La forclusión del agujero en el autismo. Norma Sierra (Espacio de Investigación sobre Autismo)

La forclusión del agujero en el autismo

Norma Sierra

AP de la EOL y AMP – CID San Luis

 

Introducción

Este texto corresponde al trabajo realizado en una reunión del espacio de investigación sobre autismo que se realizó en el CID San Luis, en articulación con la Antena de San Luis del Observatorio sobre políticas del autismo de FAPOL durante el año 2020, en el cual se trabajó a partir del libro ¿Qué es el autismo? Infancia y psicoanálisis, de Silvia Elena Tendlarz y Patricio Alvarez Bayón. La quinta clase de este libro está dedicada a la forclusión del agujero, tema sobre el cual realizamos un recorrido teniendo también como referencias la bibliografía que se señala en las notas a pie de página de la presente reseña del trabajo de esta reunión de investigación.
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El cuerpo del parlêtre

Para abordar el cuerpo del parlêtre, término que da cuenta del sujeto más la sustancia gozante, Lacan usa, en distintos momentos, las figuras topológicas de la esfera, el toro y la botella de Klein.

El ser hablante, el cuerpo lo tiene o no lo tiene, pero no lo es, como sí podríamos decir del animal, que es su cuerpo, debido a que en él los registros imaginario y real se anudan naturalmente[i]. En el parlêtre, para llegar a tener un cuerpo, se deben anudar los registros real e imaginario con la intervención de lo simbólico, de un modo muy complejo.

En el Seminario 24, Lacan propone abordar el cuerpo del parlêtre a partir del toro; si fuera esférico tendría un interior y exterior totalmente delimitados. A diferencia de la esfera, el toro supone un interior que constituye una exterioridad interna, una extimidad.

“(…) nuestro cuerpo no participa de la topología de la esfera, como suele creerse, sino que es tórico. En general nos pensamos esféricos, y el estadio del espejo colabora en ello. La imagen unitaria que se adquiere por él, participa, digamos, de la ilusión esférica. Pero, lo que no se llega a ver, aunque es muy obvio, es que cuando ingerimos un alimento, no es claro que eso, lo que comemos, se dirija a un interior. Porque, lo que se llama tubo digestivo, que comienza en la boca y termina en el ano, constituye claramente una exterioridad, (…) una ‘extimidad’ (…). El cuerpo del parlêtre, del ser hablante, en este sentido, es tórico.”[ii]

 

                                                                                             Esfera y toro

El primer tiempo de la constitución del cuerpo corresponde a un primer corte producido en el toro por la intervención de la mirada materna y la constitución de una primera imagen especular unificadora. Para que se constituya esa primera unificación, algo es expulsado, se produce una primera extracción del objeto. En este primer tiempo se constituye el cuerpo tórico tipo esfínter, con una lógica interior-exterior.

 

En un segundo tiempo, la intervención del Nombre del Padre y su admisión simbólica, posibilita que se opere un segundo corte en el toro, “consistente en su autoperforación, que anula la posibilidad de reversión del mismo, ya que ahora el interior y el exterior se continúan, por lo que el jarrón del espejo plano es equivalente a la botella de Klein”[iii].

 

A partir de la admisión simbólica del Nombre del Padre opera la castración simbólica, posibilitando que “el objeto adquiera la consistencia lógica de una nada, perdiendo la consistencia imaginaria presente en el tiempo anterior. Es por esta torsión moebiana que el cuerpo se constituye como i(a), matema que da cuenta de la continuidad entre la imagen y lo real del cuerpo (…)”[iv]

En el caso del autismo, no opera el primer corte, la forclusión alcanza el primer tiempo por lo cual se podría decir que en el autismo no hay cuerpo.

Forclusión del agujero

El agujero solo puede concebirse si está provisto de un borde simbólico, por lo tanto, es necesario diferenciar entre vacío y agujero. El primero no tiene borde y el segundo sí, borde ubicado entre simbólico y real que es correlativo a la extracción del objeto a.

La extracción del objeto a consiste en la producción del agujero y el borde, cuyo efecto es una localización del vacío. Es un agujero real en lo simbólico, que luego se inscribe como falta en el Otro, como lo perdido, que inaugura la posibilidad de la dimensión del deseo. Este pasaje del agujero a la falta, es lo que inscribe la castración al simbolizar el agujero como –ϕ.

