótano, son empleados mal pagos. El hijo se hace pasar como profesor de inglés para enseñar a la hija adolescente de la familia Park. Familia con un muy buen estatus económico. Es así que la familia Kim se hace pasar por diferentes personajes: La hija de la familia Kim es una especie de terapeuta de arte para el hijo menor, – El Sr Kim es el chofer de la familia (haciendo despedir al anterior chofer), la Sra. Kim, es contratada para reemplazar a la actual ama de llaves, Moon-gwang que también hicieron despedir).

Además de los enredos que suscitan entre la familia Kim y Parker, está la ama de llaves Moon-gwang que guarda también un gran secreto y mantiene en el interior del hogar, que se descubre, algo irrumpe … y a mi entender es lo que viene a provocar cierta ruptura y/o desorden. ¡Entre ellos se arma… mejor dicho se desarma! – claramente estas tres familias, los Kim, los Park. la Ama de llaves y su pareja tiene diferentes modos de vivir, cada familia con su modalidad de goce.

Entonces, lo que está en el interior, vendría a ser el gran parásito en la trama familiar. Ese íntimo que se torna extraño, con el cual hay que hacer algo. Lacan en el Seminario El Sinthome dice que el parásito es una forma de cáncer que aqueja al ser humano. Desde esta perspectiva es en hogar donde el parásito se instala y produce algo del orden de lo traumático, del odio, y del exceso.

 

Qué decir del padre…

Para Lacan, en el seminario El reverso del psicoanálisis, el padre, es un enunciado de lo imposible.

¿Qué quiere decir con esto? Lo imposible, la imposibilidad vendría a ubicarse aquí como ese malentendido que se transmite. La familia tiene su origen en el malentendido, que es al fin, malentendido sobre el goce. Aunque en parasite hay un contraste, hay algo por fuera de la imposibilidad, todo parece posible: un hombre vive en un sótano años- sin decir todo lo que hace debajo-, un joven sobrevive frente a una golpiza en la cabeza hasta quedar desangrado, una familia se sirve de otra para “sobrevivir”, lo privado se vuelve público, el Sr. Kim transmitiendo una carta en código morse para ser descifrado… En fin y para seguir pensando sobre la película, los personajes y esa encrucijada …el parásito seráa con aquello que cada uno debe arreglárselas o inventar un truco con lo imposible, con el malentendido, con los desencuentros.

 

Por Cecilia Gómez

Participante Delegación La Rioja

 

Un plan, como un padre, siempre fallan

Una propuesta tentadora llega de la mano del Ciclo de Cine y Psicoanálisis del CID San Luis. Algunas películas, un eje de trabajo, y un foro para conversar. Acepto gustosa y agradezco a sus organizadores por la invitación y por la renovación del ciclo bajo pandemia. He elegido Parásitos, una película surcoreana estrenada en 2019 que logra llevar a la pantalla de una manera formidable lo que Lacan anticipaba para nuestros tiempos sobre el ascenso del racismo y las formas de segregación. Mucho podríamos decir de esta sátira y lo que inspira a su director, Bong Joon-ho, en un guión que puede tomarse como una fuerte crítica social. Sin embargo, lo que nos anima como psicoanalistas cuando nos dejamos enseñar por el arte es producir una lectura del lazo social, siempre sintomático, y volvernos intérpretes en la discordia de los discursos.

