SCA 4ta Clase gral, «La madre y la mujer», a cargo de Ernesto Derezensky

Seminario Clínico Anual. 2023. 4ta° Clase General, “La madre y la mujer” a cargo de Ernesto Derezensky. (Analista miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis)

En esta oportunidad Ernesto nos acompaña en el recorrido del Seminario IV. Comienza la clase comentando que éstos textos forman parte de la primera enseñanza de Lacan, a los cuales podríamos ubicar en un momento de retorno a Freud. Lacan se propone demostrar la necesidad y la utilidad del análisis estructural.

Ernesto marca lo paradójico del título de este Seminario: “La relación de objeto”, ya que no es un título que remita a Freud, sino que hace referencia a una corriente, dentro del psicoanálisis, que se identificaba con este sintagma: la relación de objeto. Lacan pone distancia respecto a esa corriente y toma tres textos fundamentales de Freud: “Pegan a un niño”, “La joven homosexual” y el caso “Dora”.

Los dos primeros textos de Freud son cronológicos y Ernesto los pone en contexto con lo que vivía Freud en esos años y nos dice: “Nada de la experiencia del psicoanálisis se puede separar de quien es el practicante, de quien es el agente de esa experiencia”. De este modo marca la subjetivación de la experiencia en el psicoanálisis y nos anima a reinventar el psicoanálisis todo el tiempo, sin imitaciones.

Ernesto no nos brinda un resumen de las lecturas, sino que nos transmite sus intereses y sus preguntas respecto a su práctica, y desde allí poder pensar los textos.

En 1918 Freud comenzaba el análisis de su hija Ana y en 1922, Ana Freud presenta un artículo en la Sociedad Psicoanalítica de Viena, que denominó “Relación entre las fantasías de flagelación y un sueño diurno”. Nos dice Ernesto que dicho artículo es una suerte de testimonio de su fantasma de “Pegan a un niño”.

Freud en “Pegan a un niño”, había presentado el material de seis casos, de seis pacientes, cuatro mujeres y dos varones, los cuales trabaja en ese texto. Uno de esos casos es el de su hija Ana.

En 1918 Freud escribe “El tabú de la virginidad” y en octubre del mismo año comienza el análisis de Ana. En febrero de 1919 Freud recibe a los padres de la joven homosexual y seis meses después decide comunicarles a los padres de la joven y a la paciente que no continuará el análisis. Freud interrumpe el trabajo y nombra a esta experiencia como una “observación”, ya que no se ha constituido como un caso. Freud termina con la joven indicándoles que, si quiere analizarse, lo haga con una mujer.

En 1921, luego de tres años de analizar a su hija, Freud invita a Lou-Andrea Salomé a Viena, para que Ana tuviera una interlocutora, para que hablara con Ana.

A partir de esta contextualización, Ernesto nos define dos columnas vertebrales que sostienen la lectura del Seminario IV: una es la mujer, la madre y el falo; y por otro lado, el estatuto del objeto y las distintas maneras en que se pone en juego, en el psicoanálisis, la falta de objeto.

En relación al primer punto, Ernesto nos propone pensarlo junto al texto “La significación del falo”, en donde el falo no es tratado como objeto, como en el Seminario IV, sino como un significante del deseo. Esto ha motivado el título de la clase: “La mujer y la madre”, dejando al falo por fuera.

En los Escritos, Lacan se da cuenta que es más operatorio, el tomar al falo como significante que como objeto, nos puntúa Derezensky. Lo cual permitirá distinguir los dos niveles de la demanda: la demanda articulada a una necesidad y la demanda de amor.

En esta clase, Ernesto nos presenta tres casos de su práctica, los cuales nos ayudan a pensar algunos conceptos teóricos como con: la ecuación pene-niño, ser madre y la feminidad, el deseo de un hijo para una mujer y el deseo de un hijo para un hombre. El caso de la joven homosexual nos enseña la importancia que para ella tiene el amor y la decepción en el amor, que para ella esa pérdida es tan grande que es una pérdida castratoria. Ernesto nos señala una lectura entre líneas: que hay un más allá de la decepción amorosa.

