kemekieredecirlacan
Reseña de la Segunda Clase Inaugural del Seminario Clínico del CID San Luis 2021 a cargo de Sohar Ruiz
El sábado 10 de abril de este agitado 2021, se llevó a cabo la segunda clase del Seminario Clínico anual del IOM Cid San Luis. Estuvo a cargo de Sohar Ruiz, en base a la clase 2 “El hombre y la mujer” del Seminario 18 “De un discurso que no fuera del semblante” de Jacques Lacan.
Este encuentro, estuvo marcado por las preguntas que nos produce la lectura. Nuestras preguntas e interrogantes comienzan ya desde el título enigmático de la clase: kemekieredecirlacan. Es por esta circulación de preguntas que aparecen como un modo de acercarse a la lectura, que decidí reseñar a partir de las mismas y puntuar algunos ensayos de respuestas que surgieron a lo largo de la clase:
¿Qué quiere decir Kemekieredecirlacan?
Sohar Ruiz considera que puede establecerse una diferencia entre leer (y repetir) a Lacan, y pensar lo que nos quiere decir. Se puede diferenciar entre lo que dice y repetirlo como una cita o, preguntarnos qué es lo que nos plantea en su enseñanza. Es así que nos invita a quedarnos en esta segunda posición para abordar este seminario, quizás sea una posición más difícil pero seguramente más rica. Se trata de hacer un esfuerzo para puntualizar lo que quiere decir Lacan. También se agrega que, en este título y en el comienzo de la clase 2 del seminario 18, ¿hay una referencia a che vuoi? Referencia clínica ya que es una pregunta que se suscita en el inicio de un análisis por parte del analizante, dirigida al analista. Eso se responde de una manera fantasmática por parte del analizante y, agrega Sohar, también por parte del analista. Lacan nos advierte que él en su enseñanza, no está como analista para quien lo escucha, sino que está como analizante, del lado de quien pregunta. El docente, arriesga que Lacan, en esta clase, nos quiere decir que no hay relación sexual. Es una introducción que hace Lacan y que irá desarrollando en las clases siguientes y es en esta clase que podemos ubicar la no relación sexual a partir de la noción de semblante y su relación con la verdad y lo real.
¿Qué antecedentes podemos tomar para guiarnos en la lectura de esta clase?
Podemos tomar los desarrollos del Seminario 17, en relación a los cuatro discursos, puntualmente el lugar del agente (donde se ubicará el semblante) y el lugar de la verdad. En la primera clase del Seminario 18, se da cuenta que estos discursos implican al semblante. Teniendo presente que la cuestión está entre semblante, verdad y real, podemos leer el hecho de que al final del Seminario 17 se plantee la cuestión de la vergüenza como una reorientación de Lacan de no quedarnos en el plano de los discursos, sino que hay que retomar el camino por lo real. Es así también, que en la primera clase del Seminario 18, Lacan propone investigar un discurso de lo real. Aníbal Leserre quien nos guió en su lectura, se preguntó si lo que no se puede decir se puede escribir, y esto lo podemos tomar como una orientación para la lectura en lo que resta del Seminario.
Nos topamos con los conceptos discurso, semblante, verdad y real. ¿Qué articulación posible podemos armar? Insiste la pregunta, ¿se podrá escribir lo que no se puede decir?
Por un lado, hay una cuestión a despejar entre semblante y verdad: hay coordinación entre ambos, no hay contradicción entre verdad y semblante. La continuidad entre semblante y verdad se justifica porque se habla, y esto se articula en los discursos. Esto nos permitirá abordar hacia el final de la clase otra cuestión, que es la relación del semblante con las posiciones sexuadas. ¿Cómo se ubica el semblante con la cuestión de la sexualidad, con lo que es ser un hombre y una mujer? Sohar siguiendo a Miller en “La naturaleza de los semblantes” dice que el semblante nos introduce a la última enseñanza(1). Queda como un concepto mediador, si se quiere, entre la primera enseñanza y la última, para ubicar los lugares de los tres registros. Hay que recordar también que es la última enseñanza donde encontramos las fórmulas de la sexuación, quizás podemos leer entonces esta clase a partir de esta clave, la noción de semblante como introducción a la no relación sexual y a lo que luego será su desarrollo más formalizado.
¿Cómo leer la cuestión de que el síntoma habla?
Lacan en el Seminario 18 compara a Freud y a Marx, los ubica como revolucionarios ya que ambos convirtieron hechos en síntomas. Se ubica en ambos que el síntoma dice algo, habla y hay que saber escucharlo. El docente ubica que se puede leer entrelineas esta cuestión en el campo psicoanalítico, cuando Lacan ubica que la escucha del inconsciente implica que surja el relieve del plus de gozar. Esto además introduce la cuestión del discurso científico, se dice que a la ciencia no le importa la verdad, solo le importa lo que se escribe. La ciencia no habla, solo escribe. A diferencia de la ciencia, en el campo del psicoanálisis se escribe y se habla, pero no se busca escribir. Si se escribe, se escribe disruptivamente. Esto es otra manera de pensar la verdad (coordinada con el semblante) y lo real. Hay que tener en cuenta que la verdad se mediodice y eso es una invitación a la interpretación del analista. Es desde esa operación que se podrá escribir algo. El psicoanálisis entre verdad y real se ocupa de lo real. Para pensar el semblante del lado de la verdad, Sohar propone que la frase dicha por Lacan en Televisión “yo la verdad hablo”, puede oficiar de nexo entre la verdad como mediodicho que aspira a lo real. La verdad tiene estructura de ficción, es metafórica, es no toda, y es en este sentido que se manifiesta en el campo del semblante, y desde allí es que se puede pensar su articulación con lo real. Para continuar con esta cuestión se puede sumar lo planteado en la clase en relación al nominalismo: Lacan no desconoce que el discurso tiene una referencia, pero no son los objetos, hay una diferencia entre real y realidad y lo real no es lo que se nombra. Lo real es la perforación del semblante, lo real está en el filo del discurso. La ciencia escribe en lo real sin hablar, pero eso habla, lo real es disruptivo es ruptura del semblante y es vía la escritura que se aspira a lo real.