La copulación del capitalismo con la ciencia ha producido un reordenamiento de las sociedades bajo la forma de un “para todos” llamado globalización. Como Lacan advertía en 1967, este porvenir de mercados comunes iría acompañado de una proliferación de procesos de segregación. La película pone al desnudo desde la primera escena el lugar de la familia Kim en los márgenes de la sociedad surcoreana. La casa en el sótano como el escenario privilegiado con su ventana al ras del suelo por donde miran el mundo, que se ha vuelto inmundo de uno y otro lado. Los más jóvenes de la familia acceden a esos pequeños gadgets que pululan en el mercado, pero sólo alcanzan conexión en un recoveco junto al inodoro. Parásitos es el nombre del objeto desecho que los Kim encarnan en una sociedad que los ha arrojado fuera de los planes. Representan esa nueva sociedad de hermanos que surge a partir del fin de la civilización patriarcal que procuraba un orden simbólico bajo la égida del padre (Laurent, 2014). El Sr. Kim, cuyo lugar resulta depreciado por su propia mujer, no tiene ningún plan. Lejos de encarnar a un padre protector y todo amor, garante de una transmisión, deja la ventana abierta para que entre el gas fumigador con la familia dentro. “Para definir la contemporaneidad se podría decir que el niño de hoy nace en un mundo que ya no está estructurado por el a priori del amor del padre” (Laurent, 2018). Frente a inconsistencia del padre, son los hijos los que aprovechando una contingencia arman un plan y lo ejecutan con astucia. Así la familia Kim pasa del sótano a la mansión de los Park, quienes simbolizan la familia ideal de clase alta que puede gozar de todo aquello que los Kim están privados. Si los Kim pueden ingresar como falsificadores es a razón de la estupidez del amo, quien sólo quiere que la cosa marche, aunque nada quiera saber. Esa pasión del ser que es la ignorancia es el motivo por el que los Park pueden desconocer todo lo que ocurre en su propia casa. La vida transcurre para ellos sin saber que alojan a un huésped en el sótano, y lo que acontece allí nos evoca eso que Freud llamó lo unheimlich, lo más familiar devenido extraño. También los Park encarnan ese lugar de parásitos, ya que sus vidas están al servicio del saber hacer de los otros. Entre amos y esclavos, recorto un elemento que se le vuelve insoportable al Sr. Park: el olor del Sr. Kim, el olor de su clase. Es en torno a esta pieza fundamental que el director precipita el final. Lacan en su seminario 17 ubica la segregación en el origen de la fraternidad: lo que nos hermana es el goce. Los fenómenos de segregación comienzan por apartar a aquel cuyo goce es diferente al mío, “el racismo propiamente dicho, se soporta en una identificación al objeto a como plus de gozar, esa es su característica principal, que le sirve de soporte” (Tudanca, 2012, p.29). El retorno de lo éxtimo no tarda en llegar. Cuando el Sr. Kim queda reducido al olor de su clase se desencadena la ira y violencia de un padre para quien todo plan fallará. Tampoco el Sr. Park puede hacer mucho con su hijo en plena crisis epiléptica, sólo puede ordenar. Versiones del padre contemporáneo, devaluado en su función. Hacia el final, sin embargo, los Kim no parecen escapar a la repetición: un padre siempre falla en barrar el goce. “En este sentido el psicoanálisis no es un pesimismo, ni un nihilismo, es una crítica. El psicoanálisis no está por el universal, pero tampoco está por el imperio de la nada, dado que el goce es imposible de negativizar” (Laurent, 1994, p. 26).

Resta un detalle: el código Morse que padre e hijo se ocupan de descifrar… Como el final de la película, mi escrito está abierto a la conversación.

 

Referencias bibliográficas:

-Lacan, J. “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela”, Otros escritos. Buenos Aires: Paidós.

-Lacan, J. El Seminario, Libro XVII, El reverso del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós.

-Laurent, E. (1994). “¿El padre para todos?” en Revista Registros, Año 6, Tomo metal. pp. 20-26.

-Laurent, E. (mayo de 2014). “El racismo 2.0”. (Mayo de 2014). Racismo 2.0. Consecuencias, Revista digital de Psicoanálisis, Arte y Pensamiento del Departamento de Psicoanálisis y Filosofía – Pensamiento contemporáneo del CICBA. N° 12. http://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/012/template.php?file=arts/Alcances/El-racismo-2-0.html

-Laurent, E. (18 de mayo de 2018). “Los niños de hoy y la parentalidad contemporánea”. Conferencia en la Facultad de Psicología, UBA. https://psicoanalisislacaniano.com/los-ninos-de-hoy-y-la-parentalidad-contemporanea/

-Tudanca, L. (2012). Una política del síntoma. Buenos Aires: Grama.  

