(…) «En términos de Lacan, nuestros días parecen vivir en lo imaginario » como si» lo simbólico no existiera. Es el mundo de las imágenes tomadas como lo real en sí, como si eso fuese posible, como si ellas no nos fueran presentadas dentro de un enredo, por mínimo que sea, que oriente su aprehensión.
Este mundo de las certezas inmediatas obtenidas por esa cuasi forclusión del enredo, de los contextos y de las ideologías, impera sobre el tiempo lineal de las narrativas y sus certezas conquistadas.
(…) el psicoanálisis no para de demostrar cómo una imagen (en un sueño por ejemplo) siempre puede ser tomada en un juego de decir, en una estructura significante. En este caso, como nudo de un análisis, ella podrá venir a decir mucho más de lo que indica. Incluso señalar lo que no dice, abriéndonos a la dimensión del enigma.» (…)
Fragmento extraído del texto de Marcus André Vieira «Imágenes del cuerpo: del fantasma al sinthoma, en RESONANCIAS 3, Revista de Psicoanálisis del Nuevo Cuyo. 2016, grama ediciones.