La diferencia entre agujero y falta nos permite hacer una diferenciación clínica en relación a la problemática del agujero y su producción para el autismo y la psicosis; o su inscripción como falta para la neurosis.

En la neurosis el agujero pasa al registro de la castración y el objeto está negativizado (–ϕ). El objeto queda enlazado simbólicamente y la pulsión hará su rodeo por el Otro para obtener la satisfacción.[v] Es lo que indica el esquema de la pulsión que Lacan propone en el Seminario 11:

 

Se organiza el circuito pulsional, el objeto se demanda al Otro y se constituye el fantasma que pone en relación al sujeto en tanto dividido, con el objeto a.

En el Seminario 10 Lacan introduce el objeto a como lo no especularizable, es la negativización del objeto como –ϕ, que funciona como velo de lo real y en el espejo aparece inscripto como falta.

En este sentido es que la castración es la anulación del goce, que será suplantado por el objeto a como “sustancia episódica” que se articula al Sujeto en el fantasma ($ <> a). El –ϕ sería ese goce que convendría a la relación sexual, pero que no existe. Se inscribe como falta en la neurosis, pero es el goce que no existe.[vi]

La negativización del goce que se opera por la castración, hace posible la circulación del deseo entre el sujeto y el campo del Otro en la neurosis.

Por otro lado, psicosis y autismo se diferencian según el agujero esté o no constituido.

En la psicosis hay agujero, es decir que se ha producido una localización de lo inasimilable, hay objeto a, pero no es un objeto que se demanda al Otro. En el texto “Breve discurso a los psiquiatras” (1967), Lacan dice que el psicótico “tiene su causa en el bolsillo”, esto quiere decir que el objeto a no pasa al campo del Otro. Es porque el psicótico tiene el objeto a disponible que no lo demanda al Otro, y agrega Lacan, “es por eso que es un loco”. “No hay funcionamiento del fantasma que obliga a realizar la búsqueda deseante en el campo del Otro.”[vii]

Se constituye el agujero de lo inasimilable para lo simbólico, se recorta el objeto a, pero no se lo extrae, no pasa por la castración que implica la negativización del objeto e inscripción de la falta. El objeto a, por lo tanto, queda positivizado. Un ejemplo de este mecanismo es el objeto en la alucinación psicótica.

Al no simbolizarse el agujero, al no inscribirse como falta, la extracción del objeto a no se cumple de manera estable. En la estabilización psicótica el objeto sí puede pasar al campo del Otro, pero no de manera estable, por lo cual en el análisis hay que realizar operaciones para que el objeto pase del bolsillo al Otro.

El psicótico tiene que inventarse un objeto externo al cuerpo para que cumpla en cierto modo esta función de objeto extraído y se arme su cuerpo.

Otro modo de no extracción del objeto a es la del autismo, en el cual el agujero es forcluido.

La extracción del objeto a consiste en la producción de un agujero en lo simbólico, que conlleva un borde. La noción de agujero es solidaria a la de borde, al no disponer el autista de borde, en su lugar crea el encapsulamiento, que le permite hacerlo funcionar como una neo-barrera corporal en la que queda encerrado.

Las consecuencias clínicas de la forclusión del agujero son:

  • Intento de producir un agujero real. Por ejemplo, por la automutilación, como un intento de encontrar una salida al demasiado de goce que invade su cuerpo.
  • Encapsulamiento autista
  • Relación con el doble
  • Producción del objeto autista
  • Los sujetos autistas viven inmersos en lo real, en una dimensión donde nada falta porque no hay agujero. Viven experiencias de vacío al no haber agujero ni falta

En la neurosis, se señaló que el agujero pasa por la castración y se constituye como falta. En la automutilación, el proceso es a la inversa, por la castración real se intenta producir el agujero, pero este no se simboliza, por lo tanto, es un intento siempre fallido.

Sin embargo, hay una necesidad de un orden simbólico que el autista intenta efectuar en lo real. Es la necesidad de producir una pérdida, una anulación del goce enforma, no agujereado, que se presenta como demasiado, como un goce inasimilable.

 

Goce de lalengua y forclusión

El goce inasimilable es efecto del impacto de lalengua sobre el cuerpo, disrupción de goce que se presenta como exceso, por producirse una efracción del goce homeostático en el que intenta permanecer el autista, por “una insondable decisión del ser”[viii].