 

Por Jessica Agüero

La familia, como núcleo central de la sociedad, es el resultado de la construcción social y constituye un modelo de representación de acuerdo a los distintos momentos, la idea de familia se ha ido y se va modificando en la medida en que los sujetos sociales cambien sus formas de constituir los lazos familiares.

En la familia se delimitan roles, acciones y fundamentalmente surgen los valores y patrones que son volcados en la sociedad, en las relaciones sociales que cada uno de sus miembros posee. Es además donde se vislumbran las asimetrías de clases, el acceso a derechos y ejercicio de estos, la posibilidad de generar cambios significativos en la vida de sus individuos, la ambición o pretensión y la resignación. Las complejas relaciones de poder, de obediencia y rebeldía. Todo pasa y ocurre en la familia.

La polarización que muestra el film, se basa en las diferencias y en la desigualdad de clases (caracterizada por la familia Kim y la familia Park) que responden a un capitalismo, de aquella sociedad y absolutamente aplicable a esta sociedad, donde algunos, con capacidad de trabajo, y capacidad productiva se encuentra en la sima de la pirámide y por otro lado el proletariado, la mano de obra barata, por debajo. El prototipo de las familias contemporáneas, diametralmente opuestas, plantean dos mundos distintos, donde la estratificación social es el punto de partida para la descripción gráfica de la vida de aquellas familias involucradas, por un lado, los pobres, los fracasados, los iracundos, los tristes, los violentos, los fraudulentos y por otro lado los exitosos, los incrédulos, amorosos, y ordenados. La forma de vivir en decadencia y la aceptación de esa como tal, es la caracterización de los Kim, sin más propósitos hasta que por un trabajo inesperado del hijo menor, comienzan a cambiar sus vidas, pero teñida de complicidades y fraudes para permear en la familia Park, (como trabajadores) donde por otro lado, no hubieran podido acceder sino por estas maniobras.

Esto que parece que solo es una dialéctica irresoluble de las diferencias sociales, y de si se quiere de una faceta de lo que actual llamamos “grieta” va más allá, – y es  que  la subsistencia de cada una de ellas, requiere de la otra, es decir que ambas conviven y se necesitan recíprocamente,(en la vida real , esto es así a través de la vinculación de empleo y la sumisión de las clases más empobrecidas a las mejor posicionadas a través de la explotación y/o discriminación), en la “ lógica Hegeliana, el esclavo debe renunciar a su propio deseo en aras de satisfacer el deseo de dominación de su amo, y a su vez el amo solo existe en la medida en que es reconocido por su esclavo”,  pero la relación se convierte “parasitaria”, cuando emerge de la misma estructura fundamental conductas desatinadas y desencadenantes de la tragedia, donde literalmente los Kim “ sobrepasaron los límites”, y ha colocado a los antiguos trabajadores en estado de desprotección,  y los Park  con requerimientos absurdos como cual esclavos aquellos,  y su desprecio al pobre en interpretación de los gestos de oler pestilencias- y que esto a la  vez hace detonar la conducta de un padre inerte, cuando rejunta las sucesivas escenas que involucran a los integrantes de la familia Park en ese gesto de mal oler, y lleva a ejecutar la muerta del padre de familia rica. Es la representación gráfica de un sistema corroído.

Pero este Film No solo deja explícita la lucha de clases entre ricos y pobres y sus desigualdades, sino que a la vez devela otra miseria que es desplazar a los desplazados, del vale todo para tener algo, y deja entrever que la verdadera lucha es de la clase obrera /trabajadora  para sobrevivir, siendo absolutamente indiferente la clase alta acomodada, que sigue beneficiándose de la enfrentamiento entre los pobres, nada muy distinto y alejado que la realidad y donde muchos críticos se preguntan, quién es el parásito de quién?

 

Virginia Coronel

Participante Delegación Catamarca

 

La basura se esconde bajo la mesa

“Parasite”, del director Bong Joon-ho, película nada menos que ganadora del Oscar 2020, me resulta una sátira apenas velada. Una burla a la sociedad contemporánea, que si bien se despliega en un contexto que pudiera resultarnos ajeno (Corea del Sur), por el contrario, nos deja sin palabras.

