«El goce sexual femenino permite captar que el cuerpo mismo se convierte en un “fuera de cuerpo”. Nos resulta interesante la apreciación de Jaques- Alain Miller cuando señala que en ella el goce está contenido en el cuerpo propio, salvo que ese cuerpo es otro para el sujeto. Un cuerpo fuera de sí sujeto a cierto número de fenómenos de apertura y de ilimitación.
La cuestión de la alteridad de la mujer, implica ser otra, incluso para ella misma. Si las mujeres encarnan la diferencia en cuanto tal, eso les deja un vacío esencial que las puede hacer muy dependientes del fantasma del hombre. Es un vacío que precisa del amor, y el amor precisa las palabras, aunque no se sepa lo que se quiere. Pero sí que se desean palabras.
A las mujeres, por lo general, les gusta hablar y que las escuchen, por supuesto. Muchas mujeres son muy hábiles para detectar en el rostro de su partenaire la cara de “estoy pensando en otra cosa”, algo bastante masculino por cierto. Los hombres llenan su vacío con pensamientos, más si son un poco obsesivos.
A las mujeres les encanta que los hombres les hablen. Un analizante muy apasionado por su mujer, se quejaba de que antes de ir al dormitorio había que pasar por el living. Para charlar. Hasta que un día advirtió que podía “agarrarla” por sorpresa en el camino al living.Un modo de “living” que duró sólo un tiempo.
Decimos que el hombre, el lado izquierdo de las fórmulas de la sexuación, busca su objeto fetichista, silencioso y constante, inerte, un elemento capaz de encontrarse como Uno en los distintos partenaires. El objeto en la mujer es otro, el objeto de la mujer es el Otro que no es Uno y que fundamentalmente es parlante.
Puede ser una carta, un chat, watsapp, to go…Del lado mujer lo que dice el Otro es tanto una exigencia que concierne al objeto, como una queja con respecto a lo que el Otro dice. O no dice.
El fantasma vale paar los dos sexos, pero tiene más peso para el hombre en tanto parecido a sí mismo y como ya dijimos, mudo. Para la mujer el Otro del deseo tiene que hablar para que el sujeto pueda reconocer su objeto.”(…)
Fragmento extraído de “ El parletre entre el goce de la palabra y el goce del cuerpo” de Ricardo D. Seldes, en REVISTA Lacaniana DE PSICOANALISIS. Publicación de la Escuela de la Orientación Lacaniana. Año X, número 19, noviembre de 2015. grama ediciones.