Seminario Clínico – Marzo 2018.

El comienzo de la clase fue hacer un recorrido para fundamentar el tratamiento del cuerpo en la experiencia del análisis, sancionando la presencia decisiva y fundamental de éste en la práctica.

Ernesto condensó en su elaboración el viraje al que arriba Lacan respecto de ciertas nociones en su enseñanza como el cambio de estatuto del sujeto por el de parlêtre o “habla ser” proponiéndolo dotado de un cuerpo, para ser considerado un ser en la medida que habla. Para contar esa torsión, Derezensky transitó por el descentramiento que hubo de hacer Lacan para desprender al psicoanálisis de la psicología y la filosofía y hablar así del sujeto a partir de la falta en ser, postulando posteriormente el neologismo “parlêtre”.

Se sirve de la lógica matemática, la lingüística y la antropología cultural para orientar sus definiciones y fundamentar sus nuevas proposiciones. Podría pensarse que a modo de lenguas extranjeras las introduce para acompañar la elaboración del psicoanálisis lacaniano. Propone a su vez otro tipo de extranjeridad en la escucha en el encuentro con un analizante, invitando al no entendimiento para no obturar la práctica, que permitiría leer cómo el sujeto cifra los significantes que condensarían Goce en su funcionamiento.

Nos acerca la promoción de la categoría de parlêtre que hace Lacan para abordar los efectos que producirían los significantes en tanto afectos sobre el cuerpo y en particular la consideración del Goce que no encontraría un lugar ni un vínculo, sino la aparición a través de un desorden, a la manera de irrupción sobre el cuerpo. Esto que llevó a Lacan a poner en cuestión la teoría estructuralista que implicaba pensar en un conjunto de relaciones, para postular entre el sujeto y el Goce la No relación.

Otra distinción que nos acercó Derezensky fue la noción de Goce Uno, la cual hace necesario pensar al sujeto prescindiendo del Otro, que de una manera autística se encontraría solitario gozando de un cuerpo. Para ello habló de los síntomas que manifestarían los sujetos, ubicando tres dimensiones clínicas distintas: el síntoma histérico, el síntoma de Una Mujer y el Sinthome del parlêtre. Jacques Lacan comenzará a considerar a partir de su última enseñanza al síntoma con consistencia de Goce y a articular allí la relación del síntoma y el cuerpo como acontecimiento.
Esto implicaría partir hacia el abordaje del cuerpo a través de los registros Real, Simbólico e Imaginario, ubicando aquellos acontecimientos discursivos que dejaron huellas y que producirían síntomas, esto es la puesta en forma que permitiría advertir su envoltura.

Tomando como referencia a J. A. Miller en torno a la noción de la interpretación en lo tocante al cuerpo, nos ilustró cómo la eficacia de la misma se verificaría retrospectivamente debido a lo incalculable del efecto del Goce sobre el cuerpo. Así, la interpretación apuntaría a un decir que se haga escuchar para producir un acontecimiento, para llegar a las tripas. Acontecimiento que estaría presto a ser sancionado por un sujeto que pueda leer allí este decir que se construiría en la experiencia misma del análisis.

Agradecemos la presencia y transmisión de nuestro  estimado director, Ernesto Derezensky,  no sin agregar la puesta en marcha de trabajo a la que nos anima cada vez.

María Fernanda Manrique

CID San Luis

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