Si de asuntos de familia se trata este nuevo foro, podemos decir que la cosa está representada gráficamente en estratos…

De abajo para arriba, nos encontramos a los Kim: una familia de desempleados, con la que pareciera el director representa los fracasados, los desvergonzados. Esos parásitos que habitan en el sótano, aprovechando desde las fumigaciones que parecieran ser públicas, a la orina del borracho que pasa por su ventanal, hasta las desgracias de la empleadora de la pizzería. Están al vuelo, captan el detalle de lo que al otro le falta, para crearse “un plan”, que les permita salir a la superficie.

Por otro lado, están los Park: una familia de clase alta, que habita en una propiedad donde, por el contrario, reina la armonía entre la arquitectura, el arte y el diseño, que ya dejan ver al espectador esa imperiosa necesidad de que nada se salga de lugar. En esta familia no se trata de lo que al otro le falta, sino de que a ellos no les falte nada.

Las características de una familia y la otra, que parecieran ser tan opuestas, en el transcurso de la película van encajando como piezas de encastre y constituyendo una dialéctica, que bien pudiéramos comparar con la del amo y el esclavo.

Del lado del esclavo, los Kim ofrecen su saber al amo, no importa de dónde provenga: si de la mano de la mentira y el engaño, si corresponde a un saber hacer, si es un saber tomado de la tecno-ciencia (como cuando Jéssica googlea el “arte-terapia”), el que sea. Pues, “El esclavo sabe muchas cosas, pero lo que sabe más todavía es qué quiere el amo, aunque este no lo sepa, lo que suele suceder, porque de otro modo no sería un amo.” [4]

Del lado del amo, precisamente, lo que aparece es la castración, porque no es quien hace el trabajo sino quien funciona en un lugar, pero fuera de ese sitio no tiene la más mínima potencia.

Esta característica se puede localizar también en la figura del padre que el film propone. Ya que en ambas familias el padre aparece como ausente, carente, débil; al cual, sin embargo, los suyos se encargan de sostener. Es decir, un padre que aparece más bien como herramienta, como una ficción reguladora. Y en este punto se torna característico de la época, una época que ya Lacan anticipaba en su última enseñanza, al decir que entramos en “una clínica donde el Nombre del Padre es una suplencia entre otras, es la modalidad estándar y también la forma más lograda de suplencia frente al real de la no relación sexual”.[5]

Sin embargo, la película en su desenlace va por más y nos muestra como toda ficción puede dejar de funcionar… cuando parecía que ambas familias se habían armado la novela, aparecen unos/otros parásitos que habitan en las profundidades más oscuras. Allí donde hay la caída del significante del padre, aparecen modos de gozar que se presentan más locos, deslocalizados, sin articulación con la barrera de la ley.  Y sobre este punto, por último, me resulta interesante como en la película lo que se juega no es la ley del padre simbólico, sino más bien el “no pasarse de la raya”, de una dimensión más imaginaria, también característica del mundo contemporáneo. Los Park, no están dispuestos a ver (ni a oler) a los parásitos de su casa: que se coman su comida, que manden señales de luz, pero que se escondan bajo la mesa o bajo la superficie.

 

 

[1] Los comentarios de las películas se fueron publicando en la fanpage de Cine debate desde el mes de septiembre hasta diciembre de 2020. https://www.facebook.com/CinedebateCIDSL

 

[2] Freud, A, y Burlingham, D. (1956) Los niños y la guerra. Ed Horme. Buenos Aires

[3] Hay varias referencias de Lacan y Miller al respecto, sobre todo en el curso Extimidad, de este último. He trabajado este tema también en “¿Y si el goce del Otro fuera el Suyo?” en Lacaniana nº 21 y “El odio oído” en La libertad de la pluma nº 3 http://lalibertaddepluma.org/gaston-cottino-elodio/

 

[4] Lacan, J. (1969/1970), El Seminario 17, “El reverso del psicoanálisis”, Editorial Paidós

[5] Alejandra Breglia (2014), “El padre síntoma como invención de cada sujeto”, en Virtualia, http://www.revistavirtualia.com/articulos/191/limites-y-dificultades-en-la-practica/el-padre-sintoma-como-invencion-de-cada-sujeto

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