El XI Congreso de la AMP: “Las psicosis ordinarias y las otras bajo transferencia” se desarrolló en las jornadas del 2 al 6 de abril en la bellísima ciudad de Barcelona.
Cerca de 2200 participantes de las diferentes Escuelas de la AMP son la muestra de lo convocante del tema elegido, así como de la vitalidad del discurso analítico, que intenta atrapar algo del malestar subjetivo en la época de evaporación del padre.
Si tengo que subrayar algunas cuestiones de lo allí vivido empezaría con la excelente organización de los colegas españoles, seguiría con el clima festivo y de trabajo que se percibía, y culminaría con el trasfondo de una ciudad que alargaba los encuentros.
La conferencia de E. Laurent fue para mi la pieza clave de esos días. Se podía escuchar tras bambalinas la idea freudiana de no avanzar con el tratamiento de la psicosis ya que éstos no producen transferencia. Allí se paró Laurent para ubicar que es sobre el concepto de transferencia donde hay que bascular la psicosis ordinaria (el texto completo de la misma se encuentra en: http://www.hebdo-blog.fr/disruption-de-jouissance-folies-transfer).
El grado de locura que habita en cada uno se mostró en las mesas del pase, y la jornada clínica fue el momento de esfuerzo por formalizar lo que ya se viene haciendo: el trabajo de numerosos practicantes por orientarse en el momento de la caída de los grandes cuadros psicopatológicos y el ascenso de las locuras cotidianas, junto a los arreglos singulares que cada sujeto logra.
Ello implica siempre una posición analítica de prudencia y verificación.
También se constató que la noción de psicosis ordinaria no es homogénea, y que intentar homogeneizarla es debilidad mental (cf. E. Vaschetto: http://www.radiolacan.com/fr/topic/1160/3).
Hubo dos momentos dedicados a la creación artística. Uno que tuvo por eje a Joan Miró y otro donde se presentó una audición musical que ponía en escena la cuerda y la voz.
Todo el Congreso se erigió a la sombra de la reciente perdida de Judith Miller, la que fue recordada en su justo lugar de difusora de la enseñanza de su padre y de su interés porque se lo leyera.
Mención especial y apostilla del Congreso que deja una marca personal: el encuentro con más de 50 colegas de la región del Nuevo Cuyo. Presencia viva de algo que pasa en nuestras tierras.
Jorge R. Rodríguez