Hay un rechazo del efecto de afecto que produce lalengua sobre el cuerpo.

Lo real está en más, y sobre éste se intenta crear un menos, pero no haciéndolo pasar a lo simbólico bajo la forma de una sustitución, sino como simbólico que se real-iza en lo real.

Nieves Soria propone considerar “el autismo como un rechazo radical de lalengua, apertrechándose el autista en una separación absoluta de toda alteridad, afirmándose como un sujeto absoluto –la S sin barrar que propone Lacan en algunas oportunidades como primer tiempo lógico en la constitución de la subjetividad-, imposible de ser afectado por el Otro.[ix]

Cuando sí hay consentimiento de la incidencia de lalengua y la interpretación del grito lo transforma en llamada, surge una primera versión de un Otro localizable que permite al niño entrar en la dialéctica de la demanda. El autista no consiente a ese efecto de afectación, de incidencia de lalengua, que transforma lo real por lo simbólico. Ante el rechazo de esta incidencia, lalengua seguirá estando, pero como puro ruido.

En el Seminario 20 Lacan va a decir que hay un goce de lalengua que no sirve para la comunicación, que no está en el campo del lenguaje. Lalengua como a-sistema, conjunto indiferenciado, del que se extrae un S1 como rasgo unario.

Se pregunta Lacan, ¿cómo extraer un S1 de lalengua?

El conjunto indiferenciado de lalengua está hecho de Unos entre otros Unos. No se trata del Uno de la diferencia radical, que sería cuando ya se constituyó el Uno como significante. Sino que, del Uno entre otros, indiferenciados, levanta el vuelo un S1 que es enjambre zumbante, essaim (es Uno, enjambre, zumbante). Del conjunto indiferenciado hay uno que se extrae, se recorta un S1 que no hace cadena, no hace dos, se trata del S1 en su estatuto de letra.  Hará cadena por la “elucubración del saber” que aporta el lenguaje como sistema de articulación S1-S2.

En “La tercera” Lacan responde a la pregunta del seminario 20, ¿cómo de lalengua alza uno el vuelo como letra?

La letra es el significante como unidad, elemento que se distingue del conjunto indiferenciado de lalengua, que Lacan compara con los granos de arena del desierto en donde no se distinguen uno de otro los S1 que la componen. Es por la extracción que surge la letra, y no por un proceso de impresión, de superposición.

La letra es lo que hace agujero y borde. Para esto Lacan diferencia entre frontera y litoral. La frontera es simbólica, se establece entre dos superficies equivalentes. En cambio, en el litoral no hay equivalencia de superficies, por ejemplo, entre tierra y agua no hay equivalencia, se puede producir un pasaje de uno al otro, pero es necesario atravesar una superficie. ¿Cómo es posible el pasaje de lo simbólico a lo real? Por la letra, por lo literal de la letra que dibuja el borde del agujero en el saber, lo cual nos remite al encuentro del S1 solo que se produce en el final del análisis.

Teniendo en cuenta este primer tiempo de constitución del sujeto, en el cual se ubica la forclusión del agujero, se pueden plantear dos clínicas en el autismo, una clínica de lalengua y una clínica de la letra.[x]

Si el sujeto está en el plano de lalengua (el ruido), la operación es extraer, recortar una letra, diferente al conjunto indiferenciado. Si lo que presenta es la perseveración de una letra como iteración, hay que producir algún agujereamiento, porque la perseveración ya es un trabajo sobre lalengua, pero que fracasa en su intento infructuoso de producir el agujero y el borde. En ambos casos el trabajo a hacer es ir en dirección al lenguaje, siempre a partir de las invenciones del mismo sujeto.

La marca que no se produce

Eric Laurent plantea que hay dos aspectos de la función de la letra, en tanto que ella hace agujero y objeto a.

 

 

La escritura permite señalar el lugar del goce. Lo primario es el goce de lalengua, la letra es “inscripción y huella de algo que es primario”[xi], es la acogida del goce en la letra, en la escritura.

En el Seminario 22 plantea Lacan que lo único que agujerea es la nominación simbólica, pero luego dice que la operación de agujerear puede también ser imaginaria y real. Es decir que no hay el agujero, sino que hay agujeros, en plural.