Derezensky nos apunta un texto de Lacan: “Dos notas sobre el niño” (o “Nota sobre el niño” de 1969, Otros Escritos) donde se especifican dos lugares para el niño: el niño ubicado como objeto del fantasma de la madre y el niño ubicado como síntoma de la pareja parental. Y luego señala como fuerte indicación clínica la importancia de que el niño no sature la falta, no tapone la falta, sino que divida, que pueda introducir la división, que es fundamental; que además de ser madre pueda ser mujer. Nos dice: ¡el niño debe dividir!, que de esta manera la madre pueda desear alguna otra cosa más allá del niño.

También nos advierte que la maternidad, el querer ser madre, puede ser el mayor rechazo de la feminidad. El elogio de la maternidad puede ser el rechazo más violento de lo que entendemos como posición femenina. Por eso es necesario poner esas “ganas de ser madre” en la rueda del análisis.

“Los analistas pintamos el cuadro estando dentro del cuadro”.

Ernesto nos da una clave para poder leer la pareja que arma Lacan en el Seminario IV entre la joven homosexual y Dora. Nos dice que la clave para leer esta pareja es la transferencia. Son dos casos diferentes en los que la transferencia fracasa, de modo distinto, pero en los dos fracasa.

Dos textos nos permitirán continuar con el tema de la mujer y la madre:

    • “Tecno-maternidades, de Dominique Laurent. PIPOL X.
    • A. Miller, El niño entre la mujer y la madre. Virtualia. (o Carretel Julio 1998)

A partir de la Procreación Medicamente Asistida, el deseo de tener un hijo, se emancipa (de la necesidad del cuerpo del padre) y deviene como objeto de una experiencia femenina. El deseo de maternidad puede liberarse de toda relación con el otro sexo.

Ernesto nos advierte de lo catastrófico que puede llegar a ser que la madre se quede a solas con su producto. Es necesario que haya alguna instancia que interfiera en la relación de la madre con su producto. Sino aparece la idea de reintroducir su producto.

La demanda de un hijo nunca debe ser idéntica al deseo de un hijo.

Lacan, en “La Familia” de 1938 visualiza el fin del patriarcado. ¿Surge la pregunta sobre cómo pensar la “filiación”? Para el psicoanálisis la filiación no se agota ni en la concepción, ni en el nacimiento, ni en la familia. Se trataría más bien de darle un lugar simbólico a ese niño por venir. Que estaría en relación con el “hacerse hijo de alguien”. Esto abre varias preguntas: ¿cómo se va a armar su filiación ese niño? ¿Qué va a haber además del deseo ilimitado de la madre?

Para hablar de perversión hay que salir del eje del objeto, de la elección de objeto. La orientación está dada por la modalidad de retorno del goce. Es lo que permitirá darse cuenta si se está en el eje de la neurosis, de la psicosis o de la perversión. En el caso de la joven homosexual veremos que no es una joven perversa. A partir de los ´80, en el DSM se borra a la homosexualidad de la categoría de enfermedades, de la patología.

Nos dice Ernesto: no hay nada más difícil que regular el modo de goce. Ecuación pene-hijo. En casos de infanticidio, de maltrato, de abandono o en cuidados maternos asfixiantes, angustiantes se presenta “lo sin límite”.

Desde el psicoanálisis, es importante localizar “lo sin límite” y ver cómo se opera con eso. Se trata de que las madres no se queden solas con su producto; algo debe hacer de “interdicción”, de freno; es necesario que algo suceda a través de la palabra, algo tiene que entrar a través de la palabra. Introducir algo de buena lógica para entender qué es lo que está en juego.

La ecuación pene-niño interviene hoy en nuestra práctica, es bajo la forma de que el deseo de tener un hijo, se emancipa como tal, y deviene objeto de una exigencia femenina y de un deseo de maternidad que ahora puede liberarse de una relación al otro sexo. Ese es el desafío de nuestra actualidad.

30 de junio de 2023.

Reseña Mariana Anzorena – CID San Luis

 

Gracias al Hospital Escuela de Salud Mental (San Luis) por recibirnos.

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