¿Qué lugar queda para el fantasma en estas cuestiones?
En el apartado 2 de la clase, Lacan hace una referencia al fantasma situando que es algo que resiste, que no es permeable a todos los sentidos y que es consecuencia de nuestro discurso. Surge la pregunta de cómo pensar fantasma y semblante a la cual responde Aníbal que el fantasma se sirve de los semblantes, pero ese servicio no agota al fantasma, el fantasma resiste. El fantasma como algo que resiste y que es permeable a los discursos, será una cuestión para seguir pensando ya que despierta otras preguntas: ¿Es posible una escritura del fantasma? ¿De qué manera el trabajo sobre el fantasma implica al discurso analítico en tanto revés del discurso del amo? Si el discurso analítico es el envés del discurso del amo, ¿es también entonces el envés del fantasma?
Entonces, ¿Qué nos quiere decir?
Llegamos a la cuestión de la no relación sexual, a partir de lo revolucionario de Freud, su descubrimiento: la significación de todo discurso es sexual.
Surgieron varias preguntas en torno a las identidades sexuales, la violencia de género, temas actuales que se pueden relacionar con lo que dice Lacan respecto a qué es ser un hombre y una mujer. Se introduce la cuestión de la sexualidad y la diferencia con la sexualidad de los animales, sexualidad semafórica, dice Miller, ya que hay una coordinación allí entre semblante y sexualidad. Esto no es lo que le sucede al ser hablante, para el hombre es un problema el abordar a una mujer en la situación del cortejo. La no relación sexual que introduce el significante implica una desorientación, pero también implica la introducción de lo real en el cortejo, implica la introducción de lo real en el semblante. Para Lacan “el hombre es su relación con la mujer e inversamente” (p. 31)
En la clase se puntúa que las posiciones sexuadas son del orden del semblante porque están coordinadas por otro semblante que es el falo. Hay que tener en cuenta que las posiciones ser hombre o mujer es algo distinto a las identidades masculino y femenino, y es a partir de tener esto presente que podemos abrir el debate sobre género, sexualidad, identidad y autopercepción. Debemos considerar que es un tema a investigar y discutir dentro del campo freudiano y que, a esta altura de la enseñanza, Lacan aún no escribe las fórmulas de la sexuación. En este seminario Lacan aborda la cuestión a partir de la no relación sexual que remite a los semblantes de las posiciones sexuadas. Entonces, se empieza a articular la problemática del semblante cuando Lacan dice que la mujer para un hombre es la hora de la verdad, ella puede mostrar mejor que un hombre, ya que tiene una posición más suelta que él, que ese goce (fálico) puede desarticularse del semblante.
Se va planteando entonces, que el goce como tal es imposible, que siempre queda un resto y que el goce posible a esta altura de la enseñanza es el goce fálico posibilitado por la dimensión del semblante. La relación sexual está marcada por la castración, de esto se trata esta clase. Lacan señala “nadie conoce mejor que la mujer porque en esto ella es el Otro, lo antagónico del goce y semblante” (p. 34). Ser hombre, ser mujer es un problema de semblante. La posición de la mujer respecto de la coordinación entre semblante y el goce muestra que eso es nada más que una coordinación. Por eso representa para un hombre su hora de la verdad.
Se puntúa que las cuestiones de género e identificaciones van por el registro simbólico e imaginario y que el tema en realidad es lo real que queda por fuera. Se ubican las cuestiones de género como una cuestión discursiva de semblante y la pregunta nuestra es por lo real. Las posiciones sexuadas están en relación del goce fálico, podemos pensar que hay un comienzo de las escrituras de las fórmulas de la sexuación. En esta clase, Lacan avanza en esa escritura al plantear que hay algo que se juega en el campo de los semblantes y algo que no se juega ahí, en ese campo.
Notas
(1).- “Plantear que el significante es semblante es establecer una equivalencia entre lo simbólico y lo imaginario, es modificar el famoso ternario por una perspectiva que vuelve a estos dos registros equivalentes con respecto a lo real. (…) Desde que se introduce el goce, lo simbólico y lo imaginario se confunden: respecto de la naturaleza de la Cosa estos registros vienen a ser lo mismo. Por eso, la introducción de Lacan de la categoría de semblante es una escala en el camino del nudo borromeo. La perspectiva borromea permite ver como equivalentes los términos simbólico, imaginario y real” Miller, J. “La categoría de semblante” en La naturaleza de los semblantes. (pp 11-12).
Reseña: Fabiana Cañizares – IOM CID San Luis