En un texto sobre la forclusión del agujero, Schejtman[xii] se pregunta cuál es el agujero que está afectado en la forclusión del agujero. Para responder a este interrogante remite a la “Respuesta a Marcel Ritter”, en la cual Lacan diferencia dos reales, lo no reconocido (Unerkannte) y el real pulsional.

Ritter pregunta a Lacan por la relación entre lo Unerkannte y el ombligo del sueño, esa madeja de pensamientos que no aportan más sentido al desciframiento, punto donde falla la condensación, punto de falla en la red.

El ombligo es el lugar por donde el sueño se asienta sobre un real (Unerkannte). Es el punto por donde el sueño toca lo real imposible de reconocer. Lacan responde que eso no reconocido no es lo real pulsional, y entonces diferencia dos reales, lo no reconocido y lo real pulsional, dos reales que comportan dos agujeros diferentes.

Lo real pulsional es lo que en la pulsión se reduce a la función del agujero, por lo que la pulsión está ligada a los agujeros corporales. La pulsión realiza su recorrido en torno al objeto a, objeto pulsional, extraído, recortado, del orificio corporal que constituye el agujero real de la zona erógena.

Lo que sucede a este nivel del agujero corporal hay que distinguirlo de lo que funciona en el inconsciente. El ombligo del sueño, respecto del cual se detiene el desciframiento, es lo que se conecta con lo no reconocido, con lo reprimido primordial. Lo no reconocido es un real que no es el real pulsional, es el real de la represión primaria.

Para diferenciar ambos agujeros: el real pulsional compromete el imaginario del cuerpo, el otro real, el de la represión primaria, pone en juego el agujero del inconsciente, que es simbólico. El agujero que corresponde al real pulsional está entre Real e Imaginario; el agujero que es el real del inconsciente está entre Simbólico y Real.

¿Qué es el agujero simbólico? Lo simbólico no tiene todos los significantes, es lo que Lacan escribe con su matema de Ⱥ. Lo simbólico está agujereado, por eso lo reprimido primordial es lo real de lo simbólico. De ese real, agujero de lo simbólico, dice Lacan, hay un estigma, una marca en lo simbólico, escrita como S(Ⱥ). El Otro está agujereado irremediablemente, y de esa falla hay una marca en el inconsciente. Esa falla en lo simbólico deja una huella, que al ser borrada se inscribe como marca significante, marca que constituye un borde topológico por el cual lo simbólico nomina lo real.

Ese borde es lo que falta en el autismo porque no se produce el borramiento que haría de la marca, significante. No es que el Otro no esté tachado, porque el Otro está irremediablemente fallado, pero en el autismo no hay la marca de esa falla en el inconsciente, para que esto se inscriba el Uno tiene que pasar al significante, como se señaló anteriormente, al diferenciar lalengua, letra y lenguaje.

En el Otro hay un vacío, pero en el autismo no está la marca que puede hacer del vacío un agujero. Es ahí que Laurent ubica la forclusión del agujero, en esa marca que no se produce. Si no hay una marca de esa falla simbólica, el orificio no se cierra y el vacío no se localiza. La particularidad del autismo es que el agujero no queda anudado, sino clausurado.

Para volver a la pregunta de cuál es el agujero sobre el que recae la forclusión en el autismo, es necesaria la analogía que hay entre el agujero del inconsciente y el agujero pulsional.

En el Seminario 23, Lacan define a la pulsión como el “eco en el cuerpo del hecho de que hay un decir”[xiii]. La pulsión es un efecto del decir que traumatiza. Hay primero un encuentro traumático con el decir en tanto imposible de decir. Es el eco de la desnaturalización por el trauma de lalengua que afecta al cuerpo. Luego hay una retroacción de la pulsión sobre el significante de la falta del Otro como lo ubica en el piso superior del grafo. La pulsión en esa retroacción, tapona el agujero del Otro por una positivización, de intrusión de goce pulsional en el agujero, lo cual constituye la formación del fantasma. Esta operación queda impedida en el autismo, por lo cual la forclusión del agujero supone la afectación de los dos agujeros, simbólico y real.[xiv]

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El agujero del inconsciente es un margen, es el significante de la falta del Otro que introduce el margen, el borde sobre el que se apoya la posibilidad de la escritura. En el autismo falta ese borde que introduce el S(Ⱥ), clave de la forclusión del agujero. Por esto es que Schejtman dice que no es que el Otro no esté tachado, “pero falta el borde que hace de ese vacío agujero, porque un agujero tiene que tener un borde, tiene que haber ese margen que es esa traza que se localiza como ombligo del sueño: el significante de la falta del Otro”.[xv]

La producción del agujero pulsional, la constitución de su borde, depende de que haya un decir, que haya acontecimiento en el cuerpo, que lalengua que traumatiza produzca una afectación de goce en el cuerpo y que alce el vuelo un S(Ⱥ) que escriba un borde simbólico, constituyendo el agujero real en lo simbólico.

