Dios, el Señor, lleva la cuenta; Con sus ojos que nunca descansan.
Comienzo este breve comentario festejando la inclusión de una película de este estilo –digamos, bastante gráfica- en un ciclo de cine que intenta poner a conversar al psicoanálisis con otros discursos. Por supuesto, hay allí una dificultad: ¿cómo salir de nuestras parroquias, y a la vez, hacernos escuchar?
Una de esas formas, parece ser esta suerte de hermenéutica cinematográfica para imaginarizar alguno de nuestros conceptos. Una de las películas elegidas fue “Goodnight mommy” (Austria, 2014), la cual muestra, si la tomamos en general, las viscisitudes del Síndrome de Capgras o ilusión de sosías. ¿Qué nos dice esto? Nada, solo son nombres dados a padecimientos de índole psiquiátrica, en este caso, ver e interactuar con un mellizo imaginario o sentir extrañamiento hacia los familiares.
Pero el guión de esta película, incluso su montaje no son para nada ingenuos. Sumergen al espectador en una tensión y, principalmente, en una espera de sentido muy particular. Poco se va entendiendo, incluso el nombre del protagonista aparece cerca de la mitad. Pero me quiero centrar en algunos detalles que indican, a modo de señales, que estamos en un reino de irrealidad, o bien que se trata de aquella “desastre de lo imaginario (….) [producto] de la cascada de los retoques del significante [en este caso forcluido]”.[ Lacan, J. “De una cuestión preliminar a todo tratamiento de las psicosis” pp. 552.]
Hay un momento al principio y otro en la escena anterior a la escena final. Al principio, vemos como los niños juegan a perseguirse, se golpean, exploran, etcétera, pero hay un momento donde rebotan en una superficie extrañísima… ¿Qué es esa superficie? ¿Por qué se pone tan al frente esa imagen, ese sonido? ¿Podemos tomarlo como una indicación de irrealidad?
Al final, cuando se quema la casa, vemos una casa totalmente distinta a la que nos habíamos habituado. Aquel chalet solitario e hipermoderno, tan extrañamente decorada (¿hay allí hay otro indicador?) aparece como una casa más pequeña, distinta, rústica. Mientras el plano se pica, vemos bomberos que despliegan mangueras, y de repente… una mujer vestida de blanco sale por la puerta principal. Detalles, divinos detalles.
Para finalizar, en esta película hay una imaginarización fantástica del objeto mirada, en esta madre-monstruo que es una cabeza con mirada y boca; y en la escena donde puede ver este ojo sin cuerpo en el espejo del baño. La mirada persecutoria de la madre-monstruo emite mucho más de lo que dice, o bien su negativo, la madre-sin-vendas que parece ocultar varias cosas tras su mirada bondadosa
En fin, es una película que, seguramente, ofrecerá diversas lecturas vista a vista, desde su imagen, su guión y su montaje. Desde aquí aplaudo la decisión de la Comisión encargada de la selección y puesta en forma del Ciclo de cine del CID San Luis.
Lacan, J. “De una cuestión preliminar a todo tratamiento de las psicosis” pp. 552.
CID San Luis
IOM2