Si de la falla del Otro no queda marca, no se produce el eco corporal de la pulsión como agujero pulsional, “eco corporal de que hay un decir”. Si no hay “un” decir, el tour de la pulsión no se organiza (no se produce la extracción del objeto a, ni el borde de la zona erógena por lo cual el objeto puede ser demandado al Otro).

Para relacionar la forclusión con ambos agujeros, el de la represión primaria y el pulsional, es importante remitirse a la conceptualización que da Lacan sobre la articulación pulsión e inconsciente, al plantear que la pulsión como fuerza constante alcanza su satisfacción, no en los objetos como lo hace el instinto, sino en su recorrido, abierto por el borde pulsional trazado cuando los orificios corporales se vinculan “con la apertura-cierre de la hiancia del inconsciente”[xvi].

Como conclusión se podría decir que en el autismo hay una relación con la Otredad de lalengua, pero que no hace agujero.

Si no se inscribe S(Ⱥ), y solo hay Ⱥ, se desnaturaliza el instinto, lalengua traumatiza pero “no terminan de producirse sus consecuencias”[xvii]. En relación a la forclusión autística, el problema es que no se opera el cierre del agujero por efecto de la marca que produce un borde, y al no haber agujero se dificulta la economía del goce, el tour pulsional. Esto no quiere decir que no haya cierta loca[xviii]lización de los objetos pulsionales (aunque esta sea por ejemplo en la clausura del agujero que se mencionó con anterioridad); cierta organización corporal, que hay que cotejar en el caso por caso, cuál es el modo singular que cada sujeto inventa para armar su cuerpo aún sin disponer de lo especular; y una relación con el lenguaje, en muchos autistas, por medio de lo que podría funcionar como una lengua código. También los esfuerzos del autista para producir un neo borde por el encapsulamiento, y la iteración como intento de inscribir una marca y localizar un interior.

Notas

[i] Soria, N. (2016). “Yo, cuerpo y realidad en las neurosis y psicosis”.

[ii] Schejtman, F. (2014). “¿Qué es un agujero?”, en Estudios sobre el autismo, p. 75. Editorial Diva, Buenos Aires.

[iii] Soria, Nieves. “Topología de superficies”.

[iv] Ídem

[v] Tendrlarz, S., Alvarez, P. (2013). ¿Qué es el autismo? Infancia y psicoanálisis, p. 62. Grama, Buenos Aires.

[vi] Miller, J.-A. (2008). El partenaire síntoma, p. 29. Paidós, Buenos Aires.

[vii] Ídem, p. 69

[viii] Lacan, J.: «Acerca de la causalidad psíquica», en Escritos 1, Siglo XXI, México, 1984, p. 168

[ix] Soria, N. Yo, cuerpo y realidad en la neurosis y psicosis.

[x] Alvarez, P. (2019). Clase de la Maestría en clínica psicoanalítica de la UNSAM.

[xi] Laurent, E. (2002). “La carta robada y el vuelo sobre la letra”, en Síntoma y nominación, p. 153. Colección Diva, Buenos Aires.

[xii] Ídem 2

[xiii] Lacan, J., El Seminario, Libro 23, El sinthome, Paidós, Bs. As., 2008, p.18.

[xiv] Ídem 10, p. 87

[xv] Ídem 10, p. 87

[xvi] Lacan, J. (1964). El seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, p. 207. Paidós, Buenos Aires.

[xvii] Seijas, R. (2020). Trauma de lalengua en el autismo: agujero y Uno… también, en http://www.eol.org.ar/template.asp?Sec=jornadas&SubSec=conversacion_2020&File=conversacion_2020/la-serie-lo-serio/troumanos/ricardo-seijas.html

[xviii]

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